domingo, 26 de diciembre de 2021

CHILE DESPERTÓ


Escribimos estas letras con la voz de Victor Jara sonando en nuestros oídos, símbolo de la lucha por la libertad, contra la dictadura ultraderechista de Pinochet. Parece historia de otra época y sin embargo nos paramos a pensar en las últimas elecciones chilenas y pensamos que son el resultado de la lucha de toda una generación que nació a finales de esa larga dictadura, ese negrito que dormía mientras su mama estaba en el campo, que accedió a la educación superior endeudándose, una generación que nació bajo el yugo de la derecha más rancia y que hoy se sabe más libre que la generación de sus padres, pero que no se conforma con eso.

Esta generación de nuevos políticos forjados en las revueltas estudiantiles que azotaron Chile en los últimos años, esa generación endeudada por los préstamos de acceso a la educación superior que ve como sus padres no llegan a alcanzar nunca la jubilación por un sistema de pensiones totalmente privatizado, controlado por las Administradoras de Fondos de Pensiones.

Chile, el Chile de hoy, resultado de un experimento neoliberal, llega a las nuevas elecciones con una sociedad totalmente polarizada, una sociedad donde la clase media ha prácticamente desaparecido. Un país donde educación, sanidad, pensiones y hasta el agua – en la Constitución de 1980 el agua era un derecho privado- son bienes en manos de empresas privadas, que endeudan a familias en una sociedad con un Estado mínimo y ausente.

Estos son los retos a los que ahora, que por fin se vuelven a abrir las grandes alamedas, tendrá que enfrentarse Gabriel Boric, no será fácil, debe afrontar primero la reforma constitucional ya en marcha, la primera en democracia y que gracias a la mayoría de izquierdas quizá pueda profundizar en las reformas que el país necesita. No será fácil, tendrá en frente a los grandes lobbies que no van a querer perder ni uno solo de sus privilegios, de sus beneficios.

Lo que sí es seguro, es la tremenda ilusión que Boric ha despertado en gran parte del electorado, ese que necesita las reformas y que ha creído en sus promesas, que cree que un cambio en las políticas sociales y económicas del país es posible. El ya presidente electo dijo tras depositar su voto que llegaba con las manos limpias, el corazón caliente y las manos frías, esperemos que cuando se vaya pueda decir que sigue con las manos limpias, y que ese corazón y esas manos le llevaron a transformar un país de profundas desigualdades en un país próspero donde la equidad y la justicia social dominen, que pueda decir orgulloso, que llevó a la práctica la voz de la mayoría, la voz del pueblo trabajador.

Queremos augurarle lo mejor en la legislatura que comienza, porque deseando esto, estamos deseando para Chile y los chilenos un cambio social profundo, las reformas que merece un pueblo donde fueron miles y miles los que entregaron su sangre, y en caudales generosos multiplicaron los panes, ahora les toca vivir junto a hijos y hermanos la primavera que entre todos construyeron a diario.


@CPuenteMadera



lunes, 13 de diciembre de 2021

UNOS DERECHOS MUY TORCIDOS


Nunca hemos sido de los que se sienten felices cuando les dan cuatro palos porque saben que al vecino le han dado diez. No tiene sentido. No queremos que le den palos a nadie. Con el asunto de los Derechos Humanos pareciera que esa sea la ley imperante: todo estupendo porque hay otros que están peor. Bueno, pues muy mal porque otros estén peor, y muy mal si nosotros no estamos todo lo bien que pudiéramos.

Una democracia, no se instaura ni consigue de la noche a la mañana; una democracia se construye, se mejora día a día. Acabada la dictadura de Franco, los pasos para adentrarnos en la democracia sabían a gloria, pero con el paso del tiempo, estamos obligados a seguir avanzando, a seguir mejorando, a seguir el camino para conseguir una democracia completa. Y no la habrá mientras no logremos que se cumplan de lleno los Derechos Humanos.

El pasado día 10 de diciembre, se celebraba el Día de los Derechos Humanos (día en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos), y claro, la revisión y reflexión sobre ellos es obligada, en el mundo en general, pero por supuesto también en nuestro país. Y ahí vemos que aún nos falta mucho por mejorar en esta democracia, pero mucho.

Señal de alarma es el creciente aumento de la intolerancia, del racismo y la xenofobia, por poner unos ejemplos que con demasiada frecuencia acaban en violencia de cualquier índole: los delitos de odio se suceden a diario. Muy mala cosa para la democracia de un país.

La Declaración de Derechos Humanos es inequívoca en cuanto a la igualdad y equidad entre géneros, pero la brecha salarial parece que no pudiéramos sacudirla y quitárnosla de en medio, y lo que es peor, en muchos segmentos de la sociedad se da por normalizada o cuando menos por inevitable. No es cierto y supone un muy flaco favor para la salud democrática.

Podemos irnos a la distribución de la riqueza y observar cómo personas que trabajan, viven instalados en la pobreza, cómo se les imponen horarios y condiciones inhumanas. No nos puede servir el que en otros lugares del mundo estén peor, ya se ha dicho: muy mal por aquello y muy mal por esto.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución que reconoce que vivir en un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible es un derecho humano sin el cual difícilmente se pueden disfrutar de otros derechos, como a la salud o incluso a la vida. Observamos cómo en nuestro país sigue en muchos sectores esa idea de “si pago contamino”. Las políticas sobre medio ambiente son aún muy mejorables en nuestra democracia.

El acceso a la vivienda se hace para muchas personas en España un imposible, y viven en condiciones lamentables de protección y salubridad. No son casos extraños ni aislados, aunque a muchos sí les queden muy distantes e imperceptibles. Este sistema, hoy por hoy, no sólo tiene fallos en lo más básico (nutrición, vivienda, salud, igualdad, …) sino que desarrolla medios para taparlos o incluso para que sean aceptados.

Por todo ello, iremos observando un arco en el que habrá quienes quieran recortar en democracia o simplemente quienes dan por buena la que se tenga, pero creemos que la mayor parte de la gente quiere apostar por su continua mejora y optimización. Se debe empezar por reconocer los problemas, sin taparlos, para ir poniendo soluciones. Tenemos unos Derechos Humanos muy torcidos y el compromiso con su mejora, y por tanto con el de la democracia, es hoy, es siempre.



@CPuenteMadera