viernes, 22 de febrero de 2019

Yo voté a Vox. Y tú, ¿votaste?

Ellos, ellas, por diferentes motivos, votaron a Vox sin leer antes su programa. Y Vox, gracias al PP y a Ciudadanos, cambió la vida de los españoles.
  1. Me llamo María y voté a Vox. Soy trabajadora y cobro el salario mínimo. Hace dos meses violaron a mi hija y se quedó embarazada. Ahora he tenido que pedir dinero para que interrumpa el embarazo en una clínica privada, porque la sanidad pública no se hace cargo de ello (punto 56 del programa de Vox).
  2. Soy Josefa, soy empleada mileurista, voté a Vox y me han bajado los impuestos. A mi jefe, que es multimillonario, le han bajado los impuestos más que a mí (punto 39).
  3. Yo voté a Vox. Me llamo Antonio y soy camionero internacional, llevo hortalizas de Almería a Alemania. Ahora, con el regreso de los puestos fronterizos, tardo más días en llegar, las verduras españolas son más caras, tenemos menos pedidos y menos trabajos (punto 33 del programa de Vox).
  4. Yo soy Andrés, tengo invernaderos en Almería, voté a Vox como mi amigo Antonio. Ahora vendemos menos hortalizas en Alemania porque son más caras, ya que el 99% salen por carretera y tienen que parar en dos fronteras.. Estoy perdiendo dinero (punto 33).
  5. Soy Ignacio y voté a Vox. Yo tenía un pleito con el banco porque me cobraron de más en la tramitación de la hipoteca. El Tribunal Europeo me ha dado la razón, pero ahora nuestro país no reconoce las sentencias de los tribunales internacionales, y he perdido un montón de dinero (punto 91).
  6. Me llamo Andrea, voté a Vox y ahora mi jefe, que es millonario y tiene familia numerosa y un chalé de 700 m2, ya no tiene que pagar el IBI del ayuntamiento (punto 44). Yo, que tengo dos hijos y un piso de 70 m2, sí.
  7. Me llamo Adela, tengo una tienda de productos de toda Europa y voté a Vox. Ahora, con la vuelta de las fronteras, todos los productos que vendo son más caros y vendo menos (punto 33).
  8. Soy Raúl, voté a Vox y ahora casi todos los servicios públicos que necesita mi familia se han recortado. No hay dinero para colegios, ni médicos, ni transporte… porque han rebajado los impuestos más a los más ricos (puntos 39 a 46).
  9. Me llamo Pedro y voté a Vox. Mi hijo tuvo una discusión con un guardia jurado portero de discoteca, y como eso ahora se considera un atentado a la autoridad, está en la cárcel (punto 30).
  10. Yo soy Nieves, camarera en un bar en Benidorm. Voté a Vox, pero con la vuelta de las fronteras vienen menos turistas europeos y de otros países. Mi jefa dice que tendremos que cerrar (punto 33). Por cierto, mi hijo está trabajando en Berlín y ahora necesita pasaporte para venir a España.
  11. Soy Marta, voté a Vox. En mi pueblo hay muchos inmigrantes en situación legal desde hace años. Como ahora les obligan a pagar la sanidad, muchos no van al médico y no vacunan a sus hijos y están creciendo las enfermedades (punto 59).
  12. Me llamo Soledad, voté a Vox. Ahora tengo problemas con mi exmarido, es un violento que me amenaza, pero han derogado la ley de violencia de género y han ilegalizado las organizaciones de mujeres que podían ayudarme… no sé qué hacer (punto 70).
  13. Soy Jaime y voté a Vox. Mi vecino de abajo robó una moto, está condenado a dos años y un día y está en la cárcel, no tiene derecho a ningún privilegio porque es un inmigrante irregular. Mi vecino de arriba asesinó a su mujer, está condenado a 20 años, está en la cárcel, pero tiene derecho a privilegios penitenciarios porque es español. (punto 92).
  14. Soy Cristina, voté a Vox y ahora mi hija, que es muy trabajadora, pero se pone muy nerviosa en los exámenes, ha suspendido el examen de final de ESO y se ha quedado sin el título. ¿Y ahora qué? (punto 64).
  15. Me llamo Pablo, soy maestro en la escuela pública y voté a Vox. Ahora han implantado el cheque escolar y tenemos menos niños en la escuela… y van a cerrar el colegio (punto 61).
  16. Me llamo José Mª Aznar, he sido presidente del gobierno y voté a Vox. Ahora estoy sometido a un proceso de depuración de responsabilidades por haber negociado con ETA (punto 88).
  17. Soy uno de los cómicos de Los Morancos… yo no voy a decir si voté a Vox, pero una vez hicimos una broma con el himno de España y un jamón… y ahora estamos en la cárcel (punto 3).
Ellos votaron a Vox y Pablo Casado puso en práctica su programa y cambió nuestra vida. Y tú, el próximo día 28, ¿vas a votar?






sábado, 16 de febrero de 2019

Presupuestos, nacionalismos y nuevas elecciones

Cuando el pasado miércoles los nacionalistas catalanes, ERC y PdeCat, sumaron sus votos a los españolistas PP y C's para tumbar unos presupuestos sociales, se abrió la puerta a la convocatoria de unas elecciones generales, un panorama donde puede ganar la derecha más rancia de este país, el trifachito de la plaza de Colón, algo que no deseamos de ninguna manera. Se veía venir, la mezcla de las cuentas del Estado con el inicio del juicio en el Tribunal Supremo contra el soberanismo catalán hizo unos extraños compañeros de viaje, juntó a los que se envuelven con las banderas, ideologías contrapuestas, para echar atrás unos presupuestos que, aún no siendo los mejores, intentaban cambiar ciertas cuestiones en favor de los más desfavorecidos. Algunos no quisieron darse cuenta que denunciar la vulneración de derechos y reivindicar el diálogo es compatible con hacer políticas concretas que beneficien a la mayoría social, era algo importante para parar los pies a la extrema derecha. Bloquear unos presupuestos sociales es un error histórico, pues perjudica a todo el mundo y tiene un calado de irresponsabilidad política difícilmente justificable. La salida democrática y negociada al conflicto catalán y español, que muchos en este país queremos, la verdadera política y el diálogo se ha dejado atrás para resolver la grave crisis territorial de este país.

Hace ya algunos meses que insistíamos que nunca hemos entendido ni aceptado a los nacionalismos, tanto el periférico (catalán, vasco, gallego,..) como el nacional-centralista, que hunde sus raíces en el rancio franquismo sociológico al más puro estilo fascista. Estamos convencidos que el nacionalismo y las banderas al viento son un invento de la burguesía para dividir a los trabajadores y trabajadoras, haciendo núcleos mutuamente intolerantes pensando más en la propia identidad que en la solución de los problemas que ha provocado el maldito capitalismo a la gran mayoría de la humanidad. Y hoy seguimos pensando lo mismo, por encima de las identidades nacionales, más que cuestionables, de los instintos patrioteros, están las soluciones a las numerosos carencias que la clase trabajadora tiene en España.

Ante este panorama de bloqueo, de un país sin cuentas, Pedro Sánchez no podía seguir gobernando con unos presupuestos austeros y antisociales, prorrogados de su antecesor censurado, por lo que, en el día de ayer, de acuerdo con sus potestades, y no olvidemos las grandes presiones internas de algunos de los barones socialistas y de los “jarrones chinos” neocapitalistas, ha convocado elecciones generales para el próximo 28 de abril. En estos últimos ocho meses, tras la moción de censura, el presidente Sánchez ha desaprovechado la oportunidad de avanzar hacia una sociedad más progresista, más justa y más solidaria derogando la Ley Mordaza y la Reforma Laboral, reformando la Justicia, agilizando la ayuda a la Dependencia, tirando la LOMCE a la basura, implementando otras políticas migratorias,... y tantas y tantas medidas sociales que muchos creíamos urgentes. Las cuentas bloqueadas han hecho tirar la toalla a PS, las elecciones están aquí, el resultado de las urnas nos va a traer un nuevo parlamento que será lo que la movilización del electorado quiera.

Se abre un apasionante futuro, una primavera electoral donde la ciudadanía expresará en menos de un mes sus voluntades para elegir a sus representantes europeos, estatales y locales. Toca remangarse, trabajar y buscar iniciativas, algunas contrarreloj, para unir esfuerzos para que los partidos de la izquierda dejen de ver los sillones, las siglas o el beneficio electoral y sean cómplices para contrarrestar el avance de la la ultraderecha franquista y cavernaria del siglo pasado. Se deben olvidar ombliguismos y egos superlativos, los retos son tan importantes que la fuerza de toda la izquierda debe hacerse patente el 28 de abril y el 26 de mayo. Llega la hora de votar a aquellos que den respuesta a las necesidades de la clase trabajadora, las banderas no son la solución, es el momento de dejar atrás el desencanto, hay que llenar las urnas de esperanza, de lucha y de votos de izquierdas. La desmovilización de los progresistas hará el juego a las derechas, y eso no nos lo podemos permitir, superemos aquello que nos separa y vayamos con ilusión a elegir a gentes honradas de izquierdas. ¡Es la hora!







jueves, 7 de febrero de 2019

PEDRO SÁNCHEZ, ¿VASALLO DEL IMPERIALISMO YANQUI?

Es triste, es preocupante y es indignante que los partidos de la derecha clásica estatal asuman sin desmelenarse el discurso de la nueva extrema derecha. Pero no es raro. El PP fue fundado por un ministro de Franco y ha representado la única posibilidad de voto útil para muchos nostálgicos de la dictadura. Casado está intentando refundar el partido devolviéndolo a sus esencias carpetovetónicas. Y no es por casualidad. Sabe muy bien lo que hace. Lleva toda la vida viviendo de los designios de Génova y conoce bien el percal. Por su parte, la histeria españolista de Ciudadanos encaja como anillo al dedo con el patriotismo de “charanga y pandereta” que tanto gusta en los ambientes ultras. Desde luego, la prensa extranjera tiene claro dónde situar a la formación naranja, y no es precisamente en el centro del tablero. O sea que el conocido como “trifachito” no es otra cosa que una especie de “santísima (es un decir) trinidad” compuesta por tres personas electorales y una sola naturaleza política. De hecho, este mismo domingo se manifiestan juntos, “prietas las filas”, por la cosa esa del relator…

Tampoco vemos nada raro, la verdad, en que García Page ande por ahí disputando el voto a las huestes reconquistadoras de Abascal. El actual presidente de Castilla-La Mancha creció en el regazo populista y beaturrón de José Bono. Ha mamado su regionalcatolicismo. No se pierde ni una misa ni una procesión. Y no se ensarta en el cogote una peineta porque los del PP le llamarían copiota. No nos extraña, por lo tanto, escucharlo defender la caza y los toros como si en ello le fuese la vida, aunque nunca habríamos imaginado que la calentura le llegara al punto de pretender crear un canal exclusivo de televisión para cada una de estas actividades. Es flipante, pero, bueno, es Page… En el fondo, nada nuevo bajo el sol de mojigatería y paletismo con que ha gobernado esta región durante los últimos años.

Ahora bien, lo que nos tiene últimamente algo desconcertados es la deriva de Pedro Sánchez. No es que esperásemos mucho. Todo el mundo sabe que era el candidato del aparato en las primarias de 2014. “No vale, pero nos vale”, parece que dijo Susana Díaz. O sea que… Pero, en fin, recuperó la secretaría general con un discurso netamente de izquierdas. Parecía que de su mano el PSOE podía reorientar el rumbo hacia sus propios principios y reencontrarse consigo mismo… Por eso nos cuesta mucho entender que el gobierno de Pedro Sánchez se comporte como la extrema derecha europea en materia de inmigración. Nos parece alucinante, por decirlo de alguna manera, que la administración prohíba zarpar a los barcos de rescate Aita Mari y Open Arms. Según el contador de esta última organización son ya en torno a 350 las personas ahogadas en el Mediterráneo por denegación de auxilio. El mismo Salvini, uno de los gobernantes más inhumanos de los últimos tiempos, ha felicitado a Pedro Sánchez por bloquear estas embarcaciones.

Y tampoco entendemos que Pedro Sánchez se haya echado en brazos de Donald Trump para desestabilizar Venezuela y situarla al borde de la guerra civil. Cada vez que EEUU ha intervenido en otro país ha sido para provocar una tragedia. ¿Está realmente nuestro presidente preocupado por la situación de los derechos humanos y la democracia en el mundo? Entonces, ¿por qué le sigue vendiendo armas a un estado totalitario como Arabia Saudí? ¿Cuánto tiempo le va a conceder al rey Salmán para que deje de masacrar a la población del Yemen? ¿Cuándo va a lanzar un ultimátum al gobierno de Israel para que cumpla con las resoluciones de la ONU y libere los territorios ocupados? ¿Cuándo va a reconocer la legítima autoridad del Frente Polisario en el Sáhara Occidental? ¡Se nos ocurren tantas posibilidades! ¿Qué plazo le impondrá a Donald Trump para que cierre Guantánamo, respete los derechos de los migrantes o desmantele las bases estadounidenses en territorio español? Le damos ocho días a Pedro Sánchez para actuar. Si no lo hace, pensaremos que no es más que un cínico, un pusilánime y un vulgar vasallo más del imperialismo yanqui.







domingo, 3 de febrero de 2019

¿Gobernar sin ideología?


Dice la RAE que ideología es el “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.”. Y dice don Pablo Casado que “desde su partido se ha legislado <sin ideologías>, no como otros”. Y decimos nosotros que solo desde la más casposa y cutre de las ideologías, se puede afirmar semejante sandez. Aunque el pepero José Ramón Bauzá ya dijera hace ya meses afirmara que el PP tenía un vacío ideológico y necesitaba  recuperar “los principios del PP de toda la vida”, esa ideología, efectivamente, la tienen de toda la vida, y muy bien definida, por cierto. Porque una cosa es fomentar en la gente el pensamiento único, o mejor, el no pensamiento, y otra que los dirigentes carezcan de ideología. La tienen todos y todas.
Y Pablo Casado la demuestra, por ejemplo, cuando le dice a esos cazadores que en la ley que van a hacer, van a “recoger todo lo que pidan ellos pidan, sin ideologías”.

Y Page, don Emiliano García, también demuestra la suya cuando anuncia para la región manchega unos canales temáticos de toros, de caza y de pesca… ¡Profunda y transparente ideología, pardiez!

Cuando Rivera se inventa cosas para que parezca que dos mismas ideologías parezcan diferentes, ¡es también ideología!
También la tiene (recuerden que la definición RAE también los incluye) el cardenal de Madrid cuando prohíbe a una parroquia la proyección del recientemente premiado con un Goya, documental “Gaza” por presiones de la comunidad judía. El párroco, también ideológicamente, ha afirmado “no nos han dado grandes motivos: nos han amenazado”. Ay, ay, ay… si es que lo que lo que debía haber hecho no era intentar proyectar Gaza, con G, sino Raza, con R, y fijo el cardenal hubiera corrido presuroso a presentar el acto y hubiera moderado un cinefórum con ágape incluido.
Unas ideologías parecen implantar unas pinzas en la nariz para unirse a pestilentes ideologías cercanas como sea, y otras parecen emanar colonia y provocar sarpullidos por cualquier nimiedad diferente en ideología igualmente cercana.

En Baleares, por ejemplo, en cada una de las elecciones autonómicas, han ido cambiando derechas e izquierdas. Pero ahora, cuando por primera vez parecía que podría repetirse orientación, ya han empezado a salir los sarpullidos en las izquierdas. Por hablar de pequeños detalles y no cosas mucho más gordas. Ideología, sin duda, marca de la casa.
En una ideología, puede primar el dinero sobre las personas, lo propio y lo de los míos a lo comunitario. Al dinero le gustan más unas ideologías que otras. A una ideología le puede parecer estupendo la mentira y/o la burda manipulación. Vale con leer algunas prensas en estos días.

Y finalmente, por contraria, neutra o afín ideología, usted ha llegado al final de este ideologizado texto. Pues eso, gracias.