Artículo
publicado en el diario La Verdad (Edición Albacete). 23/02/2012
Dentro de tres días se conmemora el
aniversario del bombardeo de Albacete por la hitleriana Legión Cóndor. El 19 de
Febrero de 1937 los aviones alemanes descargaron sus bombas sobre nuestra
ciudad matando a más de cien civiles, ensayando las felonías que pronto
extenderían al resto de Europa. En aquella guerra que tan cruelmente separó a
unos de otros, albacetenses de todo signo ideológico sufrieron el mismo horror,
el de servir de cobayas para las armas del mayor criminal de la Historia. El
próximo domingo (a partir de las 11:30, en la Filmoteca, plaza del Altozano) el
CEDOBI-UCLM ha preparado diversas actividades de calle en memoria de todas las
víctimas de la Guerra Civil, de todas sin exclusión, y para conmemorar aquel
bombardeo que llegó a sobrecoger a una parte de la prensa europea.
Dice Bertrand Russel que la historia es,
entre otras cosas, “la larga sucesión de las generaciones como los pensamientos
transitorios de una vida continua”. Esa bella y poderosa metáfora hila nuestras
vidas con la de las personas que padecieron aterrorizadas los bombardeos nazis,
y ese hilo se fortaleció cuando pudimos
acceder a los refugios del Altozano, abiertos como Museo de La Paz hace pocos
años. Los estudiantes de la ciudad vieron con sus propios ojos la historia
reciente de España; los nietos de aquellos albaceteños pudimos descender
lentamente, en silencio, por las mismas escaleras por las que nuestras abuelas
se precipitaban, entre gritos y explosiones, con nuestros padres entre los
brazos; los biznietos pudieron cerrar los ojos bajo el mismo hormigón que
cobijó a sus bisabuelos, intentando destilar de la leve humedad del refugio la
esencia de aquel miedo, de los llantos, del valor, de la voluntad decidida de
sobrevivir a la barbarie; los supervivientes que así lo desearon revivieron lo
que no desean que viva nadie más. Unos y otros, con el escalofrío en el cuerpo
y los ojos humedecidos, pudieron dejar un recuerdo de su visita en un libro de
firmas que contiene frases conmovedoras y en las que no hay otras cosas más que
recuerdo respetuoso y ansias absolutas de PAZ.
El hilo de nuestra vida colectiva ha sido
cortado por el Ayuntamiento de Albacete cerrando los refugios por razones
ideológicas con la excusa de que no hay dinero para mantenerlos abiertos. Puede
llegar a entenderse que en tiempos de escasez haya que buscar fórmulas
diferentes para algunos servicios, pero no puede entenderse que se cierre de
forma absoluta y definitiva un Museo para el que no se ha buscado la más mínima
alternativa, aunque sea de apertura parcial. No eludimos lo dicho más arriba:
el cierre definitivo de los refugios es, sin ninguna duda, ideológico. Cuando
de verdad no hay dinero, no hay dinero; cuando el Ayuntamiento dice que no hay
dinero y cierra el Museo al mismo tiempo
que va a gastarse más dinero que otros años en la Semana Santa (véase La
Verdad, 3-2-2012), no se puede concluir otra cosa sino que la llave que ha
cerrado la puerta de los refugios es ideológica, y de marca FAES.
Señora Bayod: por más que usted lo quiera
su partido no puede enterrar la historia ni la memoria. ¿Es usted consciente de
que su decisión parece tomada con la única idea de ofender y hacer daño
injustificado a miles de personas de la ciudad y a su historia? Quizá debería
reflexionar sobre el carácter de la convocatoria del próximo día 19, hecha para todas las
personas amantes de la Paz, para todos los albaceteños sin distinción
ideológica, para que se recuerde lo que nunca debió ocurrir, lo que nunca debe
repetirse. Anímese, pásese por allí como una albaceteña más y, cuando se
reconozca en la celebración colectiva y sin exclusiones de la Paz, actúe como
alcaldesa de toda la ciudad, de todas las generaciones, y abra el Museo y los
refugios.