jueves, 18 de agosto de 2022

Radicales, fanáticos e integristas


Imagen de Edwin Espinoza Andino

    Desgraciadamente, la radicalidad, el integrismo y el fanatismo siguen avanzando en nuestro planeta. Nos invade la consternación desde que el pasado fin de semana supimos del atroz ataque a Salman Rushdie, mientras éste estaba dando una conferencia en el estado de Nueva York, en defensa de la libertad de expresión y de que EE.UU. diera asilo a los escritores exiliados. El intelectual británico, de origen hindú, ha vivido escondido y con protección policial más de 30 años, desde que el líder religioso/político ayatolá Ruhola Jomeini (1989) emitiera un pronunciamiento, pidiendo su muerte por la publicación de su famosa novela “Los versos satánicos”. Pero también es terrible que el portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, Naser Kananí, haya responsabilizado al propio Rushdie del ataque por “insultar” al islam y a 1.500 millones de musulmanes. Una muestra más de la perversión de las religiones, de todas las religiones, frente a los librepensadores y los derechos humanos.

    Resulta intolerable que alguien, en nombre de nadie o de nada, se otorgue la potestad de hacer callar o desaparecer a otros por disidencias o discrepancias. Es deleznable lo que le ha ocurrido al perseguido Rushdie, pero recordamos que TODAS las religiones han tenido siempre un brazo armado sectario y fanático, capaz de cometer crímenes en nombre de la pureza, de los textos sagrados y de tropecientas supersticiones o de pensamientos mágicos irracionales.

    Todo indica que detrás de este intento de asesinato está el llamado Estado Islámico o Daesh, pero cabe poner de relieve que en el llamado “Occidente civilizado” -sí, el nuestro-, nos vanagloriamos de ser más buenos que los demás, cuando hemos sido los causantes de las mayores matanzas, holocaustos, persecución del pueblo palestino, genocidios, esclavitud en masa, deportaciones, guerras, saqueos, pederastia ocultada y consentida, golpes de estado…, donde la religión ha estado influyendo o en connivencia con la mayoría de estas bestialidades.

    Es indudable que este mundo ha ido evolucionando a mejor, en tanto ha priorizado respetar a la ciudadanía por encima de sus creencias en dioses, patrias y otros productos ideológicos de las culturas. En nuestras sociedades solo han de ser "sagradas" las personas, el libre pensamiento, los derechos humanos, y no necesariamente las creencias, opiniones, ideologías religiosas o adoctrinamientos de unos iluminados.

    Todas las religiones fueron y siguen siendo “el opio del pueblo” (Karl Marx), teniendo como papel producir un alejamiento de la realidad, un olvido de los problemas que plantea el sobrevivir, un refugio. Así el pueblo adoctrinado y alienado busca evadirse a otro futuro mundo imaginario, en el que se le promete una vida mejor y la salvación eterna. Por ello lo único respetable son las personas, y parte de ese respeto es procurar salvarles del yugo y candado mental que imponen unas religiones que les cercena como individuos. Las creencias religiosas son algo privado, propio de la conciencia de cada cual, pero cuando éstas salen de la esfera interior para imponerse socialmente, se convierten en un instrumento político reaccionario que beneficia a las clases dominantes y ayudan a hacer sumisas a las mujeres, a las minorías, a los pobres, a los explotados y a los más débiles de la sociedad. Es entonces cuando las religiones se convierten en integrismo.

    El problema actual es que tanto el cristianismo, como el islamismo o el judaísmo, aportan las ideas fanáticas necesarias para los sectores reaccionarios que dominan políticamente este mundo loco. Lo que no nos deja otra salida, que no sea aplicarnos en la tarea de defender la ciencia y la razón, lo único que ha permitido mejorar a la especie humana a través de su historia.

    Para concluir, nuestro particular sarcasmo nos hace sacar a relucir una frase que nos recordaba, no hace mucho, un buen amigo: odiamos las religiones, incluso la nuestra que es la “verdadera”.

    ¡Seguimos!


@CPuenteMadera


sábado, 6 de agosto de 2022

MÁS EMPATÍA, MENOS CLASISMO

Dicen que los Simpsons predicen el futuro y a nuestra mente viene de forma recurrente una frase “¿Es que nadie piensa en los niños?” Pues en los últimos días parece que en Albacete hay un grupo que no, no lo hace.

Desde hace años el centro Arco Iris en Albacete da refugio a niños y niñas, por desgracia, este centro se ha quedado pequeño, es decir, hay demasiados menores (1 ya sería demasiado para nosotros) que necesitan vivir y ser cuidados en este centro en nuestra ciudad. La nueva ubicación de las instalaciones es lo que parece molestar a algunos y algunas vecinas que parecen creer que estas niñas y niños no son dignos de convertirse en sus vecinos.

Los comentarios expresados en redes sociales son vergonzosos, tanto que no vamos a reproducirlos y tampoco a contestar a quienes parecen pensar que menores tutelados son peligrosos delincuentes que pueden poner en peligro la seguridad de sus familias. Solo una cosa que nos llama la atención, estas personas se quejan de cuanto va a costar la construcción de este edificio que será el hogar provisional de muchos niños durante mucho tiempo, curioso, parece que a veces molesta más la inversión en este tipo de centros, que ciertos regalos millonarios a ciertas instituciones privadas que dan servicio a unas pocas almas.

Nos preguntamos si esa gente sabe realmente qué es el Centro Arco Iris y a qué se dedica, que es un centro de primera acogida, es decir un centro, un refugio diseñado para atender a niños y niñas con carácter de urgencia y de forma temporal, para menores privados de la necesaria atención que por incumplimiento o por la inadecuada protección de sus padres, les lleva a no poder convivir con sus familias. Probablemente la peor situación a la que pueda enfrentarse un menor.

Niños y niñas de entre 0 y 17 años que necesitan que la sociedad no los abandone cuando más solos están, son el peligroso enemigo que algunos de los vecinos y vecinas del barrio de Universidad temen enfrentar. Por suerte, entre tanta locura, a veces se escuchan voces llamando a la cordura, en este caso, la Asociación de Vecinos, quienes no han tardado en apoyar el traslado del centro y en alejarse de los comentarios cargados de racismo y aporofobia que recorren internet estos días.

Para que los niños y niñas crezcan sanos y no terminen cometiendo delitos necesitan buenos ejemplos, necesitan adultos que les sirvan de referente en la vida, para que los niños y niñas no acaben excluidos de la sociedad necesitan un barrio que los integre, que los acoja, un buen ejemplo de la sociedad donde van a vivir como adultos, necesitan un buen barrio.

Nosotros, en nombre de todos esos menores que están acogidos en el centro y por todos aquellos que encontrarán una casa bajo su techo, queremos darles las gracias a quienes en la medida de sus posibilidades han hecho ruido para destapar esta situación y a todos aquellos que no los quieren cerca, dos cosas: Ningún menor es culpable de los errores de sus padres y, señores y señoras, háganselo mirar, porque si no son capaces de ver que son niños desprotegidos, que necesitan ayuda y acogida, tienen un serio problema de empatía o un clasismo con toques de racismo que como el árbol, no les deja ver el sol.


@CPuenteMadera