No
fue posible. En los albores de la madrugada del pasado jueves, tras
más de dieciséis horas de intenso debate, los legisladores
argentinos dijeron
“no” a la legalización del aborto.
A pesar de lo ocurrido el pasado mes de junio, cuando la Cámara de
Diputados del país transandino aprobó
inicialmente la
legalidad de la interrupción del embarazo, el proyecto legislativo
ha sido rechazado por una mayoría patriarcal antiabortista en su
sanción definitiva en el Senado. Han sido 38 votos en contra y 31 a
favor a una norma que garantizaba la posibilidad de abortar hasta la
semana catorce de gestación, dentro del sistema público de salud
argentino, de manera gratuita, algo que actualmente está permitido
solo en casos de violación y de riesgo para la embarazada.
Todo
tiene su origen en la Campaña
Nacional,
lanzada en mayo de 2005, por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y
Gratuito, una plataforma argentina de organizaciones y personalidades
que ha realizado acciones comunes en favor de la legalización del
aborto en dicho país. La campaña se ha articulado en torno al lema:
«Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar,
aborto legal para no morir». Se han propuesto modificaciones en el
sistema educativo argentino, a partir de la elaboración de programas
de educación sexual, e iniciativas de salud, a partir de la garantía
de acceso a métodos anticonceptivos en forma fácil y gratuita.
También, esta plataforma ha reivindicado, y seguirá luchando en el
futuro, por el acceso al aborto legal en función de su contenido
democrático y de justicia social, que busca asegurar el ejercicio de
los derechos humanos a las mujeres argentinas, hoy privadas de ellos.
Estaban
puestas muchas esperanzas en Argentina, a nivel nacional e
internacional la
“ola verde” de apoyo a la legalización del aborto
se
había multiplicado con mucha gente en las calles. En América Latina
solo Cuba, Uruguay y la Ciudad de México tienen despenalizado el
aborto, y habría sido muy importante que Argentina, por su papel de
dinamizador regional, se hubiera sumado con una norma que contemplara
el aborto legal, seguro y gratuito. Pero una vez más, como en muchos
países, han primado los intereses y las creencias personales de la
mayoría de los senadores argentinos que,
influidos por unas
iglesias evangélicas fanatizadas y
por una
Iglesia
Católica anclada en el pasado y el “pecado”,
han
terminado por subordinar
el
destino de las mujeres de todos los credos, o de ninguno, al suyo
personal.
Desde
aquí, una vez más, rechazamos los discursos de las jerarquías
religiosas que obstaculizan el avance de las mujeres como ciudadanas
en cualquier parte del mundo. Resulta insoportable la sumisión de
gobiernos, diputados, senadores... no
solo ante
los más rancios
sectores de la Iglesia Católica,
mayoritaria en nuestro mundo incivilizado, sino
también ante el coro de pastores y reverendos que vociferan contra
la libertad de las mujeres.
Somos
partidarios del aborto legal como derecho de todas las mujeres a
decidir sobre su primerísima propiedad: sus cuerpos. En Argentina,
en España o en Sebastopol hay que respetar los tratados y
convenciones internacionales para que se garantice a las mujeres el
máximo nivel posible de salud física y mental, la igualdad y no
discriminación, la intimidad y la autonomía reproductiva, la
libertad de conciencia y religión, y a verse libre de tratos
crueles inhumanos y degradantes.
Un
aborto no es una acción frívola o alegre, sino una decisión que
cada mujer debe reflexionar en torno a su realidad concreta. Incluso
cuando ésta se realice dentro de los márgenes que establecen las
leyes. El derecho a abortar de las mujeres debe ser público, libre
(sin estar regulado por ninguna ley restrictiva) y gratuito, solo así
se podrá asegurar la libre decisión de las mujeres con respecto a
su cuerpo. ¿Tan complicado es reconocer el
derecho de las mujeres a decidir
como
quieren vivir sus identidades sexuales, placeres, deseos y su
maternidad? Existen demasiados políticos reaccionarios y curas con
sus rosarios que quieren imponer sus ideas medievales en los ovarios
de las mujeres. ¡Basta, ya!
Mujeres
argentinas, estamos con vosotras. Vuestra
lucha es
nuestra lucha, y más pronto que tarde conseguiréis un aborto
legal, seguro y gratuito.
Estamos convencidos.
¡La
lucha sigue!
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