sábado, 26 de marzo de 2011

OTRA VEZ EN GUERRA

Pues sí, otra vez estamos en guerra. Estar en guerra, ¿recuerdan? Es esa situación en la que un bando y sus amigos matan y arrasan cuando y como pueden a los del otro, y los otros y sus amigos matan y arrasan cuando y como pueden a los de éste, mediando siempre un sinfín de víctimas inocentes.
Zapatero se distancia del ardor guerrero de Aznar sobre Iraq diciendo que en esta ocasión hay un acuerdo de la ONU y el peligro es real, no inventado. Y sin duda ambas cosas son ciertas, y al parecer suficientes para el líder socialista; aunque la cosa es si realmente esos motivos bastan de verdad por sí solos y son moralmente aceptables.
Una de las razones que ha dado la ONU para apoyar la guerra y causar este terrible daño sobre personas y cosas en un país, es que Libia no ha obedecido sus Resoluciones. Bien, podría ser una buena razón, pero algo nos dice que suena más bien a excusa o coartada. Israel debe tener un hangar para ir guardando las resoluciones de la ONU que viola. Con ese criterio, no habría una piedra más alta que otra por la zona. Se podría hablar también de la extraordinaria democracia del rey marroquí y el higiénico uso que se comenta que hace del papel de las resoluciones por violación de derechos del pueblo saharaui.  Visto lo visto, parece que no es una razón honesta la que esgrime. Más bien parece que unos son amigos y el otro no. Punto. Y cuando el otro era amigo, tampoco importaba otra segunda excusa utilizada: Los Derechos Humanos. ¿Qué tal los Derechos Humanos libios hasta hace cuatro días, o los de esos países árabes tan amigos donde las mujeres no pueden conducir, estudiar… etc por poner sólo un mínimo ejemplo? Esos donde la tortura es práctica habitual. ¿Contra ellos no hay resoluciones de guerra? Empezaron a ello mucho antes que el salvaje de Gadafi. ¡Ah bueno! Es que ellos se brindan a hacer negocietes con nosotros, sus amigos, y el otro hasta hace poco también… pero ya es otra cosa. A los dictadores (esos que se enriquecen y masacran a su pueblo), se les permite desde occidente campar a sus anchas y ser cuanto energúmenos quieran ser, siempre y cuando sean condescendientes con los negocios. Así han estado los Pinochet del mundo entero, contra los que sólo se actúa cuando estorban y para poner a otro que haga el mismo papel. Véase el rumbo “democrático” que ya apuntan en Egipto. Un disparate.
Sobre Libia se debía actuar, sí, pero no necesariamente arrasando y matando en una espiral que acaba siendo de ida y vuelta. Son muchas otras las maneras de impedir que continúen las matanzas, pero habría que tener voluntad, claro. Así para empezar, sería bueno no vender armas a esta gente (ni a nadie), pero
 claro, España tiene apenas un pellizco y últimamente “sólo” (Zapatero dixit) se ha embolsado 20 millones de euros por armas vendidas a Libia, para luego eso sí, quejarse de que las usa.
Una tras otra las razones y actuaciones no hacen sino confirmar una extraordinaria hipocresía, la misma en el fondo, que se usó en Iraq. El motivo es siempre económico o geoestratégico y lo demás (derechos humanos, libertad, etc.) es pintar las cosas como se desea con la maquinaria propagandística a pleno rendimiento. Y cala, lo jodido es que cala, y para variar, la gran masa no se pregunta por qué se mata y arrasa en unos países (asumiendo los riesgos del rebote) y no otros en similares circunstancias, nadie se pregunta por qué la extrañeza de que un país acabe por usar unas armas que le hemos vendido nosotros mismos.
Imagen: Jesús Ferrero para Diario La Verdad de Albacete