Todo está
dispuesto para el próximo sábado. Medio mundo estará pendiente de
la “caja tonta”. Decenas y decenas de millones de personas del
“occidente incivilizado” se pondrán frente a su televisor para
ver la gala final del Festival
de Eurovisión.
En esta ocasión, si
nada ni nadie lo impide,
se celebrará en Tel Aviv (Israel) un certamen musical obsoleto,
generalmente de escasa calidad y politizado al cien por cien. Las
canciones no importan, se vota de acuerdo a la geopolítica y por
razones que nada tienen que ver con las melodías que los países
participantes presentan al mundo entero.
Siempre hemos
creído que la música era uno de los lenguajes que podía unir a las
gentes de este planeta, pero en esta ocasión se pretende utilizar
las canciones como instrumento de blanqueamiento de Israel, un
Estado genocida
que incumple los Derechos Humanos en Gaza y Cisjordania, un estado
que es el brazo armado del neocolonialismo. No hay canción en el
mundo que pueda silenciar este escándalo internacional.
Eurovisión
siempre ha sido un trampolín de propaganda y prestigio para el país
organizador, en esta ocasión el sionismo excluyente
aprovechará al máximo la ocasión para lanzar el rastrero y falso
mensaje de que en
Israel no pasa nada.
A este país, sin ser europeo, le dejas participar, les haces ganar y
ahora lo organizan con una limpieza de cara en toda regla. No podemos
seguir por más tiempo con la venda ante nuestros ojos, por lo que no
estamos de acuerdo que en Tel Aviv se realice dicho festival, somos
partidarios de su boicot
pacífico;
es inadmisible que a pocos kilómetros de la gala musical siga la
persecución del pueblo palestino. La venda debe caer. El mundo
entero debería boicotear este intento de blanquear a uno de los
regímenes más repugnantes
de La Tierra, construido sobre odio, robo, muerte y racismo.
Si un vecino
viene y construye, sin vuestro consentimiento, una casa en vuestro
terreno y después, además de robaros día a día parte de vuestras
tierras, empieza a quitaros una gran parte de la casa que habéis
construido con años de trabajo, ¿qué haríais vosotros?
Exactamente, en pocas palabras, eso es el caso de nuestro querido
pueblo palestino. Resulta difícil imaginar lo que significa ver
tu hogar y tu historia derruidas.
Resulta difícil comprender la humillación que entraña atravesar
los puestos de control israelíes para ir a visitar a un pariente en
la aldea de al lado. Resulta difícil imaginar lo que significa que
te digan constantemente que no existes. Resulta indignante e
incomprensible que no hay modo aceptable de defender
tu humanidad
o protestar contra tu opresión.
No debemos
olvidar que al crearse el
estado de Israel en 1947,
éste firmó y se comprometió a acatar las resoluciones del Consejo
de Seguridad de la ONU y de su Asamblea General, así como de otros
organismos internacionales dependientes de la ONU, prometieron asumir
las Convenciones de Ginebra, … Pero nunca han cumplido
ni una sola de dichas resoluciones,
ni una. Tampoco han reconocido nunca a la Corte Internacional de
Justicia de La Haya ¡Engañaron al mundo entero! Los gobiernos de
Israel están vulnerando
continua y sistemáticamente los derechos del pueblo palestino
desde hace más de 70 años. Israel es una potencia ocupante que
tiene bajo su control a Gaza y Cisjordania, rechaza el derecho al
retorno que legítimamente le corresponde a las personas refugiadas
palestinas, y ejerce un modelo de apartheid que discrimina a la
población palestina con respecto a la población israelí que reside
en el mismo territorio.
La vida en Gaza,
bajo un bloqueo que dura ya 12 años, resulta
insoportable.
El desempleo sobrepasa el 50%; se dispone de escasa electricidad, y
menos del 4% del agua es potable, se mata, con total impunidad, a
niños inocentes,... Es prácticamente imposible entrar o salir; el
lugar es una cárcel al aire libre. Parecería que lo único
aceptable que puedes hacer como palestino es callarte y morirte.
¿Queremos ser cómplices de esta atrocidad? Lo menos que podemos
hacer es protestar y denunciar pacíficamente contra esta edición
del festival de Eurovisión, y apoyar las formas no violentas de
resistencia, tales como el movimiento de “boicot,
desinversión y sanciones (BDS)”
y de solidaridad con la lucha del pueblo palestino contra la
colonización, el apartheid y la ocupación israelí, que los EE.UU.
tratan de convertir en ilegales. Trump y Netanyahu quieren
materializar sus proyectos en la zona unas veces con dinero, otras
con cinismo blanqueador, otras con F16 y artefactos mortíferos…
Permitan una pequeña maldad, lo mismo ya tiene previsto el
todopoderoso presidente estadounidense reconocer a Israel como
ganador de Eurovisión, antes incluso que las notas musicales salgan
al aire.
Ante esta
denigrante situación, debemos recordar que la Unión Europea (UE)
tiene como socio
comercial preferente a Israel,
y no olvidaremos, a la hora de votar en las próximas elecciones, que
la mayoría de las fuerzas políticas de nuestro país prefiere mirar
para otro lado, no sea que se enfaden los sionistas excluyentes.
Unimos nuestra
pequeña voz al boicot
contra Eurovisión, porque es el arma más humana de los europeos con
conciencia y dignidad para protestar contra el llamado “Estado de
Israel”.
Reiteramos que
no hay canción en el mundo, ni
festival televisivo
que pueda silenciar la vulneración de los Derechos Humanos en
Israel.
¡Viva
Palestina libre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario