viernes, 29 de diciembre de 2017

SUEÑOS Y LUCHAS PARA EL 2018


A pocas horas de despedir al año viejo, de dar la bienvenida al nuevo 2018, queremos cerrar los ojos y por un momento soñar que tenemos en nuestras manos algo mágico que nos va a permitir cambiar tantas y tantas cosas que no nos gustan, que lastran nuestra convivencia. Seamos realistas, soñemos lo imposible. Vamos a dejarnos de buenos deseos, de simples felicitaciones de año…, al final solo se queda en eso. Por tanto, este año es importante que deseemos una próspera lucha y unas buenas y grandes movilizaciones para que esos deseos se materialicen. Las cosas no caen del cielo, ni tampoco por mucho que se deseen. Hay que pelearlas y lucharlas. Además, no tenemos nada mejor que hacer que seguir luchando.

Ante el desolador panorama que nos envuelve, queremos soñar con un 2018 un poco más justo y solidario. Pero vamos a dejarnos de cuestiones abstractas y de palabras huecas y vacías. Vamos a centrarnos en algunas cuestiones muy concretas que queremos que cambien o se transformen con nuestro sueño.

Puestos a soñar, ¿es posible que se acaben las guerras, que no se sigan apoyando a los dictadores y déspotas que las alimentan? ¿Las grandes potencias mirarán por el bien común y no solo por los intereses económicos inmediatos de la oligarquía capitalista y elitista? Soñemos que puede ser posible.

Seguimos en nuestra imaginaria nube. Seguro que este 2018 será el año que se trate con dignidad a los refugiados, que se cumplirán los acuerdos sobre las cifras de acogida, que no se les culpabilizará de su situación y no se les dejará morir en el Mediterráneo o en los campos-cárceles en los que se les interna. ¿Verdad que lucharemos juntos por la desaparición de las políticas xenófobas y de exclusión?

En manos de Morfeo continuamos con nuestro sueño de año nuevo. ¿Será posible que nuestro gobierno nos deje de mentir con lo de que “la crisis ya ha pasado y que el estado de bienestar está ya de vuelta para quedarse entre nosotros”? Soñamos que en el 2018 se van a desarrollar políticas para combatir el paro juvenil y el de larga duración, que coloca a estos importantes colectivos en una situación insostenible. También estamos viendo en nuestro sueño como la precariedad laboral quedará atrás, que los trabajos temporales de mala calidad y con unos sueldos de miseria pasarán a la historia y empezará a crearse trabajo digno y decente. ¿Es mucho soñar?

Y ya metidos en la montaña rusa de nuestro ansiado sueño, estamos convencidos que la corrupción se acabará, que nos dejarán de robar, que las puertas giratorias desaparecerán, que el nepotismo se esfumará... Porque ya estamos hartos que a los ricos les prescriban los delitos y a los pobres los derechos, porque no olvidamos que violentos son los que provocan la desigualdad social, no los que luchan contra ella. Y ya puestos a soñar, ¿por qué no jubilamos, de una puñetera vez, a la Ley Mordaza?

En nuestro sueño también visualizamos como en el próximo año se acabará con la violencia machista hacia las mujeres. Todos los grupos políticos y la sociedad en su conjunto harán de esta batalla un objetivo prioritario, facilitando todos los recursos y esfuerzos en esta lucha. Nos queremos vivas, basta ya de mirar hacia otro lado. ¿Se quedará en un simple sueño o pasaremos a la acción?

Los recortes en Sanidad, Educación y Dependencia también aparecen flotando en nuestro sueño. En el 2018, las tijeras y motosierras a estos pilares de la cohesión social pasarán a mejor vida. Tendremos una sanidad universal, pública y gratuita, se volatilizarán los copagos y repagos sanitarios. Soñamos que se potenciará la Educación Pública, con más profesorado y recursos, que el futuro Pacto Educativo partirá de las necesidades reales de nuestra escuela y dejará en el cubo de la basura la mercantilización de la educación. El nuevo año será en el que, de una vez por todas, se activará la ley de Dependencia, se agilizarán sus trámites para el reconocimiento y valoración de las personas necesitadas.

Nos quedan flotando en nuestro sueño tantas y tantas cosas que queremos cambiar con la entrada del 2018: lucha contra el cambio climático; potenciación de las energías renovables; eliminación del tráfico intensivo en nuestras ciudades, que contamina genera ruidos y no deja espacio a las personas; erradicación del consumismo alocado que está provocando la destrucción del planeta y generando efectos perversos para todos,… pero algunos de estos sueños los dejamos para el 2019, no sea que de tanto soñar nos quedemos atrapados entre tanta nube y se nos olvide seguir luchando en la reconquista de nuestros derechos.

Comencemos el año con mucha fuerza y ánimo, no olvidando que todas y todos somos parte de la solución contra la pobreza, y con una mirada impregnada de derechos humanos sepamos reconocer situaciones invisibles de injusticia y luchemos para que reviertan.

Seamos realistas, soñemos lo imposible. Los sueños se cumplen si peleamos para que se hagan realidad. ¡La lucha sigue!

¡¡Feliz 2018!!







sábado, 23 de diciembre de 2017

ESTAS NAVIDADES, REGALE JUSTICIA


Pues bien, ya ha pasado el 21D. Y como era de esperar, no ha habido grandes novedades, a excepción de la notable transferencia de votos que se produce desde el PP, que se hunde en su propia miseria, hacia a su hermano menor Ciudadanos. Pero todo queda en casa. Y los bloques se mantienen estables, lo cual quiere decir que unos y otros podrán seguir representándose a sí mismos para mayor alborozo de su clientela y hastío infinito del público en general. Nada nuevo bajo el sol. Los nacionalistas catalanes y españoles llevan topando unos contra otros como cabestros desde hace unos 400 años (desde 1640, por poner una fecha). Sin duda están dispuestos a seguir así unos cuantos siglos más. Por eso hoy, nosotros preferimos cambiar de tema.
Porque en vísperas de un día en que las familias se reúnen y la gente se reencuentra, no podemos dejar de pensar, precisamente, en los refugiados iraquíes, sirios, afganos… que tuvieron que abandonar a los suyos y huir de sus países como consecuencia de las guerras imperialistas promovidas por EEUU y sus satélites. Ni se nos van de la cabeza las imágenes de los migrantes que son tratados como animales en la valla de Melilla o en los mercados esclavistas de Libia. La misma Libia que ha retornado al feudalismo tras ser destruida como estado por los bombardeos de la OTAN. No, en estas fiestas tan familiares, no podemos dejar de acordarnos de que los pasajeros y las pasajeras de las pateras también tienen madres, padres y hermanos que los añoran a cada instante.
Y ya ven, se conoce que la edad nos está volviendo cascarrabias. Pero nos da la impresión de que precisamente estos días, en que se produce una inflación más bien artificial de la felicidad colectiva, son ideales para recordar a los pueblos que, como los palestinos y los saharauis, han sido despojados de sus tierras y olvidados por una comunidad internacional, empezando por España, que dejaría a Judas en mantillas. ¿Cómo sortearán los renos de Papá Noel los miles de kilómetros de muros construidos por Israel y Marruecos? ¿O Papá Noel también pasa de ellos?
De igual modo, nos acordamos de los rohingyas, masacrados por el estado birmano sin que las instituciones internacionales muevan un dedo, y de los yemeníes, diezmados por Arabia Saudí con armamento probablemente de fabricación española.
Y, claro, se nos ocurren muchos adjetivos más bien gruesos para calificar a los gobernantes occidentales, o sea… Pero no queremos decir palabrotas por si acaso se nos enfada alguien o nos castiga el Niño Jesús. Por el contrario, preferimos hacer propuestas positivas y constructivas. Nuestro artículo de la semana pasada trataba sobre cómo el sistema pretende convertirnos en consumidores compulsivos. Pues bien, ¿y si reorientamos nuestros hábitos navideños y los transformamos en acciones solidarias? ¿Y si nos compramos un chisme menos e ingresamos el importe en la cuenta de cualquiera de las organizaciones que trabajan en el salvamento, atención o acompañamiento de emigrantes y refugiados? ¿Y si adquirimos nuestros regalitos en tiendas de comercio justo? ¿Y si nos informamos sin prisas en medios independientes de los bancos y las multinacionales acerca del estado del mundo en sus diversos aspectos (cambio climático, lucha por los recursos, conflictos geoestratégicos, experiencias emancipadoras…)? Es más, ¿y si en vez de saturar a nuestros familiares y amigos con bártulos inútiles que nos apartan de la vida, los invitamos a echar juntos una mano a favor de alguna causa justa? Nada une más que una buena lucha compartida.
En fin, los gobiernos occidentales están cometiendo un auténtico genocidio por omisión de ayuda. ¿Y si nosotros, en vez de reproducir su actitud, regalamos esta navidad un poco de justicia?



@CPuenteMadera



domingo, 17 de diciembre de 2017

CON·SU·MISMO (… INTERÉS DE SIEMPRE)

Mamá y papá miraban a su hija recién nacida, y ya se imaginaban sus tartas de cumpleaños y sus despertares en el día de Reyes.
Poco imaginaban que las celebraciones, compras y regalos serían, a partir de aquel momento unos cuantos más.
Llegaron las navidades. ¿Reyes? ¡pobrecita mía! ¿cómo esperar a tan lejano día sin algunos que otros regalos? Papá Noel debería venir y poner un poco de orden en esto. Eso no quitaría, claro, para que en el día de Reyes también hubiera un buen montón de regalos, no solo encargados por los papis, sino por tooooooooda la familia.
El bautizo no se iba a celebrar, pero tras localizar la parroquia con un GPS, ¡cómo no juntar a la familia con regalos y buena comida para tan entrañable ocasión!
Y siguió creciendo. Y llegó el día de Jálogüin: disfraz, chuches y abalorios varios para tan tradicional y siempre querida ocasión.
Y llegaron los carnavales: disfraz, chuches y abalorios varios para tan tradicional y siempre querida ocasión.
La Comunión. Vuelta a echar mano del GPS que a veces las parroquias las cambian de lugar y vete tú a saber. La cosa podría servir casi como un ensayo para cuando llegue el día de su boda: la celebración debe de ser sonada y si hay que pedir un préstamo, se pide, que hablamos de la nena.
Ya de lleno en ámbito formativo, qué menos que un viaje fin de estudios en secundaria y una buena fiesta y celebración de graduación. Importante: nunca repetir traje por próximas que se encuentren las celebraciones.
Y en la universidad, cómo no celebrar y viajar en el paso del ecuador, y nuevamente en el fin de curso y la graduación. Recordemos: los trajes nunca se repiten. Los lugares de cena y fiesta, tampoco.
Y le llegaron las bodas de los amigos, de las amigas y de los familiares. ¿recuerdan lo de los trajes?
También llega la boda propia. En la lista de invitados aparecen unas 120 personas que los novios no conocen, y es que los padres también tienen sus derechos de invitación. Este tipo de celebraciones, es importante que muevan mucho dinero los organizadores, pero también los invitados. Y la boda no puede ser como aquella de Maripuri que a las 5 de la mañana quitaron la barra libre de primeras marcas, ¡por dios, qué cutrerío!
Otras navidades. Además de Papá Noel y Reyes, está la cena de empresa, la cena de familia, la cena de la otra familia, la comida de los amigos, la comida de los otros amigos, el amigo invisible, el amigo demasiado visible… y algunas cosillas más.
Durante el año surgen los Out lets, que, ¡cómo no compras! Luego también las rebajas, que ¡cómo no aprovechas! Llega el Black Friday, que, ¡cómo dejarlo pasar! Por no hablar del Cyber Monday… ¡qué bueno! ¡cuánto entre lo que elegir!
A todo esto, menos mal que la gente que organiza el macrocomercio son unos demócratas activos y esto ya no es como antes, que por poner un pequeño ejemplo, solo se podía elegir sal gorda o fina, no, ahora tenemos la libertad de elegir entre más de 783 tipos de sal expuestos en estanterías de no menos de 15 metros. Y es que siempre han velado por la democracia y la libertad.
De verdad que no somos nada esaboríos, aburridos ni aguafiestas, pero nos preguntamos si todo tiene que ser a golpe de consumo. Que el encuentro y la celebración es buena, pero ¿de esta manera?
En fin, queridos activistas del capitalismo, como os vemos algo lentos y despistados, os vamos a echar un cable: aún queda libre el Blue Tuesday, Yelow Thursday, Fever Saturday y unos cuantos days más. Luego, podemos empezar con el francés y el alemán. También interesante la “puesta de largo de las señoritas a los 15 años”. Pero por favor, por favor, no se olviden que estaríamos encantados de celebrar el Thanksgiving Day (día de Acción de Gracias), ¡cómo es posible que aún no sepamos en qué gastar dinero en un día tan tradicional y tan nuestro como ese! Están tardando.



domingo, 10 de diciembre de 2017

DE SIOUX, OSOS POLARES, SEMITAS E IMBÉCILES



Según el Diccionario de la lengua española de la RAE, sioux es un adjetivo que puede ser usado también como sustantivo, y un oso polar es un nombre referido a una especie de oso. La RAE nos dice que semita es un adjetivo que se usa más como sustantivo. Lo mismo sucede con imbécil, que es un adjetivo que se usa también como sustantivo y como insulto.
O sea que decir imbécil equivale a decir imbécil, un enigma que desentrañaremos rápidamente. Diciendo semitas nos referiríamos a pueblos con un mismo origen lingüístico, que comprende tanto a los palestinos como a los hebreos. El oso polar es, según la RAE, “buen nadador y, aventurándose sobre los témpanos de hielo, persigue y devora las focas, morsas y peces”. Y un sioux es un miembro de las naciones nativas de Norteamérica.
Y, cerrando este círculo, como quizá ustedes ya suponían, volvemos al imbécil. Según el Diccionario universal no homologado del Colectivo Puente Madera decir imbécil es decir Donald Trump, como sustantivo. También podemos decir que Donald Trump es imbécil, con lo que adjetivaríamos el nombre propio que ya antes hemos definido como imbécil. Vaya, un lío, pero un lío que está muy claro. Los ciudadanos de los Estados Unidos, con la ayuda de una ley electoral un poco tramposilla (que no se lo tomen a mal: en España sabemos un montón de leyes electorales dudosamente democráticas) nos eligieron a todos un presidente planetario que ha demostrado, como se suponía, ser un perfecto imbécil (según la RAE, tonto o falto de inteligencia).
Si uno es imbécil, pero simplemente es un imbécil de andar por casa o por su barrio, puede meter un poco la pata en la tienda de la esquina, enfadar a los vecinos o a su parentela. Pero cuando uno es un imbécil presidente del país más poderoso del planeta, la cosa es más seria. Lo saben los sioux, los osos polares y los semitas.
Los sioux lo saben y padecen, porque Trump acaba de aprobar la construcción de oleoductos petrolíferos que atraviesan sus reservas en Standing Rock y que amenazan tanto su patrimonio cultural como parques nacionales de insólita belleza. Parece que Trump, en línea con los supremacistas blancos que lo apoyan, no consideran a los miembros de las naciones indígenas ciudadanos estadounidenses, aunque lo fueran mucho antes de los blancos que llegaron allí.
Que el imbécil de Trump es tonto lo saben también, con su inefable sabiduría animal, los osos polares, unos seres vivos que padecen que Trump haya retirado a EE.UU. de los acuerdos de la cumbre del clima de París, para que su país pueda contaminar sin límite ni conocimiento. Las últimas imágenes de National Geographic sobre esos preciosos seres muriendo famélicos debido al cambio climático encogen el corazón de cualquier ser humano que no sea un imbécil.
Que el imbécil de Trump está falto de inteligencia lo sufren muchos semitas y otros que no lo son. Lo saben los semitas palestinos, algunos semitas hebreos y los no semitas de todo el mundo. ¿En el zurrón de quién, sino de Trump, hay que cargar el peso de las muertes violentas ocurridas en Palestina e Israel en los últimos días? ¿A qué irresponsable sino a Trump habrá que acusar de la violencia que acaba de desatar a las orillas del Mediterráneo su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel? ¿Quién sino un imbécil desoiría los consejos al respecto de la Unión Europea, de todos los países árabes, de su aliada Turquía, del Papa, de casi todo el planeta?
Conjurémonos: formemos una alianza indestructible que responda a esta conjura de los imbéciles, una alianza de humanos semitas y no semitas, caballos sioux y osos, que no descanse hasta que los faltos de inteligencia abandonen los gobiernos del planeta.   


sábado, 2 de diciembre de 2017

OTRA CONSTITUCIÓN ES POSIBLE



Han pasado ya casi cuatro décadas desde que se aprobó, en referéndum, la Constitución Española. El próximo miércoles, 6 de diciembre, con motivo del aniversario del texto constitucional, en la madrileña carrera de San Jerónimo se verán desfilar bandejas de canapés junto con copitas de cava deslocalizado y se llenarán las bocas de muchos políticos de palabrería rimbombante, nos hablarán de la “modélica transición”, de una democracia hueca y de unas libertades que no se respetan.

El 6D debemos recordar que para esta Constitución no hubo debate previo ni, por supuesto, consulta popular, sobre qué tipo de régimen político se quería: monarquía o república. Se jugó en el referéndum a “o lo tragas todo o no hay nada”. Tampoco podemos olvidar que la CE no nació desde una deliberación surgida desde “abajo”, fue escrita por siete varones (ni una sola mujer), y “amañada” en pactos entre las fuerzas  post-franquistas. Han pasado ya 39 años, y el “régimen del 78” se vive agotado y anacrónico con los tiempos actuales, que únicamente ha sido capaz (¡qué casualidad!), gracias al pacto secreto PP-PSOE, de cambiar el artículo 135 para poner el pago de la deuda por encima de las necesidades sociales de la ciudadanía.

Algunos datos actuales nos deben hacer reflexionar. Hoy menos del 30% de la población española ha votado esa constitución. Solo un 15,8% de los ciudadanos reconocen haberla leído entera, un 35,1% dice haber leído algún artículo suelto, y casi la mitad, el 48,9%, admite que no la ha ojeado nunca, según datos del CIS. Reflejo de esta falta de conocimiento es que sólo un 36,4% acierta si se les pregunta el año en que se aprobó la Carta Magna, el 1978. Un 46,5% desconoce el año de su promulgación y un 9,7% cree que se aprobó entre 1975 y 1977.

Pero más que su desconocimiento, lo más grave es el incumplimiento. El actual texto constitucional sigue siendo incumplido de forma reiterada por los poderes económicos y políticos que, pese a su teórico apoyo, en la práctica es utilizado de manera partidaria en beneficio propio por esos mismos partidos que se autodenominan “constitucionalistas” a bombo y platillo. Si la Constitución es la Ley de leyes y está para cumplirla, cuesta trabajo entender por qué los artículos que tienen que ver con la justicia social y la redistribución de la riqueza, con el derecho al trabajo (art. 35) o a una vivienda digna (art. 47), son menos defendidos por nuestros patriotas gobernantes que los que hablan de banderas y entelequias metafísicas. Hasta la fecha no conocemos que el Gobierno español haya interpuesto algún recurso ante el Tribunal Constitucional por el incumplimiento de alguno de esos artículos, por lo que es triste constatar que hay mucho de hipocresía. Suena todo a fraude, a mentira, a charlatanería política de un régimen injusto e impostor.

El miércoles hay muy poco que celebrar. Durante 24 horas ensalzarán esta caduca Constitución, mientras la convierten en papel mojado los 365 días del año. A estos políticos hipócritas no les importa que la CE se utilice en beneficio de unos pocos, lo que en la práctica supone alimentar los dramas sociales de este país, aquejado de un alarmante aumento de la precariedad, de pérdida de derechos laborales y sociales, de un grave desempleo y de falta de trabajos de calidad, de pobreza energética o con la ausencia de una efectiva lucha contra la corrupción o de avances significativos en la regeneración democrática.

Ha llegado el momento de construir un proceso constituyente hacia una república federal debatido previa y ampliamente por toda la ciudadanía, para superar las grandes carencias del actual texto constitucional con cuatro décadas de vida. Anhelamos una nueva Constitución al servicio del pueblo y debatido por él hasta la saciedad, para definir un nuevo marco de convivencia, construyendo un nuevo país donde se blinden los derechos sociales para todas y todos. Tenemos derecho a un futuro claro, a un empleo decente, a unas pensiones dignas, a unos servicios públicos universales y gratuitos y a que nadie se le arroje a la exclusión social. También es necesario que, en pleno siglo XXI, nuestra futura Constitución destierre fueros y privilegios de territorios, porque la esfera pública de la participación exige que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos, vivan en el lugar que vivan, anteponer territorios a ciudadanía es una manera de volver y vivir en pleno feudalismo.

No sirven reformas parciales y cosméticas de la Constitución, es la hora de un debate democrático para redactar un texto nuevo a partir de un proceso constituyente participativo de abajo a arriba. ¿Seremos capaces de asumir este gran reto, o los poderes fácticos perpetuarán una Constitución inservible?