domingo, 27 de enero de 2019

La conspiración de la empanadilla

Y Errejón puso todo su empeño en reducir el pimiento rojo en diminutas e inofensivas láminas.
  • Por cierto, Manuela,-dijo Íñigo- ¿cómo te parece que llame a mi proyecto político integrador de las fuerzas progresistas, capitaneado por mí mismo e ideado por ti y por mí mismo, negociado con nadie y anunciado por las redes sociales, y cuyo programa político solo yo conozco?
  • Pues… Más Errejón sería lo más cercano a la verdad, pero se nota que es muy personalista… no sé, ya que estamos con la cocina le podrías llamar La Izquierda Deconstruida. O quizá Reducción de la Izquierda.
  • No sé-contestó él-, están bien, pero seguro que harían chistes… deconstruida, destruida… reducción, destrucción… Además, no quiero que aparezca la palabra izquierda, nosotros queremos ser muchos más, progresistas, pero no solo progresistas, los de abajo, ya sabes, eso de izquierda y derecha ya dijimos los de Podemos que suena muy viejo…
  • A ver, vigila el aceite, que algo huele mal aquí-alertó Carmena, que añadió- Vale, eso que dices, y que ya decía Pablo Iglesias, de que lo de izquierda y derecha estaba pasado es verdad. Hay muchos partidos que lo dicen… Podemos, Ciudadanos, Vox, Falange Española, muchos…
  • Ah, Pablo-suspiró Errejón-, ahora que lo mencionas… debe estar fastidiado con que una parte de Podemos lo abandone, como ha hecho Ramón Espinar… a Pablo se le deshace Podemos entre las manos… ya se lo dije, no me hizo caso: “no te juntes con los de Izquierda Unida”.
  • Oye-preguntó Carmena-, ¿y qué dice ese chico, ese, Alberto Garzón?
  • Ah, ese tiene que estar haciendo un curso de masterchef, porque tienen que cocinar un pastel, pero un pastel gordo. Se ha dedicado a hacer desaparecer IU dentro de Podemos, algo que a mí no me gustaba, y ahora no sabe qué hacer. Fíjate, Podemos ha dicho que no presentará candidatura al Ayuntamiento de Madrid, qué grande eres, Carmena- dijo Íñigo dando palmas-, ni IU, ni Podemos, ni Ahora Madrid… solo Más Carmena, Más Madrid.
Los dos empezaron a rellenar la masa de las empanadillas, silbando, canturreando.
  • Más Madrid, Más Madrid, Más Yo, Más Yo,…
  • Oye-preguntó Carmena-, ¿y qué más se cocina por ahí?
  • Pues-dijo Íñigo comenzando a echar las empanadillas al aceite- Llamazares también está cocinando otro pastel no sé muy bien qué es o si es solo contra alguien o si se llama Más Llamazares… es incansable, este hombre. Y lo mejor, lo Más de lo Más, es que creo que en muchas comunidades otros compañeros de Podemos van a seguir mi ejemplo, y que en las municipales y las autonómicas va a haber un montón de candidaturas de Más… Más Paco, Más Juana, Más Loquesea… vamos, que el suflé de Podemos se hunde y que la izquierda se divide. Genial.
  • Oye, Íñigo, retira la sartén, las empanadillas ya están. Ahora toca vendérselas a la gente progre… venderles que nos voten a nosotros dos, a Manuela e Íñigo, a los que hemos roto acuerdos y hemos pasado por encima de organizaciones y de la participación de miles de personas, y que tú y yo, sin acordar nada con nadie, hemos decidido romper la izquierda para ganar las elecciones…
  • Vale-contestó él-, pero si no ganamos, nos vamos, ¿no?





domingo, 20 de enero de 2019

LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS

Siempre habíamos pensado que quienes se rebelaban, por lógica, eran los explotados, los oprimidos… Así había sido desde tiempos de Espartaco y su ejército de esclavos. Pero ahora está ocurriendo justamente lo contrario: los privilegiados (alegremente, sin complejos) se están revolviendo contra los más débiles. Es un fenómeno global, pero que nos afecta de lleno como país.
En nuestro caso, se trata de una revuelta neofranquista que se ensaña con los más indefensos entre los indefensos: las personas fusiladas que permanecen tiradas en cunetas o amontonadas en fosas comunes y sus desdichadísimos familiares. Negar un enterramiento digno al contrincante político e intentar borrar su memoria son posiblemente los gestos de crueldad más despiadados que pueda llevar a cabo un gobernante. Sólo los peores dictadores han sido capaces de cometerlos. Aunque ahora ya sabemos que aquí una de las primeras medidas del tripartito será boicotear la Ley de Memoria Histórica.
Se trata de una revuelta especista, que parte de la idea de que los seres humanos son los dueños de la creación y pueden hacer con la naturaleza y sus criaturas lo que les convenga o les plazca. El propósito de la derecha española de convertir la caza y los toros en santo y seña de la identidad nacional es un buen ejemplo de ello.
Se trata de una revuelta machista emprendida por varones dominantes que ven su posición jerárquica amenazada por las conquistas de la mujer. El enorme éxito de las convocatorias del 8M del año pasado probablemente constituya el desencadenante de esta reacción desesperada y extremadamente violenta. Nunca habríamos imaginado, por ejemplo, que un partido, por muy facha que fuese, pusiese en entredicho las políticas públicas que previenen el maltrato y protegen a las mujeres maltratadas. Y muchos menos habríamos pensado que su discurso iba a seducir a toda la derecha, desde Ciudadanos al PP.
Se trata, también, de una revuelta racista, en la que esta nueva promoción de políticos energúmenos no tiene ningún reparo en despreciar y tratar como subhumanos a los emigrantes, con una mezcla de grosería y desparpajo sólo equiparable a los fascismos de entreguerras. En efecto, la propuesta estrella que nuestros flamantes ultraderechistas han presentado a los populares andaluces consiste en “deportar” (dicho así, sin vaselina) a 52.000 inmigrantes. Ni Hitler en Mi lucha se atrevió a asomar la patita de una manera tan descarada. O sea…
Y se trata, finalmente, de una revuelta profundamente clasista. Ondean la bandera como locos, lloriquean escuchando el himno, se presentan como la reencarnación de don Pelayo…, pero el fin último de toda esta movida, no nos engañemos, no es otro que aumentar y consolidar sus privilegios de clase. Todo el programa económico de la derecha (rebajas fiscales a los más ricos, privatización de los servicios públicos, reducción o supresión de los derechos laborales…) está al servicio de ese objetivo, y tras él subyace un profundo desprecio hacia los sectores sociales más vulnerables. Ahora se le suele llamar “aporofobia”. Y no está mal. Pero quizá sería más adecuado denominarlo “lucha de clases invertida”, porque realmente nos encontramos ante la ofensiva de los explotadores contra los explotados, de los opresores frente a los oprimidos. Si no entendemos que estamos ante una especie de “lucha de clases al revés”, entonces no entenderemos nada, nos dispersaremos entre la hojarasca de la información y perderemos herramientas conceptuales útiles para analizar la realidad y organizar una respuesta eficaz.
Porque la buena noticia es que esto ya ha pasado otras veces. Y no sólo no ha colado, sino que ha provocado procesos de cambio fundamentales. La Revolución Francesa, que trajo la democracia al mundo, comenzó precisamente con la denominada “revuelta de los privilegiados”, es decir, con la negativa de la nobleza y la iglesia a pagar impuestos. También hoy se puede articular una contestación ciudadana (alegre, solidaria y pacífica, eso sí) a esta nueva revuelta de los poderosos. Se puede y se debe. Por las víctimas de la represión franquista, por la conservación de la naturaleza, por las mujeres maltratadas, por los derechos humanos de las personas migrantes, por la clase trabajadora, por “los parias de la tierra”, por las generaciones venideras… Pero para eso hace falta que la izquierda se deje de gilipolleces, con perdón, ya mismo. Porque ya está bien, en serio. ¡Ya está bien!

sábado, 12 de enero de 2019

LECCIONES DE ESPAÑOLIDAD

Con su habitual mezcla de desparpajo e ignorancia, Francisco Núñez, presidente de los peperos castellano-manchegos y alumno aventajado de nuestra querida doña Finiquito, ha defendido la necesidad de incluir “valores de españolidad” (¿?) en el sistema educativo para proporcionarle “un tinte nacional” (¿¿??). Afirma, además, que nuestra región debe liderar dicho proceso de exaltación patriótica.

Pues bien, antes de que este locuaz vendedor de humo (Vox y Ciudadanos mediantes) reintroduzca como manuales escolares la Enciclopedia Álvarez/Núñez y el Catecismo del padre Ripalda, convendría recordarle algunas cosillas. Como que la palabra España deriva de Hispania, nombre de origen probablemente fenicio con el que los romanos denominaron a esta tierra. Los romanos, a su manera, trajeron aquí las ideas de la Grecia antigua. Desde el siglo II se constata la llegada del cristianismo, una herejía nacida en Palestina. Luego llegaron desde la Galia los visigodos, un pueblo originario de Escandinavia. En el 711 fueron derrotados por árabes (de Arabia, claro) y, sobre todo, bereberes procedentes del Rif y el Atlas. Empezó a continuación una nueva época de la que conservamos espléndidas evidencias. La mezquita de Córdoba se construyó en tiempos de una dinastía llegada directamente desde Siria. La Giralda y la Torre del Oro fueron construidas por los almohades, que partieron del norte de África. Poco antes de la caída de Granada, llegaron los gitanos. Les llamaron así porque creyeron que venían de Egipto (egiptanos-gitanos), pero realmente provenían del Punyab (India). Aquí su forma de cantar se mezcló con el sustrato local morisco-sefardí, y el resultado fue una bomba atómico-artística: el flamenco, símbolo máximo de españolidad para cualquier “guiri”. Entretanto, en Toledo, sabios judíos, musulmanes y cristianos traducían amorosa y pacíficamente obras grecolatinas, árabes o indias.

En fin… Llegaron los Reyes Católicos. Por mucho que se empeñen los ultras, no reconquistaron Granada, sino que la conquistaron; y no fundaron España, porque nunca se autodenominaron reyes de España, ni ellos ni sus sucesores durante tres siglos. Esto venía a ser más bien una confederación de estados. El 12 de octubre de 1492 llegó a América Cristóbal Colón, un genovés, al frente de una expedición financiada por Luis de Santángel, un judío converso. Desde el punto de vista cultural, comienza el Siglo de Oro, el único que dura 200 años, jeje. Es la época de La Celestina de Fernando de Rojas (criptojudío), de Luis Vives (converso huido de España), del Lazarillo (seguramente de Alfonso Valdés, erasmista), de San Juan de la Cruz y Santa Teresa (ambos de familia judía conversa y emparentados espiritualmente con el sufismo musulmán), de Cervantes (que lamentó la expulsión de los moriscos en la segunda parte del Quijote), de Góngora (de familia conversa hasta los higadillos), de Quevedo (encarcelado por enfrentarse al poder)… Y en las ciudades florecen el Renacimiento y el Barroco, que llegaron de Italia.

El XVIII es el siglo de la Ilustración, que viene sobre todo de Francia. Con el tiempo y alguna que otra revolución, se convierte en el liberalismo, que toma cuerpo en nuestro país con la Constitución de 1812, en la que por fin se habla de España como nación, aunque las constituciones posteriores aludan frecuentemente a “las Españas”. El liberalismo lo propaga en gran medida la masonería, que quizá se funde en Jerusalén, quizá en Francia o quizá en Escocia. Algo después llegan el marxismo (desde Alemania), el anarquismo (desde Rusia) y los nacionalismos (desde todos los rincones de Europa a casi todos los rincones del estado). Por otro lado, la desigualdad, la explotación, la corrupción y las guerras civiles (ese deporte hispánico tan nuestro) obligan a emigrar a 6.700.000 compatriotas entre 1890 y 1990. Actualmente, cientos de miles de jóvenes españoles andan fuera de nuestras fronteras buscándose la vida. A la vez, cada día llegan a nuestro país personas procedentes de todo el mundo que revitalizan nuestra economía, rejuvenecen nuestra población y nos enriquecen con su cultura.

Y en eso consisten básicamente los valores de la españolidad. Perdonad, queridos/as lectores/as, la matraca de artículo que nos ha salido. Pero conviene recordar el carácter profundamente mestizo y plural de nuestra nación, porque sólo desde la conciencia clara de ese mestizaje y esa pluralidad podemos combatir la visión rancia, plana, unidimensional, nacionalcatólica y pedorra que nos quieren imponer Núñez y sus secuaces naranjitos y verdosos.






domingo, 6 de enero de 2019

CARTA A LOS REYES MAGOS 2019


 
No es la primera vez que en estos casi 16 años de letras semanales, les escribimos una carta a los Reyes Magos a pesar de nuestra republicanía manifiesta. Por si cuela, o para que quien proceda tome nota al menos. Así, por ejemplo, este año hemos elaborado la siguiente:

Queridos Reyes Magos, como hemos sido más buenos que pa qué, nos atrevemos a pedir lo siguiente:

A nuestros reyes, los nuestros, con poca magia ellos (aunque hacen desaparecer cosas, eso sí), una pensión de jubilado con la que vivir al emérito, y un salario digno (cuando se lo gane) al actual. Lo que a cualquier español o española, vamos. Mientras eso llega, que esperemos sea pronto, pues lo justo y ético: que sea la Infanta Elena la reina, y Froilán el heredero. Pero eso, solo hasta que en breve deje de existir dicha institución.

A Salvini, una lección con un crucero por el Mediterráneo, ¡pero en patera!

A la fiscalía, que en vez de ir a por los cómicos y raperos, unas causas en las que actúe con los partidos que ponen vídeos en los que se desea la muerte del presidente del gobierno en su página oficial.

A Casado, una operación de cirugía que le ponga la cara (melena y tableta) de Josemari, para su felicidad completa y vergüenza ajena del resto de los humanos.

A Vox mejor que no les dejéis nada, sobre todo por no haceros correr el peligro, que cuando vean dos asiáticos y un negro … no se sabe. Si al final os la jugáis, un poco de corazón, y un puñadito de neuronas, les irían bien.

A Baltasar Garzón, Almeida y Llamazares, les íbamos a pedir protagonismo y un carguito, pero no hace falta, ya se lo traerá el PSOE.

A los y las independentistas, da igual lo que les traigáis, o los de un lado, o las del otro, o a los del otro, … no les va a gustar.

Al alcalde de Albacete, un soplo de aire fresco, entre otras cosas a ver si se deja de atentar en la ciudad contra el honor patrio de tener un banderón permanentemente flácido.

A Emiliano G. Page, nos gustaría que fuera más socialista que bonista, que prefiriera gobernar con la izquierda que con la derecha… pero hay cosas que ni vosotros podríais, así que traedle el compendio de discursos de Don José Bono en verso y sánscrito, para que al menos pueda innovar un poquito.

A Rivera, que las carreteras se pinten rojigualdas. Claro que cuando vea juntos los carriles de ir y los de volver, lo mismo le da un infarto al parecerle una señera.

A Pedro Sánchez, el CD del capítulo de Barrio Sésamo donde enseñan a diferenciar izquierda de derecha.

A Pablo Iglesias, un poquito de por favor, un poquito de escucha y un poquito de humildad. Es imprescindible que se lo dejéis con un manual de instrucciones, todo es nuevo para él.

A Alberto Garzón, un GPS, para que sepa ponerse en su sitio.

A los gobiernos de España, sea quienes sean y aunque bien lo merezcan, nada de carbón, ¡unas renovables de una puñetera vez!

A quienes leéis a Puente Madera, pues nuestras gracias, y nos dejamos de intermediarios y pedimos que se cumplan directamente vuestros deseos. Y a los Puente Madera, que dentro de dieciséis años tengamos el ánimo y la fuerza de querer continuar otros dieciséis más.

¡Ah, claro! y a los machistas, una mierda.