jueves, 25 de junio de 2020

TRANS

“Cambia, todo cambia”, cantaba la siempre recordada Mercedes Sosa. “Todo fluye”, advirtió Heráclito hace más de 2500 años. La vida es un río en el que no nos podemos bañar dos veces, porque el río no es el mismo, pero nosotros, tampoco. La realidad es dinámica. Los cambios materiales conllevan cambios ideológicos, señaló Marx. La ausencia de movimiento equivale a la muerte. 
 
La humanidad es una especie transeúnte. Mudamos de casa, de ideas, de creencias, de sentimientos. Y, sí, algunas personas mudan de sexo y género. Migran de una identidad a otra porque quieren y porque pueden. Los órganos sexuales pueden modificarse mediante diversos procedimientos farmacológicos y quirúrgicos. Nuestra condición sexual ya no es una condena divina inamovible. Y los roles de género son aprendidos. Nada impide desaprenderlos y asumir aquellos que a cada cual le permitan encontrar su lugar en el mundo. ¿Cuál es el problema?
Para nosotros, ninguno. Al contrario, admiramos sinceramente a los hombres y mujeres trans. Son coherentes en un mundo en el que sobran hipócritas. Dan la cara mientras otros la esconden como avestruces. Y, luchando por su libertad personal, contribuyen decisivamente al progreso de las libertades colectivas. El activismo trans es sin duda uno de los más subversivos del orden vigente, porque actúa en la médula del patriarcado, que es la masculinidad tradicional, que es la que alimenta la competitividad ciega, que es el motor indispensable del capitalismo, que es la causa de la causa de todos los males causados en el planeta. Cada persona trans es un valiosísimo factor de transformación política, económica y social. Por eso, no entendemos que desde algunos sectores del feminismo pretendan desembarazarse de ellas con un par de frases más o menos ingeniosas o francamente groseras.
No entendemos, en efecto, cómo Lidia Falcón es capaz de afirmar que las mujeres trans son “unos seres extraños”. ¿Qué quiere decir con eso? ¿Dónde se expiden los certificados de “normalidad”? ¿Los tiene ella? Las sufragistas de principios del siglo XX eran calificadas de “lunáticas”. ¿También eran bichos raros? ¿Qué tiene de extraño que alguien opte por vivir de acuerdo con sus inclinaciones más íntimas y su naturaleza más profunda? ¿No sería más extraño hacer de la existencia un ejercicio de simulación permanente? Tampoco entendemos a Alicia Miyares cuando, ni más ni menos que en un congreso feminista, llama “tíos” a las mujeres trans, utilizando el mismo argumento anatómico que la extrema derecha religiosa en su odiosa campaña “los niños tienen pene, las niñas tienen vulva”. No lo entendemos, joder. Como tampoco entendemos que Amelia Valcárcel niegue la posibilidad de transición entre géneros aludiendo a que una conocida suya “cree ser un jabón Heno de Pravia”. En serio, sabemos del mérito y el talento de estas tres activistas y pensadoras, pero por eso mismo nos cuesta entender ese discurso, así como la ferocidad y vulgaridad con que se expresa. Por otra parte, nos consta que el asunto está provocando graves divergencias en el seno del feminismo. Izquierda Unida expulsó de la coalición al Partido Feminista de Lidia falcón. El PSOE se encuentra dividido. Y lo sentimos enormemente. Porque el verdadero enemigo de las mujeres, trans y no trans, ocupa la friolera de 52 escaños en el Congreso, niega salvajemente la violencia de género, desmantela las instituciones de ayuda a mujeres maltratadas allá donde cogobierna y amenaza con cargarse los derechos LGTB si un día llega al poder. Y ése sí que no cambia, no duda, no se inmuta, no fluye como el río de Heráclito, sino que permanece fosilizado en su imaginario medieval. Impasible el ademán. Inamovible como una roca. Duro como una piedra a punto de ser arrojada.



domingo, 21 de junio de 2020

NUESTRA SANIDAD, LA SANIDAD PÚBLICA

 
Estos días se están dando por todas las ciudades de España, homenajes a nuestra Sanidad Pública, a lo que ha venido siendo, a lo que acaba de ser en la pandemia y a lo que debe ser en el futuro. Era un buen momento para la unión, para no juntarnos contra algo, sino todos y todas a favor de algo en lo que deberíamos estar de acuerdo. Momento de demostrar que la patria está mucho más en sus ciudadanos, su sistema de salud, su educación o sus estructuras sociales que en telas sacadas de contexto.
Pero no, los hay que solo responden y se unen contra algo. Lo mismo mucha gente se quedó en casa deleitándose con las noticias de cómo el Partido Popular intenta (pero fuerte y con ganas, ¿eh?, nada de tonterías) hundir a España y a los españoles en Europa. Cuanto peor mucho mejor, que cuatro votos valen más que la salud y la economía de los españoles.
En fin, mientras, cabe recordar que además del día a día de la Atención primaria, la atención hospitalaria sigue atendiendo en España, a personas con un coste medio del ingreso hospitalario de 5092€ cada una (por poner un ejemplo). Sin nuestro sistema sanitario, muy pocos se podrían permitir el derecho a la salud, algunos tendrían seguros que cubrirían parte y poquísimos, los más y muy ricos, una salud de calidad aceptable. Y sí, hay mucho que mejorar, mucho por hacer, pero la solución no pasa por dar concesiones privadas a los negocietes de amigos y/o familiares. Page no ha gestionado bien la última crisis, es más, lo ha hecho fatal, pero en memoria tenemos también los negros tiempos de Cospedal o los presentes de Ayuso. Nos negamos y negaremos a elegir entre lo malo y lo peor. Mejorar la calidad del sistema sanitario es posible, si nos lo creemos e invertimos, si ponemos los números de profesionales que existen en otro países, si dejamos de aguantar las presiones de los que solo defienden corporativismos y damos a todos los profesionales funciones para las que están más que preparados. Y todo esto, llevamos muchos años viendo que no se consigue por la vía textil, sino con implicaciones y decisión, no olvidando que la salud no tiene precio, pero tiene un coste. Ojalá así sea y se nos pueda seguir llenando la boca de decir que la Sanidad Pública española es la mejor y más justa del mundo.





sábado, 13 de junio de 2020

El planeta sigue ahí

Buenos días. La nuestra es una historia real, nacida de las entrañas de la tierra manchega. Somos una familia de conejos que vive en una madriguera cerca de Albacete, en un monte próximo al río Júcar. Hace muchos soles un humano montado en bicicleta bloqueó la entrada a nuestra madriguera con una gran piedra, parece que porque nuestra puerta estaba en mitad de un nuevo sendero que los humanos habían abierto entre las matas de las que nos alimentamos.
Gracias a que, inexplicablemente, los humanos desaparecieron del monte durante soles y lunas, toda la familia trabajando unida pudo abrir una nueva entrada, cuando ya nos encontrábamos al borde de la inanición. De nuevo, no sabemos por qué, los humanos han regresado y uno de ellos ha vuelto ha colocar otra piedra en nuestra nueva salida al sol y la comida. Mis hijos, mis gazapillos, están muriendo de hambre.
Recientemente muchos hermanos nuestros de diferentes especies han percibido cómo el silencio y la tranquilidad volvían a nuestras vidas. Hemos vivido, sufrido, gozado y muerto solamente según las leyes de la madre naturaleza, sin ninguna intervención humana. Las tortugas volvieron a las playas, las cabras salvajes a los montes, los jabalíes a las antiguas cañadas ahora ocupadas por edificios. Nuestros pájaros, surcando un cielo límpido como nadie recordaba haber visto, se acercaban a las colmenas en las que viven los humanos, y esto nos contaban: los veían a unos encerrados tras los cristales, a otros aplaudiendo en los balcones, a otros gritando, a otros muchos embozados y ajetreados, apresurándose en el cuidado de sus congéneres enfermos…
Nosotros nos compadecemos de ellos. Sabemos lo que es el sufrimiento y sabemos lo que es sentirse vulnerables e indefensos, como ellos se han sentido. También los pájaros nos andan avisando de que ahora, quizá por miedo a algo, los humanos están usando más sus coches y que tiran más y más plásticos. Pero, de una manera que no sabría explicar, por esa corriente de vida que nos conecta a todos los seres vivos y a la madre tierra, sabemos también que ellos han sentido que son uno, que todos ellos son uno, que todos somos uno con la tierra, y que si no nos salvamos todos nadie se salva.
Mientras esperamos que otro humano bondadoso aparte esta roca que nos mata, anhelamos que los tiempos de paz y de armonía de las especies con el planeta no se rompan, que la vida y la muerte se acompasen a los ritmos de la naturaleza. Que los humanos vuelvan a su vida, a su normalidad, pero que no se olviden de nosotros, que no se olviden de que nosotros seguimos aquí, ni de que ellos sin nosotros nada serán. ¿Lo harán? Han sentido que son frágiles, como un gazapillo asustado más: ¿se les olvidará?

@CPuenteMadera


domingo, 7 de junio de 2020

TEST DE PATRIOTISMO PARA BORJAMARIS

Querido borjamari:
¿Te crees más españolísimo que el “generalísimo”? ¿Sospechas que desciendes de la pata del Cid? ¿Consideras que eres el más patriota del mundo pero no has encontrado la manera de verificarlo? ¡Se acabaron tus problemas! A continuación encontrarás un sencillo test que te servirá para medir tu nivel de patriotismo y chulearte ante tus amistades. No exige análisis de sangre, ni muestras de orina o heces, ni que te metan un bastoncillo por la nariz. Se trata simplemente de resolver una serie de preguntas breves y asignar un punto a cada respuesta positiva. Ojo, superar la última resulta imprescindible para llegar al cinco. ¿Empezamos?
  1. Soy capaz de identificar en un mapa mudo las principales unidades del relieve de mi patria (ríos, sistemas montañosos, valles…) y de localizar la distintas comunidades y provincias con sus poblaciones más importantes.
  2. Dedico tiempo al estudio de las etapas, procesos y acontecimientos fundamentales de la historia de mi patria, valorando especialmente a las personas que lucharon por la libertad y la democracia.
  3. Reconozco la diversidad étnica, cultural y religiosa como elemento constituyente de la identidad nacional de mi patria.
  4. He leído las grandes obras de la literatura de mi patria y soy capaz de recitar algunos de sus fragmentos más señalados.
  5. Visito regularmente los museos, monumentos, bibliotecas, exposiciones… existentes en mi patria.
  6. Sé decir alguna palabra de saludo o cortesía en las distintas lenguas que se hablan en mi patria.
  7. Defiendo los servicios públicos de mi patria como garantes de la igualdad de oportunidades de todos mis compatriotas.
  8. Colaboro con grupos ecologistas para proteger la naturaleza de mi patria frente a quienes pretenden destruirla para enriquecerse personalmente.
  9. Milito en organizaciones defensoras de los derechos humanos y combato decididamente el machismo todavía existente en mi patria.
  10. Pago los impuestos que establecen los gobiernos de mi patria, no los eludo ni los evado, no acepto sobres bajo manga ni pagos en dinero negro, no gestiono chiringuitos sin actividad mientras cobro un pastón pagado por mi patria, no incurro en actos de corrupción de ningún grado…
¿Ya has hecho las cuentas? ¿Aprobaste? ¡Yupi! ¿Suspendiste? Bueno, no te preocupes: ¡nosotros tenemos la solución! ¡Envuelve tus carencias en una hermosa bandera de España! Las tenemos de todos los tamaños y en todos los formatos. Consulta nuestro catálogo. Puedes adquirir la constitucional o la del aguilucho. Aquí no discriminamos a nadie. Y disponemos de toda una amplia y atrevida colección de complementos estampados con la rojigualda, desde la ya habitual mascarilla hasta la ropa interior más erótica. ¡Ya estás tardando en hacer tu pedido! No dudes más, todos nuestros productos llegan meticulosamente desinfectados por nuestros fabricantes chinos.
Supera tus complejos, ¡y viva España! O sea…