domingo, 23 de febrero de 2020

SUELO PÚBLICO ¿NEGOCIO PRIVADO?

No entraremos aquí a definir o diferenciar términos como bienes demaniales, bienes y derechos de dominio privado o patrimoniales, desafectaciones, etc., conceptos con los que frecuentemente se juega en algunas corporaciones y no siempre con el bien ciudadano puesto en la mente.
Sí partiremos de la base de que la ley obliga a las instituciones locales a reservar en cada sector urbanístico nuevo, un porcentaje de suelo destinado a servicios y dotaciones públicas. En esto, algunos gobiernos locales vienen creyendo ver desde hace tiempo, el chollo del siglo (de los siglos): vender dicho suelo a manos privadas, con lo que airean las cuentas municipales (a veces ocurrió que también las personales) y echan una mano al sector privado (a veces ocurrió que también a los amigos) en detrimento de esos servicios que se debieran dar públicamente. El tema es más viejo que el respirar, pero hemos atravesado una época de práctica vergonzosamente intensa.
Nos centramos ahora en el hecho que venía sonando que terrenos públicos se iban a ceder para un centro concertado de educación en el barrio de Medicina de Albacete. Una rápida iniciativa popular pidiendo que se olvidasen de esa idea, su rápido y masivo seguimiento y la aparición en prensa local, ha hecho que de inmediato el alcalde se haya visto obligado a rectificar sobre la construcción de un colegio en el barrio Medicina. Peeeeeeeero… ¡ay los peros! Llaménnos desconfiados, llámennos suspicaces, … peeeeeero es que tanto hemos visto ya, que con estos asuntos nos gustan las cosas claras, muy claras, y miren por donde, encontramos bastante opacas las palabras del alcalde.
En unas más que medidas declaraciones, afirmó que “se construirán dos colegios (Universidad e Imaginalia) y un “centro educativo público”. ¿La posible trampa? No ha renunciado en ningún caso a trasferir el suelo público a una empresa de la educación privada, por lo que bien podría terminar haciéndolo, tratándose de un Instituto de Enseñanza Secundaria eso que llama “centro educativo público”. Una vez construido el Centro concertado privado, la propia LOE/LOMCE prohibiría construir uno público en el mismo barrio.
¿Es retorcido? Puede, pero se trata de más que una puerta (unas portás, diríamos) abierta a que el alcalde y sus compañeros de viaje, con sus medias verdades pueda decir que él no mintió, aunque engañarnos, nos habría engañado a todos y todas.
Si a esto se le une además, que como un reguero de pólvora, por la ciudad corren ilustres apellidos de la política local vinculados a este negocio de compra-venta, la cosa nos retrotrae a tiempos que creíamos superados y se pone muy fea.
Sin duda, las variaciones demográficas que se van produciendo por zonas en una ciudad, requieren cambios y decisiones políticas de redistribución, es lo responsable. Seguramente, los negocios privados también deban hacer las suyas, ellos verán. Pero a ver si nos entra una cosa en la cabeza: lo público debe quedar para todos y todas, para lo público.
En estas, Ciudadanos, “de perdíos al río”, tendría poco que perder, pero el PSOE, tanto a nivel local como regional, cada día que pasa y la gente sigue hablando, pierde y mucho. Todo sería tan fácil como que el alcalde dijera las cosas con claridad meridiana y no medias verdades: comparece, lo dice, y en segundos el asunto queda zanjado. Si esa es de verdad la voluntad, ¿es fácil no? 




sábado, 15 de febrero de 2020

CRISTO ABANDONADO

Llevamos toda la semana discutiendo, aquí y allá, sobre la posibilidad de regular legalmente la eutanasia. Pero no sigamos perdiendo el tiempo. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, ya ha dictaminado en nombre de toda la ultraderecha política y religiosa: los enfermos tienen que “sufrir como Cristo”. Y punto. Y si no te gusta el planteamiento, o eres de otra religión, o no eres de ninguna, pues te jodes como Herodes: no haber nacido en “la reserva espiritual de Europa”, so hereje.
En cualquier caso, es curioso cómo estos obispos ultramontanos proponen imitar a Cristo sólo en los que les interesa. Por ejemplo, nunca se acuerdan de aquello de que hay que dar “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, porque, claro, eso supondría renunciar a la financiación del estado, pagar el IBI, devolver los bienes ajenos inmatriculados, abandonar la escuela pública y sobrevivir con los óbolos de los feligreses… Y, ya sabemos, hay que ser fieles al evangelio pero hasta cierto punto.
También, casualmente, la ultraderecha nacionalcatólica suele olvidar que, según Jesucristo, antes entrará un camello por el ojo de una aguja, que un rico el reino de los cielos, porque elevar esa metáfora a la categoría de dogma equivaldría a mandar el capitalismo al infierno y apostar por un sistema económico igualitario. Y, jeje, ¡hasta ahí podíamos llegar! ¡Antes cismáticos que comunistas!
Otro ejemplo. Jesucristo salvó la vida de una mujer que iba a ser lapidada por haber tenido una relación extra matrimonial. Pues bien, los descendientes de Torquemada “lapidan” día tras día a lesbianas, gais, transexuales, mujeres que han interrumpido su embarazo… llamándoles de todo (enfermos/as, depravados/as, asesinas…) sin el menor atisbo de compasión cristiana. Eso sí, acto seguido se meten entre pecho y espalda un par de rosarios, ¡y a dormir tan tranquilos!
En fin, nosotros somos ateos felices e irreversibles. Pero sentimos cierta sincera ternura por aquel Cristo que andorreaba de aquí para allá en plan hippie y se liaba a mamporrazo limpio con los mercaderes del templo. Por eso, no nos cuesta imaginárnoslo exclamando, al ver la riqueza acumulada por la iglesia católica y escuchar las barbaridades despiadadas del obispo de Alcalá: “Padre, ¿quiénes son estos que toman mi nombre en vano? Y si llevan una cruz en el pecho, ¿por qué me han abandonado?”








domingo, 9 de febrero de 2020

Los marqueses campesinos


  • Santiago, Santiago, mira lo que han hecho estos señores del mundo rural con tu caballo- chillaba azorado Iván Espinosa de los Monteros, marqués de Valtierra, mientras se sacudía la paja de su traje de miles de euros y pateaba para desprenderse del estiércol que se había adherido a las suelas de sus zapatos de miles de dólares.
Abascal, en plena discusión con un agricultor que acusaba a Vox de querer manipular su concentración, se giró y se quedó pálido. Unos manifestantes habían desenjaezado a su purasangre, el mismo con el que había comenzado a recorrer España para su Sagrada Cruzada de Reconquista, y le habían colgado unos arneses para que estirara de una trilla.
  • Malvados jornaleros comunistas y/o anarquistas- susurró entre dientes mientras intentaba sonreír. - Nosotros-prosiguió arengando-estamos aquí para apoyar a los agricultores españoles que en menos de dos meses están siendo llevados a la ruina por este gobierno antiespañol.
  • Oiga, no nos tome por tontos -dijo uno de los asistentes. -¿Pero es que ustedes están en contra del capitalismo? Porque es el capitalismo el que desde hace años provoca que a un humilde productor se le pague por un tomate diez veces menos de lo que cuesta comprarlo en un supermercado. Y que los que más ayudas reciben de la PAC sean los grandes propietarios. Eso es lo que estamos sufriendo desde hace años, y nadie lo arregla ni lo va a arreglar porque el capitalismo se basa en que el grande se come al pequeño. Y usted, Abascal, está con los grandes.
  • Bueno, nosotros…- comenzó Abascal, pero otro manifestante le cortó.
  • ¿Y es verdad que quieren volver a poner la frontera con Francia? Porque entonces todos los productos agrícolas que exportamos a Europa serán más caros y nos comprarán menos.
  • Hombre…- pero Santiago no pudo continuar.
  • ¿Y eso que llevan en su programa de que todas las tierras agrícolas se convertirán en urbanizables? ¿Cómo ayuda eso a que el país siga cultivando?
  • Disculpe, permita, permita que le aclare, que de ese asunto de los terrenos y las edificaciones yo se bastante- intervino Espinosa, ajustándose la corbata. – Eso es para que ustedes puedan especular con las parcelas y olvidarse de esto del campo. Y solucionamos su problema, aunque España tenga que importar todos los alimentos del extranjero, ¿no?
Un rumor de estupor recorrió la manifestación. El jamelgo relinchó, y luego defecó. Del mal olor, el marqués de Valtierra se mareó. Abascal se cubrió el rostro. Y las justas demandas de los verdaderos agricultores continuaron su camino, libres de manipulaciones y de señoritos oportunistas, porque cualquiera que lea su programa tendrá claro de qué lado está Vox: del lado de los grandes, no de los pequeños agricultores.



domingo, 2 de febrero de 2020

REINO UNIDO: ¡VAMOS QUE NOS VAMOS!

Es cierto que siempre los hemos visto como los raros de Europa. Viven aislados de los demás, en el más estricto sentido de la palabra, conducen por la izquierda, no se sabe muy bien qué cosas comen, por no nombrar lo del innombrable Peñón. No, los británicos nunca se han hecho mucho de querer y bien que nos aprendimos aquello tan napoleónico de “La pérfida Albión”. Por ello, es fácil que nos salga aquello tan de machito despechado de ¿qué se quieren ir? ¡pues que se vayan y buen viaje lleven! Pero la cosa no es esa. Son las miles de lecturas internas y externas que se pueden sacar de esto del Brexit.

Vale que sabíamos que había muchos de los que pensaban aquello de que “¿cómo alguien puede vivir sabiendo que no es británico?”, pero no los hacíamos en estas.

Decía Rodríguez Ibarra “si yo hubiera sabido que mi partido predica una cultura asamblearia, yo no estaría en el PSOE si no que estaría en el Partido Comunista”, para luego, al perder la oficialista Susana Díaz frente al alternativo Pedro Sánchez añadir: “si se le pregunta a un socialista, siempre votará en contra de lo que diga su dirección”. No sabemos si un poco de esto pudo haber habido en el referéndum sobre el Brexit , pero sin duda eso que llaman el establishment, acaba por hacerse detestable en doble cara: uno por lo que significa en sí mismo, y otro, como ya hiciera con la presidencia de EEUU, porque acaba por arrastrar a las masas a las posturas más irreflexivamente dañinas.

Para empezar, se ha sumido al país en un debate generacional donde los jóvenes acaban por mirar mal a los de mayor edad, quienes ya “con todo hecho”, pero con lógica y justa voz, han decidido por su futuro. Y así se han generado polos sobre urbano/rural, buena formación/escasa formación, Escocia/no Escocia, etc. etc. El proceso deja cadáveres políticos en el camino, especialmente entre los laboristas, filas entre las que hubo claros disidentes y marcadas posiciones de ambigüedad (esto de que en un mismo partido haya posiciones diferentes, suena raro por aquí). Por el contrario, personajes como Nigel Farage, al que se dio por hundido al verse obligado a reconocer que mintió descarada e insistentemente en campaña, pues nuevamente está en la pomada (de esas cosas sabemos aquí: ni mentiras ni corrupción pasan factura política, especialmente en la derecha).

Ahora, tras el goodbay, la pregunta tal vez sea no quién pierde y quién gana, sino que es quién pierde más y quién menos. Andar dividiendo pareciera que es como perder fuerzas por todos lados, y hacerlo para seguir con un mismo sistema y unas mismas normas de juego, no se ofrece en principio como algo muy inteligente. Corren tiempos de votar más con el páncreas que con el cerebro.

Por hablar en los términos que interesaban a quienes propusieron la maniobra, el Open Europe, uno de los principales “think-tanks” (laboratorio de ideas) ingleses y de Bruselas, afirmaba que aunque esto no fuera una única estocada mortal, sería más bien una hemorragia para su crecimiento en los próximos 15 años. Tampoco parecen eufóricos ni el Banco de Inglaterra ni “La City”, por no recordar que el Reino Unido es el principal socio comercial de Alemania y digan lo que digan, no queda claro cómo va a quedar ahora la cuestión. Insistimos, eso por hablar en los términos que son de su principal interés, porque por ejemplo, en Sanidad se sabe que no son autosuficientes…

En fin, que no estamos aquí para ser agoreros, ni con ellos ni con nosotros, sino para plantear cuán de curioso es esto de la política y cómo de fácil es tocar ciertas fibras, aún a costa de enfangarse en la más profunda de las incertidumbres. La pregunta fue ¿Debería el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea?, la participación un 72,2%, el SI un 48.1 % y el NO 51.9 %. Y ya está, se han ido.