lunes, 30 de septiembre de 2019

Movilización mundial por el clima


Lo decíamos en el anterior artículo: también hay motivos para la esperanza. El hecho de que millones de jóvenes (y no tanto) se hayan movilizado en más de 3200 ciudades de todo el mundo, 85 de ellas en España, permite seguir creyendo que algo se mueve. ¿Por qué se ha hecho?
Los recientes informes independientes sobre el estado de la biodiversidad de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) y sobre el calentamiento global de 1,5ºC del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o Panel Intergubernamental del Cambio Climático (el IPCC), alertan de un rumbo que lleva al deterioro de un gran número de ecosistemas, así como a la extinción de 1 millón de especies que se encuentran gravemente amenazadas por la actividad humana. Más de 300 asociaciones de todo el Estado han elaborado un manifiesto al que sin duda nos adherimos.
Avisan que la crisis climática es consecuencia de un modelo de producción y consumo que ha demostrado ser inapropiado para satisfacer las necesidades de muchas personas, que pone en riesgo nuestra supervivencia e impacta de manera injusta especialmente a las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo.
Y por todo ello, nos adherimos al manifiesto y volveremos una y otra vez a exigir:
Verdad: Asumir la urgencia de la situación actual admitiendo el diagnóstico, indicaciones y sendas de reducción reflejadas en el último informe sobre 1,5ºC avalado por la comunidad científica.
Compromiso: Declarar la emergencia climática a través de asumir compromisos políticos reales y vinculantes, mucho más ambiciosos que los actuales, con la consiguiente asignación de recursos para hacer frente a esta crisis
Acción: Abandonar los combustibles fósiles, apostar por una energía 100 % renovable y reducir de manera urgente y prioritaria a cero las emisiones netas de carbono lo antes posible
Solidaridad: El deterioro ambiental de las condiciones de vida se sufre de forma desigual en función de la clase social, el sexo, la procedencia, o las capacidades
Democracia: La justicia y la democracia deben ser pilares fundamentales de todas las medidas que se apliquen, por lo que han de crearse los mecanismos adecuados de participación y control por parte de la ciudadanía







domingo, 22 de septiembre de 2019

VOLVER

Ha pasado el verano. Se han acabado las vacaciones. Aquí estamos de nuevo. Incrédulos. Estupefactos ante lo que estamos viendo. Alucinando con que el trifachito vaya a tener una nueva oportunidad para cepillarse derechos y libertades y privatizar hasta los palos del sombrajo. Hartos. Hartos de que las estrategias hayan sustituido a la política. Hartos de que los putos relatos hayan triunfado sobre la ideología. Hasta la coronilla de que se predique una cosa, se haga todo lo contrario y se camufle luego la maniobra con consignas baratas y discursos tramposos, como si la gente fuera gilipollas. Bastante cabreados con propios y ajenos, pero sobre todo con los mansos que nunca dicen ni pío. Espantados con que cada vez haya más espantajos gobernando naciones poderosas. Inquietos ante el retorno de ciertos fantasmas del pasado. Alarmados por la deriva del planeta. Preocupados por el mundo. Muy preocupados por el mundo… Y, a la vez, bueno, quién sabe, quizá es cosa de la edad, irreductiblemente esperanzados. Sin remedio. Es algo incurable. Ilusionados con la poderosísima energía liberada por el movimiento feminista. Atentos a las movilizaciones que chicos y chicas jóvenes están organizando para denunciar el cambio climático. Asombrados por el coraje de los y las activistas que desafían las prohibiciones de gobiernos como el italiano o el español y siguen efectuando rescates en el Mediterráneo. Sabedores de que en los rincones más inesperados se tejen redes de solidaridad. Conocedores de la lucha por la justicia social y la libertad de tantos y tantas militantes de todas las edades. Convencidos de que la única alternativa a la barbarie es el socialismo….
El caso es que regresamos a la trinchera desde la que llevamos escribiendo 17 años. Reabrimos el Puente Madera. Con un formato más breve, más directo, más explícito, como las caricias, como las ráfagas de viento, como los dardos. Algo decepcionados, sin duda. Un poco más escépticos, quizás. Pero conscientes de que no teníamos más remedio que volver.