sábado, 29 de mayo de 2021

EL CARAJILLO

 


Aunque todavía es primavera, el sol cae a plomo. El asfalto reverbera y las neuronas se reblandecen. De las huertas colindantes llega un aroma embriagador. En la esquina de una terraza, Viriato y Pelayo conversan:

PELAYO: Jo, en Madrid la derechita cobarde nos está comiendo el terreno… ¿Quién nos iba a decir que la mosquita muerta nos metería un gol por toda la escuadra?

VIRIATO: Parece mentira. Porque ella dice que Madrid es España dentro de España, pero nosotros somos la España clásica, la que madruga, la que lucha y se ducha... ¡No como esos perroflautas y esos negros!

P: Cuidado, Viriato. Te recuerdo que en Cataluña presentamos a un negro.

V: Ah, sí, es verdad, jeje. Es que con este calor se desorienta uno…

P: No pasa nada. Pero, desde luego, algo tenemos que hacer para reconquistar el territorio perdido.

V: Tú eres muy de reconquista, Pelayín.

P: Venga, sin cachondeo, que tu nombrecico también es de traca. Tenemos que pensar algo.

V: ¿Y si proponemos quitar todas las placas y memoriales que recuerdan a las víctimas de la dictadura?

P: No vale. Eso ya lo ha hecho Almeida.

V: ¿Y si planteamos que vuelvan a ponerse nombres como División Azul a nuestras calles y plazas?

P: ¡Tampoco vale, Viriato! ¡No te enteras! Eso también lo han hecho ya en Madrid.

V: ¿Y si decimos de levantar una estatua bien grande a la Legión, con su cabra y todo?

P: Viriato, me estás poniendo enfermo. ¡En Madrid ya la tienen encargada!

V: Yo qué sé… ¡Pues a los Regulares!

P: Pero, tío, ¡esos son moros! ¡Y nosotros somos españoles y católicos como Dios manda! ¡Cómo le vamos a hacer una escultura a unos moros! Entonces, ¿para qué los echamos hace quinientos años?

V: ¡No te pongas así! A mí me sonaba a Franco y al ejército, y como nosotros tenemos tantas esperanzas puestas en el ejército… Oye, se me acaba de ocurrir, ¿y poner himnos militares en los colegios para educar a los niños en el estilo marcial que nos caracteriza?

P: Hombre, tanto como himnos militares… Pero, ¿y el himno de España? ¡Eso todavía no se le ha ocurrido ni a la Ayuso ni al Almeida!

V: ¡Chachi! ¡Todas las mañanas a escuchar el himno nacional! ¡Prietas las filas!

P: ¡Eso es! ¡Y que se jodan los catalanes, los rojos y los putos inmigrantes!

V: ¡Y los maricas! ¡Que se jodan los maricas! Porque en el partido no tenemos ninguno, ¿verdad?

P: Que yo sepa, no… Todo tiene un límite. Y otra cosa: el niño que oiga el himno entero sin respirar será el “súper españolito del día”, o sea…

V: ¡Eso es! ¡Viva España! ¡Arriba España!

P: Viriato, te están oyendo… Córtate un poco.

V: Ya, ya… Perdona. Sigamos. ¿Qué más podemos hacer? A Ayuso le ha ido bien lo de azuzar el nacionalismo madrileño. ¿Y si exigimos que se imparta el panocho en los colegios?

P: No sé… Suena a cantonalista. Trae malos recuerdos.

V: ¿Y que se cuelgue la foto del rey en todas las clases? Ahora mismo no está…

P: Pues estos últimos Borbones también nos han salido un poco cobardicas. No han sabido estar a la altura de las circunstancias, como Alfonso XIII. Pero, en fin, puede valer.

V: ¿Y poner banderas en todos los centros escolares?

P: Viriato, ¡ya hay banderas en todos los edificios públicos!

V: Ya, pero no me refiero a poner una bandera, sino muchas banderas y de todos los tamaños. ¡En las aulas! ¡En los pasillos! ¡En los patios! ¡En los servicios!

P: ¡Sí! ¡Magnífico! ¡Banderas por todos lados! ¡E incluso tatuadas en los brazos de las criaturas!

V: ¡Y que cuando el maestro entre en clase, llame al orden gritando!: “¡¡Se sienten, coño!!”

P: ¡Eso es! ¡Viva España! ¡Arriba España!

V: ¡¡Arriba España!! ¡¡A por ellos, oé!! ¡¡A por ellos, oé!!

Ante las miradas de incredulidad del resto de clientes de la terraza, ambos recuperan la compostura entre gestos de apuro.

V: Jeje, se nos ha ido un poco la olla. No pasa nada: somos humanos.

P: Yo creo que ha sido el carajillo. Aquí lo cargan mucho…

V: Claro, claro… Ha sido el puñetero carajillo, jeje. Por cierto, ¿tú crees que lo de tatuar las banderas en los brazos sería muy costoso?



@CPuenteMadera



martes, 18 de mayo de 2021

No es invasión, es crisis humanitaria

En estos últimos días, una nueva crisis migratoria se ha desencadenado en Ceuta. Casi 9000 personas, muchas de ellas de muy corta edad, han entrado nadando a territorio español a través del espigón de la playa del Tarajal, con la pasividad de la gendarmería de Marruecos. Todo indica que una crisis diplomática hispano-marroquí ha provocado la inacción de las autoridades y los agentes de seguridad del reino alauita, que han dejado sin vigilancia su frontera y el paso libre a territorio de Ceuta.

Este complejo asunto ha sido provocado por el enfado del sátrapa y dictador rey Mohamed VI, tan amigo de la casa real española, que no acepta que España haya acogido en un hospital de Logroño al líder del Frente Polisario del Sáhara Occidental, Brahim Ghali. Y ante esto el gobierno de Rabat castiga a España con la mayor ola migratoria de la historia.

Estamos ante una crisis humanitaria de enormes dimensiones que aprovechan la derecha extrema y sus amigos extremo-fascistas para hablar de una “invasión” marroquí, creando un estado de alarma totalmente desmesurado. Es indignante ver como estos patriotas de hojalata intentan hacer caja electoral con el sufrimiento ajeno. Parece ser, según estos partidos políticos, que niños foráneos de ocho y diez años van a provocar un grave problema con nuestra integridad territorial. ¡Vaya dislate!

Los refuerzos policiales y el propio ejército están interviniendo en Ceuta, las más que cuestionables “devoluciones en caliente” a Marruecos se están produciendo sin el menor sonrojo en territorio español. Se está jugando en la frontera sur de Europa con la vida de numerosas personas, por el capricho de un dictador norteafricano y por una política migratoria que atenta, en la mayoría de los casos, contra los más básicos derechos humanos. Desde esta tribuna, recordamos que la voluntad de los seres humanos de encontrar un futuro más digno difícilmente se puede contener a medio plazo a través de medidas coercitivas. Las migraciones son consustanciales a la historia de la humanidad y actualmente hunden sus raíces en las grandes fracturas que atraviesan nuestro planeta: fracturas entre el Norte y el Sur global, las emergencias climáticas, las guerras interminables y este año la pandemia de la COVID19, son ejemplos de ello. Tratar de contenerlas a base de represión, militarización y criminalización como intenta reiteradamente la Unión Europea y el Gobierno español es un objetivo condenado a fracasar.

Según el magnífico informe “Derechos Humanos en la Frontera Sur 2021” de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, en 2019, se produjo según cifras del INE, un incremento de 748.759 personas extranjeras que llegaron a España. Compárese con el número que ese mismo año llegaron a España por la Frontera Sur, que fue de 32.513 personas, es decir, tan solo un 4,3% del total de la inmigración. Y, sin embargo, todos los recursos destinados a las políticas migratorias se enfocan exclusivamente en evitar que lleguen o en la expulsión de ese 4,3% de las personas que entran en España jugándose la vida porque se les impide desde los Gobiernos que puedan hacerlo de forma segura. Estos recursos invertidos van desde la implantación del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior, cuyo coste supera ampliamente los 300 millones de euros, hasta los Centros de Internamiento para Extranjeros o los Centros de Detención llamados CATE (Centros de Atención Temporal de Extranjeros), pasando por los mismos CETI (Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes) en Ceuta y Melilla, a las vallas en ambas ciudades, verdadero pozo sin fondo de los recursos del Estado.

El tema migratorio es una responsabilidad de nuestro país, pero no olvidemos que es también de Europa. A pesar de que la UE presume de estar cimentada sobre los derechos humanos, tristemente, cuando de gestionar la materia migratoria se trata, las instituciones europeas lo hacen bajo la lógica exclusión-expulsión de las personas migrantes. Es la propia Unión Europea la que está avalando, con sus políticas, la vulneración de derechos convirtiéndolas en una parte intrínseca de un círculo vicioso en el que se superponen aporofobia, racismo, excepcionalidad, (in)seguridad, violencia y muerte.

Es necesario que las instituciones y autoridades europeas aborden la migración de manera integral en todas sus vertientes, no solo en materia de inmigración irregular. Impera la ausencia del enfoque de derechos humanos y la falta de compromiso con el derecho internacional, especialmente en lo relativo al derecho a la dignidad, al refugio, a migrar y al principio de no devolución. Las autoridades de la UE lo que están haciendo es consolidar y reforzar el concepto de Europa fortaleza, el cual cuesta miles de vidas humanas al año y nos avergüenza día a día. Se invierten los esfuerzos, tristemente, en reforzar muros y subir vallas, en lugar de apostar por una acogida segura.

En definitiva, la complejidad del asunto migratorio no nos puede hacer olvidar la necesidad de respetar los derechos humanos en el territorio de todos los Estados miembros de la Unión Europea. No es una invasión, es una crisis humanitaria.


 

@CPuenteMadera



domingo, 16 de mayo de 2021

Abu Hatab, ¿cómo explicarlo?


5 días de bombardeos del ejército de Israel sobre una de las zonas urbanas más densamente pobladas del mundo, 1000 heridos, 140 muertos, 34 de ellos niños, todos palestinos… israelíes son los 9 muertos y 200 heridos causados por los cohetes de Hamas… cifras del sábado por la noche que quedarán empequeñecidas el domingo, y el lunes, y…

Abu Hatab, el nombre 1 familia palestina, 2 mujeres y 8 niños muertos en un bombardeo israelí sobre 1 campo de refugiados de Al Shati. ¿Cómo explicarlo? Un joven español me pregunta, “¿puedes explicarme qué pasa ahí?”.

Aunque quizá es necesario volver a explicarlo todo… la diáspora judía, el sionismo, la Primera Guerra Mundial y la adjudicación de Palestina a Gran Bretaña, la persecución nazi, el éxodo a Palestina de los judíos supervivientes del holocausto, el desplazamiento de la población palestina ante la vergonzosa inacción de los ingleses (similar a la española con el Sahara), la creación del estado de Israel, la incautación continuada de tierras de familias palestinas entregadas a los colonos israelíes, las guerras que Israel ganó a sus vecinos árabes, los millones de palestinos viviendo en campos de refugiados durante décadas, el apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel, sin importar la gravedad de las violaciones de los derechos humanos que cometa… y así hasta hoy.

Hoy es la familia Abu Hatab y como, desgraciadamente, no se trata de un accidente, una noticia similar se repetirá dentro de un tiempo, con cientos y miles de muertos del lado palestino y decenas del israelí. Ya está, modestamente, explicado… pero no es suficiente, porque esa es la explicación histórica, pero, ¿y la humana? ¿Dónde queda el sentido humano de justicia, la empatía, el respeto a los derechos humanos, el deber de alcanzar la paz, el deber de defender a los civiles sistemática y reiteradamente asesinados?

El gobierno israelí de Netanyahu ha sido incapaz de renovarse tras tres elecciones en dos años y, curiosa coincidencia, antes de celebrarse las cuartas, el dedo del estado israelí empuja una ficha de dominó, y comienza el juego que tan bien conoce y que tantas veces se ha jugado en esa tierra ensangrentada: hace dos semanas se aprueba expulsar de sus casas a varias familias palestinas para entregar sus tierras a colonos judíos, comienzan las protestas palestinas, se inicia e intensifica la represión israelí, Hamas lanza cohetes contra Israel, Israel bombardea y arrasa Gaza… cientos de personas inocentes mueren, días tras día, en una proporción de 15 palestinos por 1 israelí (¿quién puede llamar a eso “guerra”?)… y todo bajo la calculadora y fría mirada de Netanyahu, la complicidad de EE. UU., y la inacción de la ONU y de la Unión Europea.

Dentro de unas horas o unos días, cuando considere que ha matado a suficientes palestinos, Israel detendrá la masacre. Se sucederán los entierros, el dolor y el deseo de venganza crecerá. Pasarán semanas o meses antes de que vuelva una anormal normalidad, pero el odio no se habrá extinguido, la destrucción, la pobreza y la rabia se habrán extendido. Y un día, dentro de un tiempo, alguien hará caer otra ficha de dominó, y el terrible juego comenzará otra vez.

Un Estado Palestino libre y autónomo, reconocido por el Estado de Israel, reconocimiento mutuo, respeto al derecho internacional, castigo en tribunales internacionales de los crímenes de guerra, devolución de las tierras incautadas a los palestinos, y paz. ¿De verdad no se puede intentar? ¿O no se quiere intentar? ¿Por qué no se quiere? ¿Cómo explicarlo?

Abu Hatab, ocho niños y dos mujeres… ¿cómo explicarlo?



@CPuenteMadera


 

domingo, 9 de mayo de 2021

CASO ALMERÍA: 40 AÑOS DE IGNOMINIA


Podrías haber sido tú, o tu padre, tu hermana, el frutero, la vecina o tus compañeros de trabajo. O todos al tiempo. Pudimos ser cualquiera, pero no, la barbarie de hace ya 40 años se cebó en   Juan Mañas Morales, Luis Montero García y Luis Cobo Mier. ¿Su delito? Ser unos trabajadores que viajaban desde Santander a Pechina (Almería) para acudir a la comunión del hermano de uno de ellos.


No se trata de abrir heridas, sino de cerrarlas. El tiempo por sí solo jamás lo hará y se requiere de justicia y reparación para ello. Es el momento.


Un brutal atentado de ETA con resultado de muertes el día anterior, hizo creer a algunos aburridos guardias civiles que estaban llamados a ser unos héroes pistoleros de un Oeste sin ley, y ya veían su pecho repleto de medallas.


Así, cogieron a tres muchachos inocentes y los torturaron cruelmente, los mutilaron, los acribillaron a balazos y los quemaron, mientras el ministro Rosón habló primero de que iban armados e indocumentados, y que perdieron la vida en accidente de circulación después de que trataran de huir del coche, para cambiar luego su versión y decir que fue “un lamentable y trágico error”. Aún resuenan las palabras de los familiares, llorando, deshechos y preguntando si se les iban a devolver por completo los descuartizados cuerpos de sus seres queridos.


Se demostró la participación de un mínimo de once guardias civiles, de los que tan solo tres fueron juzgados. A pesar de que la sentencia declaró “probado que el teniente Castillo y sus hombres torturaron hasta la muerte a los tres detenidos en un cuartel abandonado llamado Casafuerte y que posteriormente, y con el fin de intentar eliminar evidencias, despeñaron su vehículo por un terraplén, le dispararon numerosas veces y le prendieron fuego”, las condenas fueron irrisorias, no se cumplieron y al salir, obtuvieron grandes cantidades económicas de los fondos reservados del Estado. Para mayor humillación a los familiares, se persiguió duramente a quienes osaron denunciar cuanto había ocurrido.


40 años después, se trata de que al menos el Gobierno de España cambie la ley, y todas “las víctimas de la violencia policial, grupos de ultraderecha y grupos parapoliciales” sean reconocidos como víctimas de terrorismo.


En este sentido, para que se inste al gobierno estatal, se ha presentado una iniciativa en el Parlamento Andaluz por la Asociación Andaluza de Víctimas de la Transición (también incluyen la figura de Manuel José García Caparrós, joven asesinado en una manifestación ¡que pedía la autonomía! en 1977).


Ya en 2018 el Parlamento de Cantabria, aprobó por unanimidad de todos sus miembros y grupos una moción en ese mismo sentido. El mismísimo Miguel Ángel Revilla, personaje nada sospechoso de ser un rebelde izquierdista, reconoció que se había tardado demasiado en honrar la memoria de los tres jóvenes por parte de Cantabria.


Muchas cosas, demasiadas, son ya irreparables, pero al menos, acabemos en parte con esta desvergüenza y honremos a nivel estatal la figura de estos jóvenes inocentes, víctimas, sí, del terrorismo.


@CPuenteMadera

miércoles, 5 de mayo de 2021

¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?


Bueno, pues ya está. Las sospechas (o sea, las encuestas) se han confirmado: la inepcia y la maldad han ganado contundentemente las elecciones en Madrid. Es duro decirlo con términos tan explícitos, pero no vale de nada andarse con pamplinas. La realidad es la que es. Durante los próximos dos años, una de las comunidades más importantes de España será gobernada por un tándem formado por una persona balbuciente que confunde la libertad con la cerveza y otra que, a falta de judíos, ha basado su campaña electoral en el odio a menores no acompañados. Es así de triste y de alucinante. Es la victoria del cuñadismo. Es el esperpento hecho carne. Y, sobre todo, es el triunfo de unas élites (económicas, sociales, mediáticas…) que de tontas no tienen un pelo y que saben muy bien lo que quieren: pagar aún menos impuestos, desmantelar lo público, hacer caja a base de privatizaciones, agrandar las desigualdades, someter a la clase trabajadora, mercantilizar hasta el aire que respiramos… Los “cuñados”, con su bravuconería, con su griterío, con su impúdico negacionismo, no son más que títeres en manos de padrinos que actúan en la sombra.

Y, ahora, ¿qué? ¿Qué hacemos ante esta oleada de neoliberalismo fascistoide? ¿Resignarnos? ¿Cruzarnos de brazos? ¿Acostumbrarnos al deterioro de los servicios públicos? ¿Asumir, sin más, que hay colegios de ricos y colegios de pobres? ¿Agachar la cabeza ante esa nueva inquisición conocida como pin parental? ¿Aceptar que los fondos buitres terminen por devorar el parque de vivienda protegida? ¿Mirar a otro lado ante la criminalización de la inmigración, como hizo la mayoría de la población alemana con las políticas antisemitas de los nazis? ¿Normalizar la violencia de género, el racismo, la homofobia, la transfobia, la aporofobia? ¿Negar el cambio climático? ¿Transigir con la corrupción?...

Pues, claro, va a ser que no. A estas horas (media noche del 4 de mayo) cunde el desánimo y el desconcierto en nuestras filas. Desde luego, habrá que replantearse muchas cosas. Más Madrid ha obtenido un excelente resultado, y nos congratulamos por ello. Creemos que ha sido un éxito merecidísimo. Sin embargo, otras formaciones tendrán que llevar a cabo una profunda reflexión. El PSOE quizá deba preguntarse si emular propuestas más bien de derechas, como no tocar los impuestos, le permite ganar adeptos. Unidas Podemos probablemente deba cuestionarse el grado de adecuación entre sus ideas y sus conductas, entre su discurso oficial de horizontalidad y las estrategias reales de sus dirigentes para controlar el poder dentro de la organización. La izquierda, en general, tendrá que refundarse, y solo puede hacerlo sobre sus propios principios.

En estos mismos momentos, Pablo Iglesias está dimitiendo de todos sus cargos. Nos cuesta digerir la noticia. Vamos a echar mucho de menos al político más brillante y controvertido de nuestra historia reciente. Vivimos tiempos convulsos. Individualmente, no somos más que insignificantes motas de polvo en el universo. Ahora bien, colectivamente seguimos siendo el cincel y la maza de Machado, el caballo cuatralbo de Alberti que galopa las tierras de España, el viento del pueblo que evocó Miguel Hernández en sus versos. Somos parte del hilo rojo con que se han tejido todas las causas justas, desde Espartaco hasta la actualidad. En fin, hemos tenido días mejores, no cabe duda, pero ¿quién dijo que todo está perdido?



@CPuenteMadera