domingo, 25 de octubre de 2015

MENOS CIENTÍFICOS Y MÁS MANOLETES

Nuevas titulaciones en FP Básica
Recientemente el Ministerio de Educación, en su afán por vincular el futuro laboral de nuestros jóvenes con las mejores tradiciones de la España clásica, ha anunciado la creación de un nuevo título de Formación Profesional Básica sobre Tauromaquia. Esta novedosa titulación permitirá a los graduados presentarse a las oposiciones de torero, picador, banderillero, mulillero, puntillero, don Mariano (perdón, don Tancredo), monosabio, inseminador y pastor de reses bravas. Los alumnos que no superen completamente el programa de estudios obtendrán un certificado con el que podrán ejercer de maletillas y ganarse unos centimillos gracias a la generosidad del respetable. “España necesita menos científicos y más manoletes”, ha declarado muy acertadamente el señor ministro en una entrevista concedida a La Sinrazón.

Alentado por el éxito de la iniciativa, el equipo ministerial está estudiando nuevas propuestas formativas que, lejos de la demagogia happyflowerista de la izquierda, se  ajusten realmente a nuestra personalidad histórica y generen perspectivas laborales coherentes con nuestra idiosincrasia y nuestro orden social. Algunos de los nuevos títulos de FP Básica que se barajan son:

Técnica en labores femeninas y domésticas. Aprovechando que en España cada vez hay ricos más ricos y pobres más pobres, se trataría de capacitar a jovencitas de extracción social humilde en las tareas típicas del hogar para trabajar como chachas de señoras acomodadas. El programa incluiría el aprendizaje de rutinas básicas relacionadas con la cocina, la limpieza, el planchado, etc., pero también de hábitos imprescindibles en la profesión como la obediencia, el silencio, la pulcritud del uniforme o el aflautamiento de la voz al estilo de Gracita Morales. Si la matrícula no se cubriese con señoritas, se podría completar con chavales dispuestos a ejercer de chachos.

Auxiliar de oficios religiosos. Ante la ofensiva laicista de un sector materialista y antiespañol de la sociedad, es necesario que los poderes públicos defiendan a la iglesia católica como símbolo y depósito de nuestros valores eternos. Ingresando en este ciclo formativo, los chicos accederían a los fundamentos de la doctrina, aprenderían las destrezas propias del monaguillo clásico y se convertirían en pequeños pero eficaces soldados de la fe. Además, aunque prestasen sus servicios sin contrato, podrían percibir algunos reconfortantes ingresos  diezmando comedida y piadosamente el cepillo dominical. De igual modo, si la matrícula no se completase con chicos, se podrían admitir chicas siempre que éstas muestren decoro en el vestido, modestia en el gesto y recato en el habla.

Ojeador de volátiles y husmeador de rastros. La Ley de Caza aprobada recientemente ha convertido la actividad cinegética en la prioridad absoluta de la economía regional. En este sentido, capacitar a nuestros chavales en el ojeo de perdices, codornices y demás pavipollos volanderos puede garantizarles un futuro laboral mal pagado pero muy saludable por desarrollarse en plena naturaleza. El programa incluiría el adiestramiento en destrezas profesionales tales como el husmeo nasal de rastros, la apropiación de piezas ajenas o la preparación de platos típicos regionales. Con el título se regalarían a los egresados unos tapones con los que hacer oídos sordos ante conversaciones referidas a negocios, influencias o aventuras extramatrimoniales.

Adiestrador de la cabra de la Legión. Aunque el Ministerio es consciente de que esta opción laboral es el sueño de gran parte de nuestra juventud, de momento se ha paralizado su desarrollo ante la evidencia de que generaría tan sólo un puesto de trabajo.

Comisionista de transferencias en negro. La nueva economía se desenvuelve en unos parámetros que el sistema educativo no puede ignorar. Por ello, este ciclo formativo pretende capacitar a los alumnos como mediadores entre empresarios y “amiguitos del alma”, gurtelianos, puertagiratorios y demás fauna política corruptible. También les proporcionaría un conocimiento riguroso sobre paraísos fiscales, dobles contabilidades o reclutamiento de mariachis para Sicav. Con el diploma se adjuntaría una suscripción gratuita al Reader’s Digest que se activaría en caso de pena de cárcel.

Secretario de Estado de Educación. Este programa se plantea facilitar el acceso a las más altas magistraturas educativas a personas sin ningún interés previo ni conocimiento específico sobre el tema. Incluye prácticas no remuneradas en el PP y exige como requisito la afiliación voluntaria a este partido.
En la mencionada entrevista, el señor ministro aseguró que este ambicioso proyecto educativo no corre peligro dada la incapacidad manifiesta de las fuerzas rupturistas para presentarse en un frente común a las próximas elecciones.






domingo, 18 de octubre de 2015

Fichajes


La mercantilización y banalización de la política no tiene límites. Al igual que el deporte es frecuentemente engullido por el negocio y el espectáculo, la política ha sido engullida por la ansiedad: la ansiedad por encontrar la ocurrencia que, por extravagante que sea, pueda atraer unos votos el día de las elecciones, sin importar que sean efímeros. Y parece que los fichajes estrella, al igual que en el deporte, son la última ocurrencia de algunos partidos que se dicen de izquierdas y transformadores.

La última, la de Pedro Sánchez fichando a Irene Lozano, una persona que hace apenas dos meses quería dirigir UpyD y cuya lista de críticas al PSOE es más larga que las cuentas del Gran Capitán. Pedro Sánchez, en un ejemplo de esa dedocracia que tanto critica en el PP, la ha colocado para ser futura diputada en las listas del Partido Socialista por Madrid. Casi nada. E Irene Lozano, que dice que se va a encargar de “las propuestas  de regeneración democrática” dentro del PSOE, acepta ese encargo dedócrata sin inmutarse, sin importarle un bledo que el secretario general la elija contra la opinión de todo su partido. Extraña forma de ayudar a regenerar nada. Irene Lozano añade también que ha demostrado que no se mueve por interés personal… bueno, que se lo crea quien lo quiera creer. Sin ninguna posibilidad de volver a ser diputada por UPyD, Irene Lozano ha aceptado ser diputada dedócrata por un partido al que se ha hartado de criticar hasta hace dos meses. Cada uno que piense lo que quiera.

También le gustan los fichajes a Ciudadanos: tecnócratas de todo pelaje ideológico, fugitivos de UpyD, y así hasta el infinito. Pero, hasta el affair Sánchez-Lozano, el caso más sonado del mercado de fichajes mediáticos es el de Pablo Iglesias, empeñado en fichar a Alberto Garzón para la candidatura de Podemos. No quería sumar ideas, ni sumar programas, ni sumar movimientos sociales… solo quería fichar a Garzón. Y, claro, le ha salido mal la ocurrencia. No es de extrañar que cada vez haya más voces dentro de Podemos reclamando más democracia interna y menos derivas mesiánicas.

Aunque si uno lo piensa bien detrás de estas aparentes ocurrencias puede haber mucho de golpe largamente calculado (otra cosa es que sea acertado o erróneo). Sánchez habrá pensado que fichando a Lozano termina de finiquitar a UpyD e impide que la diputada termine sumándose a Ciudadanos. Seguro que eso es lo que ha pensado Sánchez, con la calculadora en la mano, y pasando olímpicamente de la democracia interna en su partido. En el caso de Iglesias, su cálculo simulando que quería a Garzón, no era otro sino intentar dinamitar a Izquierda Unida, como ya consiguió con Tania Sánchez e IU de Madrid. Tania Sánchez, el otro fichaje de Podemos, será seguramente diputada podemista por Madrid… y contemplará en el Congreso cómo fracasan las esperanzas de que hubiera una mayoría de izquierda alternativa en el parlamento. Cada vez más desesperado por el picado imparable de su formación, Iglesias seguirá intentando fichajes y ninguneando a lo que se mueve a su izquierda, como cuando propone antidemocráticamente debates televisivos que excluyen a Izquierda Unida y a otras fuerzas políticas. Que siga jugando a ese juego, que tan bien les viene a los partidos del sistema. Ganará alguna batalla, pero fracasará y perderá la guerra. Ni asalto a los cielos ni nada de nada. Los libros de Historia lo certificarán dentro de unos años.

Así se mueven en la política quienes llegan diciendo ser la regeneración democrática, cuando ni siquiera han tocado el poder. ¿Qué se puede esperar de ellos si llegan a hacerlo?







domingo, 11 de octubre de 2015

EL CRISTO DE LA EUTANASIA

En 1932, comenzó en Alabama el llamado experimento Tuskegee, un estudio clínico desarrollado por el mismísimo Servicio Público de Salud de Estados Unidos. Se tomó a 600 aparceros negros y analfabetos estadounidenses: 399 estaban infectados con sífilis antes de comenzar el estudio, y 201 estaban sanos. Ninguno fue informado de la verdad del proyecto, ni de su diagnóstico, y fueron engañados al decirles a todos que tenían mala sangre, término que incluía la sífilis, la anemia o la fatiga. Les prometieron médico gratuito, transporte gratuito a la clínica, comidas y un seguro de sepelio en caso de fallecimiento.
Lo cierto es que les pondrían inyecciones de placebo y estudiarían el progreso de la enfermedad durante unos 40 años. Al inicio el tratamiento existente de la sífilis era muy cuestionado por su efectividad y grandes efectos secundarios. Pero en 1947, irrumpió la penicilina como medio seguro y eficaz. El problema estuvo en que nadie cambió nada y no se trató a nadie con este salvador remedio. Al revés, se dijo a los pacientes que evitaran la penicilina. Así hasta que ¡en 1972! la prensa destapa la vergüenza, cuando ya 128 habían muerto de sífilis y/o sus complicaciones, 40 esposas habían resultado infectadas y 19 niños contrajeron la enfermedad al nacer. Nos hemos extendido en este experimento por su trascendencia en todo lo que le seguiría. Horrorizado todo el mundo de la salud; el Departamento de Salud, Educación y Bienestar de los Estados Unidos, creó el llamado “Informe sobre principios éticos y pautas para la protección de los seres humanos en la investigación” conocido como “Informe Belmont” (abril de 1979) que haría que en lo sucesivo, toda persona que participase en una investigación clínica, debería firmar un consentimiento informado. En breve se pensó: ¿y por qué reservar dicha información y permiso solo al campo de la investigación y no también al campo clínico? Los pacientes deberían poder saber su enfermedad, y opinar, y decidir, tomar las riendas en la medida de lo posible y siempre con los profesionales sanitarios como asesores directos. Así, a los tres principios básicos de la Bioética (el conocimiento de cómo usar el conocimiento) de Beneficencia, no Maleficencia y Justicia, se añade el de Autonomía: trabajar para el paciente contando además con él. Desaparece el paternalismo hipocrático. Esto, que se estudia en cualquier facultad de enfermería o de medicina del mundo y que es fácil de entender, luego parece no ser tan sencillo de llevar a la práctica. Por ejemplo: aunque los comités de ética de los grandes consejos mundiales en reanimación cardiopulmonar recogen el derecho del paciente a dejar dicho que en caso de pararse su corazón no desea ser reanimado, no es fácil que se respeten estos deseos. Llegó el momento pues de que en cada país, la ética se vea respaldada por la ley. Así en España, se aprueba la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica.
Pero la Ley, por lo visto, por lo evidente del día a día, sigue dejando muchas lagunas. Los médicos, bien por una inercia a actuar sin contar con el paciente, bien por practicar la llamada medicina defensiva, o bien por lo más grave, guiados por su propias creencia mágicas o religiosas, con frecuencia no respetan las voluntades de los pacientes, o las de sus representantes en caso de menores o incapacitados. Lo acabamos de vivir con el caso de Andrea, la niña con una enfermedad neurodegenerativa, que aún en estado terminal seguía siendo víctima de biopsias, pruebas y medidas desproporcionadas que alargaban su dura agonía. Sus padres pedían en un gesto de amor, el cese de los intentos de prolongar su vida. Querían medicina sí, pero para evitar sufrimiento y no para prolongarlo. Son demasiados los casos como el de Andrea, a veces se conocen y a veces apenas no. Y eso que no hablamos aún de eutanasia, sino de evitar la distanasia (limitación del esfuerzo terapéutico o del encarnizamiento terapéutico). La cuestión se solucionaría con una buena legislación. Del PP se sabe lo esperable. El PSOE se acuerda cuando no gobierna, luego, a veces, lo ha llevado en programas, estaba obligado a hacerlo porque así se había comprometido, pero forma comisiones, y al oír las autoridades de laiglesia católica (que no a sus fieles), les viene la flojera. Es exigible que de una vez por todas se acaben las injerencias de la iglesia, o en su caso, que el gobierno civil de un Estado constitucionalmente aconfesional les haga caso omiso. Habrá que regular incluso la eutanasia, que significa buena muerte. Y quien por sus creencias o cualquier motivo no la desee, que se respete, pero que también se respete a quien la solicite.
Hay países ya regulados en materia y esas barbaridades que auguran los detractores, fehacientemente son falsas. Cada cual tendrá su respetable concepto de lo que es una buena muerte. Hay incluso quienes veneran al Cristo de la buena muerte (literalmente cristo de la eutanasia), pero hay quienes creen que una buena muerte es una muerte digna, sin dolor ni prolongaciones innecesarias, y también tienen derecho a que se legisle para ellos, sin injerencias ni flojeras.

sábado, 3 de octubre de 2015

LOS JUEGOS DE LA MUERTE


En estos días estamos observando extraños movimientos de efectivos militares. No piensen que Rajoy y su ministro Morenés han mandado las tropas a Cataluña para evitar cualquier movimiento secesionista, a raíz del resultado electoral del 27S. No, no es ese el motivo. El victimismo de Más y la soberbia del presidente del desgobierno de España no llegan a esos bárbaros extremos.

Lo cierto es que en territorio español se está “jugando”, desde hoy, 3 de octubre, con artefactos que sólo causan muerte y destrucción. La OTAN ha iniciado sus supermaniobras militares con el jueguecito de la Trident Juncture 2015, el entrenamiento más grande de la historia de la OTAN, y el de mayor alcance desde la Guerra Fría.

Dos de las localizaciones, donde se ensaya para masacrar a personas inocentes, las tenemos muy cerca. Son el campo de maniobras de Chinchilla de Montearagón y la base aérea de Los Llanos de Albacete, prácticamente en el cuarto de estar de nuestras casas. Según el Ministerio de Defensa, es una "maniobra de alta visibilización" de la OTAN que contará con la participación de más de 30.000 efectivos procedentes de 30 países y que todavía no se sabe cuánto va a costar a las arcas de nuestro país; pero seguro que se derrochará dinero público a diestro y siniestro, sin ningún control parlamentario, con el silencio cómplice de los herederos de un tal Felipe González, que cambió de bando y nos dejó en el Tratado Atlántico para no perder el tren de la “progresía y modernidad”.

Estos juegos de la muerte compartirán también otras localizaciones, y así los recintos militares de Zaragoza, Almería, Cádiz, Palma de Mallorca y Torrejón (Madrid) serán los campos de ensayo, para saber cuánto daño pueden hacer sus armas multimillonarias al servicio de las empresas transnacionales. Las Fuerzas Armadas españolas han puesto a disposición de la misión 23 carros de combate, 93 blindados, 43 aeronaves y 13 buques de guerra; tal y como reza la leyenda de la fotografía que ilustra este artículo, tomada en el Parque Lineal de Albacete, “los gastos militares no están en crisis”, preparan sus juguetes para defendernos del maligno y ante tan alto objetivo, todo está justificado.

Los recortes en la Sanidad, en la Educación Pública, en los servicios sociales,… siguen su curso. Nuestros derechos fundamentales masacrados, el incremento de la desigualdad no se detiene y frente a tanta agresión contra la ciudadanía no  hay respuesta. Pero los gastos militares aumentan y aumentan, sin que nada, ni nadie pueda detener esta barbarie.

Elevamos nuestra humilde voz para denunciar, una vez más, estas maniobras de la OTAN que constituyen un acto de guerra y una amenaza directa hacia países que nunca nos han agredido. Pretenden, estos caníbales, normalizar una presencia militar cada vez mayor en nuestras ciudades, preparando nuestras conciencias para la inminencia de las guerras que planean. 

Se han olvidado los valores de  la justicia social, la igualdad y la solidaridad entre las personas y los pueblos. ¿Por qué no hacemos maniobras de solidaridad entre naciones y nos dejamos de preparar masacres? Si esto fuera posible no haría falta defendernos con las malditas armas ante terceros. Además, difícilmente se puede hablar de  nuestros excelsos  valores patrios exhibiendo, fabricando y entrenando con maquinaria hecha para matar niños, mujeres y hombres inocentes, como los que mueren bajo las bombas utilizadas en otros países y  que en estos días sobrevolarán nuestro espacio aéreo, poniéndolas a punto en campos de maniobras letales tan cercanos.

La guerra no es un juego, la guerra es la expresión masiva de la violencia llevada al máximo extremo. Hay muchas mujeres y muchos hombres que nos rebelamos ante estos juegos de la muerte, no soportamos tanta brutalidad. ¡Qué se vayan con la Trident Juncture muy cerca de Júpiter, y se queden allí para no volver jamás!

Hoy, al igual que hace unas décadas, la cuestión militar huele a podrido, por lo que queremos gritar alto y claro: ¡OTAN, NO! ¡BASES, FUERA!