sábado, 25 de marzo de 2023

YOLANDA, LA ESPERANZA INESPERADA



Para Pedro Bolívar por su ejemplo.

El pasado 9 de marzo murió nuestro compañero y amigo Pedro Bolívar, un hombre bueno que, como militante del PCE, CCOO e Izquierda Unida, luchó a favor de todas las causas justas. Hoy, desde esta humilde plataforma, queremos darle las gracias a él y a todas aquellas personas que se enfrentaron al régimen terrorista de Franco y crearon las condiciones objetivas para la llegada de la democracia.

Pedro entre otras cosas fue concejal, primero en Albacete y luego en Hellín. Aprovechamos también para mostrarle nuestro agradecimiento a los miles de concejales y concejalas que han llevado a cabo políticas progresistas en las administraciones locales. Sin ellos y ellas, nuestros pueblos y ciudades serían más feos, más desiguales, menos habitables.

Está bien acordarse de quienes nos precedieron, porque si no sabemos de dónde venimos, no sabemos a dónde vamos. Al respecto, es justo reconocer el papel histórico jugado por Podemos, que supo interpretar y gestionar inteligentísimamente el estado de indignación que alimentaba las concentraciones del 15M. Podemos desafió el turnismo de partidos de la segunda restauración borbónica y puso patas arriba la política nacional. Y si no hubiese sido por la guerra híbrida que inmediatamente emprendieron los sectores conservadores de la sociedad, con toda su batería de bulos y de mierdas, probablemente Pablo Iglesias habría logrado colocar un gobierno del cambio (o de izquierdas, o de abajo, o como narices queramos decir) al frente del país. La formación morada no acabó de asaltar los cielos, pero estuvo a punto.

Luego pasó el tiempo y el ambiente se enrareció. Los círculos se convirtieron en cuadriláteros de combate y en estructuras piramidales. Mucha gente muy valiosa los abandonó, abandonando para siempre la actividad política. El “capital” humano que se perdió en todo ese proceso fue enorme. Desde entonces, cada convocatoria electoral evidencia una sangría de votos; cada encuesta electoral, un nuevo desgaste. Y, mientras tanto, el PP (Partido de las Peinetas) crece pese a estar dirigido por auténticos ineptos y amenaza con extender sus alianzas regionales con los fascistas a todo el estado. O sea, se nos estaba quedando un panorama precioso…

Y en eso llegó Yolanda y, cuando menos lo esperábamos, recuperamos la esperanza. ¿Por qué? Pues básicamente por dos cosas. En primer lugar, porque llega avalada por una excelente gestión en el Ministerio de Trabajo. Desde la época de Largo Caballero y la II República, ningún ministro o ministra había situado a la clase trabajadora tan en el centro de la acción de gobierno como ella. Los avances en materia laboral, salarial, contractual, etc. son espectaculares, sobre todo si se tiene en cuenta que han coincidido con una pandemia mundial y con una guerra que ha disparado los precios de la energía y ha provocado unos procesos inflacionarios que llevan al mundo de cabeza. En segundo lugar, y aún más importante, Yolanda ha introducido en la arena pública una amabilidad de la que estábamos muy, pero que muy necesitados. Cada vez hay más gente harta de broncas y mala hostia que busca espacios políticos respirables, libres de rencores y malos rollos.

En fin, a estas alturas de la vida podremos ser cualquier cosa menos ingenuos. Haciendo un análisis inductivo de la historia de la izquierda, se concluye que lo más probable es que en Sumar se reproduzcan las dinámicas autodestructivas que vienen repitiéndose desde tiempos de Brian y el Frente Popular de Judea. Pero… ¿y si no? ¿Y si resulta que un día empezamos a relacionarnos entre nosotros con los mismos altos ideales de igualdad y fraternidad que proponemos para el resto de la sociedad? ¡Quién sabe!

Nuestro amigo Pedro Bolívar, desde su inapelable militancia comunista, estaba muy ilusionado con Sumar. Estando ya muy malito, aún pensó en acudir al acto que celebró Yolanda Díaz en Albacete el 25 de febrero. El 2 de abril puede empezar algo importante en el polideportivo de Magariños. Nosotros lo tenemos difícil para ir, pero seguro que Pedro, de algún modo, se asoma por allí para ver cómo puede echar una mano.



@CPuenteMadera



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