viernes, 7 de octubre de 2011

LA EDUCACIÓN NO SE VENDE, SE DEFIENDE



Artículo publicado el 6 de octubre de 2101  en el Diario La Verdad (edición de Albacte)

Buenos días, queridos lectores; somos nosotros, vuestros estudiantes de la escuela pública. Ante todo, ¡lo reconocemos!: somos incapaces de recordar todas las fechas de Historia, e incluso nos cuesta memorizar los nombres de cada filósofo griego. Pero si hay algo que sí han conseguido inculcarnos nuestros profesores a lo largo de estos años, es que debemos luchar por lo que consideramos justo, tal y como hicieron en su día los obreros de la Revolución Industrial, o las mujeres sufragistas que fueron encarceladas por exigir sus derechos. Ellos decidieron que unirse era el único camino para obtener su dignidad. Como dice Eduardo Galeano: «somos tan grandes como el enemigo que elegimos».

Normalmente, nuestra función consiste en escuchar a nuestros profesores en clase. Hoy, sin embargo, querríamos que se nos escuche a nosotros.

Estos últimos días se ha hablado mucho de los recortes en educación, del aumento en dos horas del horario lectivo… Estamos cansados de escuchar esa marea de críticas que nos llega desde la tele o la radio, nos negamos a «seguir el rollo» a todas esas voces que nos repiten incansablemente que nuestros profesores, los mismos que llevan años luchando por introducir en nuestras cabezotas alguna idea coherente, son unos vagos y unos gandules.

Para empezar, llevamos años aguantando recortes en la escuela pública. Hace ya tiempo nos despedimos de las horas de repaso, los desdobles en idiomas y laboratorio, las becas internacionales… Reconozcámoslo, quizás hemos sido excesivamente mansos.

Este año, para mejorar el panorama, hemos empezado el curso una semana más tarde, esto es casi una condena para un estudiante de la PAEG, apurado por el tiempo desde el primer minuto de clase. Aulas que no cuadraban, clases abarrotadas, profesores que impartían materias fuera de su especialidad...

Y, claro, llegaron las evidentes protestas. ¡Parecía que por fin había una oportunidad para que la comunidad educativa se uniera! Lo que en un principio fue una sola fuerza, en poco tiempo se ramificó infinitamente. ¡Separa y vencerás! Sindicatos sin acuerdos, profesores y alumnos separados… Además, nos estamos viendo obligados a combatir contra ese argumento que parece ser omnipotente del «no podemos hacer nada», ¡como si la Historia no nos hubiera demostrado eso de que el pueblo unido jamás será vencido…!

¿Por qué no podemos pensar, por una vez, en lo que debemos hacer? ¿Por qué no nos unimos por dignidad, por solidaridad? Que las cosas sean así no significa que así deban ser. Luchar es, en este caso, una obligación moral (a todos vosotros, estudiantes y profesores, ¿no os suena el imperativo categórico kantiano?).

El caso es que la escuela pública empeora y la privatización avanza. Estamos creando una sociedad de clases en la que está de moda pagar por tus derechos. Que un país venda el futuro de una generación al mejor postor es algo inaceptable, permitirlo es un crimen hacia nuestros propios hijos y nietos. Pedimos dignidad. Dignidad y respeto para nosotros, para ellos. Nuestros profesores, trabajadores de la escuela pública, no trabajan 20 horas a la semana. Tal vez porque, afortunadamente, además de ser profesores son personas. Personas que preparan ejercicios extra, nos ayudan, nos apoyan, nos acompañan en nuestros viajes, se ocupan del aula virtual. El menosprecio a su trabajo es inadmisible.

Nos dirigimos a todos ustedes: estudiantes, profesores, hijos y hermanos, padres, madres, abuelos, vecinos… Luchen por la educación de una generación que debe ser libre y honrada para sacar un país adelante. Puede que la respuesta no esté en la Bolsa de Madrid o en el aumento o descenso de cierto valor bursátil. Puede que la solución está en nuestras aulas públicas.

Nosotros seguiremos haciendo lo posible para construir un futuro de igualdad. Sin clases, sin élites todopoderosas educadas en escuelas para multimillonarios.

Desgraciadamente, y por culpa de una crisis global que lo excusa todo, la plaga de la privatización y del empeoramiento de lo público ha llegado hasta el último rincón del mundo. Nuestros compañeros chilenos del otro lado del charco lo tienen muy claro, han adoptado un lema que también hacemos nuestro: la educación pública no se vende, se defiende.Y usted, ¿qué decide?



 Este artículo ha sido escrito por Marina López y Marina Sánchez, miembros del Consejo Escolar del IES Ramón y Cajal de Albacete, que han sido invitadas a compartir este espacio por el Colectivo Puente Madera.