“Hablar
de la democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar de humanismo y negar a
los hombres es una mentira.”
(Ovidio)
No
debemos olvidar la dramática situación de Grecia donde cerca de medio millón de
trabajadores no han cobrado en dos años, el desempleo juvenil se eleva al 54% ,
el poder adquisitivo ha caído en picado, miles de personas sin hogar han
inundado las calles y las plazas de Atenas, la malnutrición infantil está a la
orden del día, los servicios públicos son cada vez más precarios, los partos,
que hace seis meses eran gratuitos, hoy se realizan previo pago de 1.500 euros
y desgraciadamente nos hemos familiarizado con la imagen de gente buscando
comida en la basura.
Los griegos con su voto han vuelto a romper con el bipartidismo
clásico del Pasok y Nueva Democracia, surgiendo un frente antiausteridad
liderado por Syriza. Las mentiras de la Troika, los engaños de Merkel y de Obama, los chantajes de sus medios afines han
calado en un sector de la población violentamente presionada, que ha impedido
la victoria de la coalición izquierdista liderada por Alexis Tsipras. Syriza es algo único y original, más
aún en tiempos como los actuales en que los avances de la izquierda europea son
insuficientes para parar al neoliberalismo. Surgió hace nueve años como alianza
electoral entre un partido de la izquierda parlamentaria reformista y otras 12
organizaciones de izquierda radical y movimientos sociales. Pero hoy es mucho
más que eso, se ha convertido en un motor para la esperanza de los trabajadores
griegos, que potenciará e impulsará el crecimiento de la izquierda europea,
confiando que en España, siguiendo el
modelo de Syriza, se produzca una expansión similar de la izquierda real. Estos
resultados ascendentes servirán para comenzar a impugnar la actual orientación
económica de la UE, con una alternativa que demuestre que es posible rescatar a
los ciudadanos y no a los estafadores, con un programa de refundación de Europa.
La semilla está sembrada.
El
terrorismo mediático que ha sufrido Syriza no tiene nombre. Las patrañas que indicaban que Tsipras propugnaba la salida del
euro han provocado un miedo injustificado. La coalición izquierdista griega lo
que rechaza es la brutal austeridad impuesta por la Comisión Europea, El
FMI y el Banco Central Europeo, y su intención ha sido siempre la de
permanecer en la Unión y en la moneda única, aunque rechazando obviamente el
Memorándum de la deuda, como sigue pensando la mayoría del pueblo heleno.
El
magnífico programa político de Syriza daba miedo a las élites conservadoras,
porque sus propuestas iban al corazón de las necesidades del pueblo. La
auténtica revolución es: subir los impuestos a quienes más ganan,
en un 75%, y rebajarlos a los productos de primera necesidad, subiendo las
prestaciones de desempleo para los parados; extinguir los privilegios fiscales (incluso a la Iglesia o a los
armadores); luchar contra los desahucios
hipotecarios ofreciendo techo a las personas sin hogar en los edificios
públicos; rebajar el gasto militar
y salirse de la OTAN; nacionalizar la
banca y las grandes empresas públicas; aumentar el salario mínimo hasta 751 euros al mes; organizar comedores
escolares gratuitos; cambiar la injusta
Ley Electoral; apostar por las energías renovables y por la
protección del medio ambiente, … Está era la revolución de Syriza, que el miedo
y el chantaje de los conservadores han impedido que sea una realidad.
La
fuerte oposición que realizará Tsipras abrirá una puerta a la esperanza en el
país heleno y en toda la Unión, ofreciendo propuestas más democráticas y humanas
a la situación límite a la que nos han llevado los mercaderes rescatadores sin
escrúpulos, de este capitalismo salvaje del que queremos salir de una vez por
todas. El miedo ha aparecido en Grecia, pero el avance de la izquierda real es
imparable. Tiempo al tiempo.