lunes, 29 de abril de 2019

ORGULLOSOS DE SER ESPAÑOLES

Nosotros, que somos internacionalistas, estamos hoy orgullosos de ser españoles. No porque nos sintamos superiores a nadie, ni porque pensemos que en nuestros genes-hijos de la mezcla de pueblos dispares a lo largo de los siglos-residan las esencias de Don Pelayo, ni porque pensemos que España es una unidad reaccionaria de destino en la universal.
Con todas nuestras carencias y nuestros errores, estamos orgullosos de que, en un momento crítico para nuestra democracia, en el momento en el que Ciudadanos y PP estaban dispuestos a gobernar con la ultraderecha, el pueblo español haya reaccionado con una participación electoral extraordinaria, enviando a los simpatizantes o colaboradores o cómplices del neofascismo a las bancadas de la oposición.
En España hay una mayoría de izquierdas, progresista, que no quiere que los salva patrias del franquismo nos hagan retroceder. La mayoría de los votantes se movilizaron para parar la victoria de la derecha. Ese caudillo mesiánico de Abascal, que desbarra en sus mítines como lo hacían los oradores de la Falange, concluyó su campaña pidiendo el voto para España y contra la anti España: como Fernando VII, como los reaccionarios del XIX, como los falangistas y los franquistas del XX, Abascal y Vox consideran que los que no piensan como ellos no son españoles. Y con este sujeto querían gobernar Rivera y Casado. No lo olvidaremos.
Por cierto, Rivera, con menos de la mitad de los escaños que el PSOE, siguió reclamándose como futuro presidente… y en su comparecencia de anoche siguió azuzando con la amenaza de Sánchez-comunistas-independentistas, y dijo que él es el único refugio de los constitucionalistas. Y prometió que también va a ganar las elecciones europeas. ¿También?
Y Casado, pues, pues… ¿qué decir? Que en cualquier partido conservador europeo ya habría dimitido, después de que el PP perdiera la mitad de sus diputados. Aznar y Casado han metido al PP en un hoyo del que quizá ya no salgan, pues sus compañeros de viaje, Rivera y Vox, suben mientras los populares se desploman. Pero en su comparecencia de anoche, Casado insistió en unir a la derecha para las próximas elecciones de mayo… así es que en un mes quizá nos espera un segundo embate del llamado trifachito, pero con los tres partidos juntitos.
Pasada la época de las grandes mayorías, el PSOE de Sánchez ha obtenido un gran resultado, quizá porque el electorado ha valorado, además de sus políticas, que era una garantía de convivencia frente a la rabia irracional desatada por la derecha antes y durante la campaña.
Unidas Podemos ha perdido una parte de su electorado, aunque haya mejorado en las dos últimas semanas todas las previsiones y encuestas. Se ha batido bien a la hora de explicar sus propuestas, inequívocamente de izquierdas y meridianamente realistas. Pero han pesado dos factores: el voto útil hacia el PSOE, y los muchos errores, tanto los internos como los de práctica política. Izquierda Unida aún no ha terminado de encontrar su encaje con Podemos. A pesar de todo, su resistencia final ha servido para apuntalar la mayoría de izquierdas frente al regreso al pasado que suponía la involución derechista.
Finalmente, es imprescindible tener en cuenta que en Cataluña y el País Vasco la sociedad ha hablado con claridad: los nacionalistas han recibido un respaldo incuestionable. El PP ha desaparecido del País Vasco, donde ni Ciudadanos ni Vox han existido nunca. Y en Cataluña Ciudadanos cae al quinto lugar y el PP se desploma. Por cierto, ¿asumirá la marquesa Cayetana Álvarez alguna responsabilidad por haber llevado al PP catalán de 6 diputados a 1? El caso es que, alejado el 155 de la derecha, toca ahora resolver la cuestión de la pluralidad de España en un marco constitucional, quizá, nuevo.
Bien, pero, ¿y ahora qué? Ahora toca formar un gobierno. Muy preocupantemente, en su comparecencia en Ferraz ante sus exultantes compañeros, Sánchez dijo que no ponía ningún cordón sanitario a Ciudadanos. Muy preocupante, tanto que sus propios militantes le gritaron “con Rivera no”. El electorado socialista, el de Unidas Podemos, tienen claro que el futuro del país pasa por un acuerdo entre las dos fuerzas que han parado al trifachito. Ya se verá cómo, mucho habrá que negociar sobre programa y gobierno, pero no hay otra. ¿Por su bien? No, no por ellos, por la gente, por toda la gente de este país, les haya votado o no, que necesita que nuestra democracia no se deteriore más, que los que más han sufrido la crisis sientan que el estado se preocupa de ellos y no de los más ricos, por los que necesitan que la defensa de las libertades y la igualdad no retroceda, por los que piensan que hay una solución dialogada a los problemas territoriales. No es tarea fácil, pero es la única opción posible. Unidas, podemos.



domingo, 21 de abril de 2019

HACER DE CORAZÓN TRIPAS

Sí, hace unas semanas publicábamos un artículo titulado “Tripas versus cerebro” y esta, bien podría ser pues su segunda parte. Se mantienen las tripas, y se alternan cerebro y corazón.

Y todo se ha ido desarrollando como era previsible. Y cada vez más tripas.

En general, candidato a cualquier institución, puede serlo cualquiera, y eso es bueno. Solo, que cabe exigir que esas personas, tengan o se preocupen por tener una mínima formación política. Los aquí firmantes, hemos asistido a reuniones políticas donde la gente llegaba con el mono de trabajo, directamente del tajo sin tiempo para más, y cuando abrían la boca, su criterio y razonamiento no desentonaba de cualquier otro asistente cargado o cargada de títulos universitarios. Pero lo cierto es que ahora, lo que se les comienza a exigir a los candidatos es que tengan alguna condición para que las tripas de los votantes se activen, y luego pasen cuatro años siendo brazos de madera.

Así, por ejemplo, ¿que hay captar los votos de quienes desean la prisión hasta el infinito y más allá?, pues se busca a alguien que haya vivido la tragedia de perder a un hijo o hija de una cruel manera, y tendremos el candidato perfecto. No importa mucho más, las lenguas se disparan y las tripas se revuelven y los votos serán debidamente vomitados en la urna. Es de lo que se trata y a lo que se juega. El líder no desdirá lo que suelte un agitador de tripas.

Y sobre todo banderas, que lo pueden todo, lo tapan todo. En España no se mueve nadie porque haya grandes ciudades con el 46% de los hogares con dificultades para llegar a fin de mes, con el 34% de las familias que no puede afrontar gastos imprevistos y con el 17% de la población que está en riesgo de pobreza, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Aquí la gente no se echa a la calle por las cifras de paro, por los despidos, por los miles de jóvenes explotados o que deben irse fuera a encontrar trabajo a pesar de su extraordinaria formación. Porque cada vez los pocos ricos son mucho más ricos y los muchos pobres son mucho más pobres. En España las tripas no se mueven cuando los ladrones se han enquistado en el poder durante años y años mientras ocurría todo lo anterior. No, en España las tripas se mueven cuando ¡ondea la bandera! cuando nos tocan los toros o la libertad de matar liebres. ¡Eso sí que no, eh! Hasta ahí hemos llegado.

Y eso sí, llegado el momento del voto, en vez de quedar en casa quienes más asqueados deberían de estar de las políticas que hemos venido teniendo, la derecha; pues resulta que no, que quien queda en casa es la izquierda (una y otra y otra vez, y así dieciséis años hablando de derechas y de izquierdas, pero nos entendemos todos y todas perfectamente).

Leemos un extraordinario artículo de Jose Carlos Fernández donde explica con claridad meridiana el eterno error de la izquierda de llamar a la razón y no a las tripas, de cómo surgió el axioma de “no hay cosa más tonta que un obrero de derechas” y de cómo pasa el tiempo y la historia se repite en las estrategias de captación de voto por las diferentes organizaciones políticas.

Se ha dicho siempre: explicar programas, grandes ideas políticas y cómo llevarlas a cabo, es dificultoso, requiere atención que poca gente está dispuesta a dar. Soltar varios ladridos hirientes funciona, llega y además ¡te dedican más tiempo en los medios! Levantar un edificio lleva años de trabajo desde su diseño hasta su finalización, y andar pegando fuego es cosa de un rato.

Pero seremos tozudos, seguiremos llamando a la razón, al seso con corazón, a dejar las tripas, a movilizarse contra las barbaridades, a reflexionar sobre la globalidad de los programas y quiénes y cómo los llevarán a cabo. Y con todo eso sobre la mesa, entonces sí, a votar.





domingo, 14 de abril de 2019

El futuro se llama República

Somos republicanos porque se nos marcó a fuego que nadie es más que nadie” (Pepe Mujica)

Pues sí, claro que sí. Estamos de fiesta y celebración. Han pasado ya 88 años del nacimiento de la II República en España. Hoy la recordamos, reconocemos los avances sociales y democráticos que significó para los españoles y las españolas aquel corto período de tiempo.

Nosotros seguimos considerando que las banderas son señas de identidad que no ayudan a la convivencia, por eso la nuestra es del color del cristal, pero si tenemos que tener alguna, que sea la republicana, porque queremos ser ciudadanos y no súbditos, por eso seguiremos alzando cada día más altas nuestras voces para seguir luchando por un Estado en el que todas y todos seamos libres, iguales en derechos, responsabilidades y posibilidades y, en definitiva, ciudadanos plenos. Por ello, en nuestra ciudad, en el mástil de la punta del parque, más pronto que tarde se verá ondear la bandera republicana, un símbolo que representa la dignidad del pasado y la ilusión del futuro.

Tenemos una Jefatura del Estado medieval y anacrónica, que se hereda por genética y derecho de bragueta, que está por encima del bien y del mal. Tampoco conviene olvidar que jamás se ha visto a la Casa Real apoyar a las víctimas de los desahucios, a las personas que tienen que acudir a los comedores sociales para poder comer, a las víctimas de la violencia machista, a los trabajadores precarios o a los que sufren los abusos de los empresarios que han sido los triunfadores de la crisis económica o a las víctimas de los abusos de las élites. Sólo unos segundos en el mensaje de Navidad, eso es lo que dedica el ciudadano Felipe a los problemas de los españoles.

Algunas de las conquistas sociales reflejadas en la Constitución de 1978 no son más que papel mojado, pues ese reconocimiento en el texto constitucional no fue acompañado de medidas efectivas de protección, vinculantes para los poderes públicos y exigibles ante los tribunales. Todos sabemos que las decisiones clave las adoptan las grandes fortunas, capaces de hundir o reflotar una moneda, los poderes económicos salvajes y carentes de control democrático, así como organismos europeos y mundiales que tampoco responden a ninguna legitimación democrática. ¿Seguiremos complacientes, pasivos y sin reacción alguna?

Es hora de pasar página, tenemos la obligación de impulsar desde la base, un nuevo proceso constituyente que, por medios democráticos, trabajando dentro y especialmente fuera de las instituciones, logre una constitución republicana, fundamentada en la participación ciudadana y en un estado social y laico. Es imprescindible que se inicie un proceso constituyente que devuelva la voz y el poder de decisión a la ciudadanía. El proceso constituyente debe ser un camino basado en la participación de todas y todos, en la creación conjunta de unas nuevas líneas maestras que enmarquen la convivencia, partiendo de una mirada al pasado para reivindicar la memoria democrática, los valores republicanos y el reconocimiento a los hombres y mujeres que lucharon contra el franquismo, en toda su amplitud. Necesitamos un cambio político sustancial que conlleve un giro económico, social, cultural y ético radical. Ese cambio ha de ser la III República. Debemos ser cómplices en la consecución de una democracia avanzada, en el marco de un Estado federal, republicano y solidario que amplíe los marcos de libertad y participación, garantizando el bienestar económico, social y cultural de todos los ciudadanos y ciudadanas.

El movimiento republicano ya es imparable, ya no es una anécdota, es una realidad palpable que se ve en las iniciativas que los propios ciudadanos ponen en marcha y que se extienden a todas las partes del territorio nacional. Nuestra esperanza va creciendo en todas las esferas sociales, la república es futuro, el único futuro posible.

Hoy, más que nunca, hacemos nuestras las palabras de Juan Goytisolo: "No nos resignemos a una permanente injusticia. Bajar la guardia y rendirnos sería dar por buena la brutalidad de los alzados contra el conjunto de aspiraciones e ideales que encarnó la República. La herencia cívica y ética de ésta no ha muerto; sigue viva y muy viva en nuestros corazones y conciencias".

¡A por la Tercera! ¡La lucha sigue!




viernes, 5 de abril de 2019

PUTO MUNDO

Náusea, asco, estupefacción, vergüenza, sorpresa, extrañeza, duda, incertidumbre, rabia, indignación, coraje, angustia, incomprensión, ira, cabreo, enfado, impotencia, contrariedad, incredulidad, cólera, pena, agitación, desilusión, desesperanza, rebeldía, desazón, mosqueo, alarma, perplejidad, ganas de maldecir los estados y sus símbolos, de reventar las fronteras, de pisotear las banderas, de escupir a los pies de los gobernantes, de volar los pilares de esta caduca y egoísta Europa, de borrar del mapa los nacionalismos de cualquier pelaje…
                Todo eso es lo que sentimos cuando nos acordamos de que el gobierno de Pedro Sánchez mantiene retenidos desde enero los barcos Aita Mari y Open Arms. Desde entonces, cientos de personas, incluyendo un número indeterminado de niños y niñas, se han ahogado en las mismas aguas del Mediterráneo por las que circulan nuestros opulentos cruceros. Óscar Camps, director de la ONG Proactiva, calificó de “cobarde” la actitud de nuestro ejecutivo. A nosotros se nos ocurren muchos más adjetivos… En cualquier caso, aquí da todo igual. Con poner o quitar lazos amarillos, repetir muchas veces la palabra España y meter unos cuantos figurones (a ser posible toreros) en las listas electorales, ya tenemos bastante…
                Todo eso es lo que sentimos cuando nos enteramos de que, mientras nuestro ministro del Interior alardea de que se van a retirar las concertinas en el lado español de las vallas de Ceuta y Melilla, la administración marroquí las está instalando en su lado con dinero procedente de la Unión Europea. Fantástico, ¿verdad? Las quitamos de nuestra zona, porque parece que afean la imagen de un ejecutivo socialista chachipiruli, y pagamos para que las pongan nuestros vecinos unos metros más allá. Ya se sabe: ojos que no ven… Carne que se desgarra en el extranjero (aunque sea a un tiro de piedra), problema del forastero… Por si fuera poco, el ministro Grande-Marlaska ha ofrecido una explicación genial de la maniobra anti inmigratoria. Ha dicho que Marruecos ha excavado un foso y ha levantado una alambrada de casi dos metros con las susodichas concertinas para proteger una especie de puestos de vigilancia que se están levantando. Claro, jeje, no habíamos caído. Hay que levantar alambradas coronadas de concertinas porque los migrantes están interesadísimos en acceder a esos puestos para que la policía marroquí los apelee o los aprese y los abandone en medio del desierto… Cómo no lo habíamos pensado antes…
                Y todo eso es lo que sentimos cuando leemos, hace apenas unos días, que PSOE, PP y Ciudadanos han votado conjuntamente en la Eurocámara una propuesta de reforma de la Guardia Europea de Fronteras y Costas con la que, en opinión de la eurodiputada de Izquierda Unida Marina Albiol,  Salvini “ha conseguido imponer su agenda racista a toda la UE”. A partir de ahora, este cuerpo armado, compuesto por unos 10.000 agentes, tendrá la potestad de ejecutar deportaciones al margen de las legislaciones propias de los estados miembros. Así mismo, podrá llevar a cabo controles fronterizos y detener migrantes o refugiados e intervenir directamente en terceros países en los que, por ejemplo, la UE mantenga misiones militares. Ah, y por supuesto, la policía de marras no está mandatada para efectuar acciones de rescate de ningún modo. Salvar negros y moros… ¡Hasta ahí podíamos llegar!

                Y así estamos a estas alturas del siglo XXI. Desde 1988, año en que apareció el primer inmigrante ahogado en una playa española, hasta ahora, han sucumbido unas 18.000 personas en la inmensa fosa acuática del estrecho de Gibraltar. Libia se ha convertido en un moridero y en un inmenso mercado de esclavos gracias, entre otras cosas, a la intervención de los países occidentales. La codicia de los ricos sigue devastando el planeta. La industria armamentística se forra alimentando conflictos aquí y allá. Por todos lados se levantan muros y se excavan trincheras. El papa Francisco confiesa que lloró cuando Jordi Évole le mostró una concertina durante la entrevista que le hizo para su programa Salvados. Aplaudimos sinceramente ese gesto de humildad y compasión. Compartimos sus lágrimas. Ahora sólo falta convertir el llanto en la energía subversiva capaz de cambiar desde la base este puto mundo.