sábado, 18 de mayo de 2024

LA FOSA DE LOS PÁRVULOS

 


La historia de España está llena de capítulos oscuros, pero sin duda uno de los más dolorosos y más impenetrables es el de los bebés robados. En un auto de 2008, el juez Baltasar Garzón hablaba de aproximadamente 30.000 recién nacidos arrebatados a sus padres. Los colectivos de víctimas elevan la cifra a 300.000. En cualquier caso, un horror que, como suele ser frecuente, los libros de texto escolares ni mencionan. Como si no hubiera existido. Ojos que no ven, corazón que no siente y cerebro que no pregunta…

Este silencioso holocausto infantil se desarrolló en dos fases bastante bien definidas. En un primer momento, recién acabada la guerra civil, un número indeterminado de mujeres republicanas dieron a luz en las cárceles franquistas o en los reformatorios del Patronato de Protección a la Mujer y las autoridades del régimen les birlaron impunemente a sus criaturas para dárselas a familias “como Dios manda”. De esa manera, y fusilando a casco porro, claro, se procedía a extirpar el famoso “gen rojo” descrito por el psiquiatra nazi Antonio Vallejo-Nájera. Posteriormente, desde finales de los años 50 hasta bien entrados los años 80, ya en plena democracia, una intrincada madeja de clínicas, médicos y monjas hicieron creer a muchas parejas que sus hijos o hijas habían nacido muertos o habían muerto al poco de nacer. Rara es la familia, en sentido extenso, que no cuenta en su haber con algún episodio de criatura arrebatada del lado de la madre sin demasiadas explicaciones y mostrada después en un envoltorio en el que apenas se adivinaba una carita.

 Y, a partir de ahí, todo es como un laberinto. Es muy difícil rastrear la pista de un bebé supuestamente nacido muerto. También en Albacete, desde donde escribimos. Por ejemplo, se supone que, según el artículo 45 de la Ley de 8 de junio de 1957 sobre el Registro Civil, el personal sanitario que había atendido el parto debía encargarse de la inscripción de la criatura fallecida con el nombre de la madre. Sin embargo, nuestro Registro solo dispone de Legajo de criaturas abortivas desde 1966. Todo lo ocurrido anteriormente es un misterio infranqueable. Otra fuente de información son las historias clínicas, pero tenemos constancia de alumbramientos ocurridos en los años 60 en la antigua Residencia que no han dejado huella documental.  ¿Por qué? No sabemos. Ojalá alguien lo pudiese explicar.

Porque es todo muy raro. Hace tan solo unas semanas, Paco Alarcón, secretario de la Asociación de Víctimas de Bebés Robados y Adopciones Irregulares de Alicante, y Manuel Ramírez, presidente de la Asociación Fosa de Alcaraz, consultaron los libros de enterramientos del cementerio de Albacete comprendidos entre los años 1959 y 1965 y encontraron que ¡casi el 30%! de las inhumaciones se correspondía con bebés nacidos muertos o fallecidos en las primeras 24 horas. ¡Casi el 30%! Es como una película de terror. Según Alarcón, se trata de un porcentaje más alto que el de Alicante, donde se han documentado diversos casos de niños robados al nacer. De cualquier modo, punto arriba o punto abajo, ¿cómo es eso posible en una época en que las mujeres ya daban a luz en centros hospitalarios, como la mencionada Residencia, y nuestro país deslumbraba al mundo con el tan cacareado “milagro español”? En fin, no queremos generar morbo ni caer en el sensacionalismo. No es nuestro estilo. No afirmamos nada. Pero los datos sobre mortalidad neonatal que hemos expuesto revelan una anomalía demográfica que debería investigarse, aclararse y, llegado el caso, repararse. Y cuanto antes, mejor, porque el tiempo siempre en contra de la verdad.

Por cierto, no lo hemos dicho: los niños y niñas a los que hace referencia este artículo están oficialmente enterrados en la denominada “fosa de los párvulos”, situada en el patio 3 del cementerio de Albacete. Allí reposan también los restos de sesenta y un brigadistas internacionales. Y allí fueron arrojadas 565 de las 758 personas fusiladas al acabar la guerra. La historia a veces se escribe con tierra, sangre, carne y hueso.


@CPuenteMadera

domingo, 5 de mayo de 2024

PRIMERO, VINIERON A POR LOS…

La mayoría de la izquierda ha estado con el Presidente del Gobierno cuando la peor derecha le está atacando por todas las vías posibles, como igualmente estuvo con Pablo Iglesias e Irene Montero, líderes de Podemos, ante el despiadado y mantenido acoso que sufrieron a las puertas de su hogar.

Por ello, quizá sea bueno tirar ahora de eso tan útil y necesario que es la memoria, no para arrojarla contra nadie, sino para que se reconozca y nos impida caer en el futuro en los mismos errores.

Cuando el señor Felipe González afirmó que Anguita y Aznar eran la misma mierda (con su deriva seguramente hoy libraría de esa afirmación a Josemari), no era una afirmación pasajera ni gratuita. En un momento donde la presencia y predominio de medios de comunicación al servicio de la socialdemocracia era infinita, la personalización, para una más fácil y fiera persecución se exacerbó. Lo que vertían desde sus líneas los diarios y las ondas de mayor seguimiento en nuestro país, no tenía nombre. La honradez y la honestidad habría que perseguirla de la manera más brutal para que no cundiera el ejemplo y para poder seguir con las políticas belicistas y neoliberales con manga ancha. No importaban las mentiras ni las salidas de contexto. La persecución atroz bien la pagó el líder izquierdista en su cuerpo.

Hoy, es cierto, todo esto se ha refinado mucho y además se puede echar mano desde un (cien) borrego de la calle hasta de un refinado juez, pero la esencia es la misma.

Del mismo modo, cuando García Ferreras conectaba por teléfono con el líder de Izquierda Unida (Alberto Garzón) para mofarse y decirle que si quería estar en un debate electoral con cuatro partidos en “su” televisión, que quedara entre los tres primeros, cuando IU en ese momento era tercera fuerza política en votos, todo fueron risas, chistes y gracietas de parte de la izquierda junto a ese gran amigui que era García Ferreras.

Sí, la memoria suele ser muy incómoda, se acusa de remover, pero no se trata de eso, se trata de reparar e impedir que vuelvan a ocurrir estas cosas, y más en estos días donde el veneno y la inquina están a flor de piel.

Y dicho esto, aprovechamos… algo nos dice que caerá en saco roto, pero no podemos evitar hacer un llamamiento de unión a la izquierda no nacionalista. El ejemplo está en las recientes elecciones vascas. Un diputado cuando podrían haber sido el triple, uno por provincia, de ir juntos. Esto es ya más eterno que crónico, lo sabemos, pero si nos centramos en el 98% del programa que nos une y no en el 2% que nos separa, y sobre todo, si olvidamos ombligos y personalismos, le estaríamos haciendo un gran favor a este país y ganando credibilidad entre quienes no tienen fijada una postura partidaria. Por decirlo, por insistir, por gritarlo, que no quede.



@CPuenteMadera