¿Hasta
cuándo, Juan Roig, vamos a tener que soportar que sigas insultando a los
ciudadanos de este país? ¿Hasta cuando, presidente de Mercadona, te vas a creer
con derecho a dar lecciones a millones de personas honradas y trabajadoras,
tanto o más que tú? ¿Hasta cuándo no vas a darte cuenta de que personajes como
tú degradan los valores de igualdad democrática y social de nuestro país?
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Fuente: Manuel Bruque (EFE) |

No son los trabajadores quienes han hecho quebrar este sistema, sino la
codicia de aquellos con los que Roig comparte saraos, tertulias, cenas de
negocios e inversiones en bolsa. Este salvapatrias que tanto reparte a
siniestro, nunca reparte a diestro: nunca se acuerda de afilar la lengua con
esos que defraudan miles de millones de euros, ni contra todos esos que van a
poder regularizar, gracias al PP, todo su dinero negro procedente del tráfico
de drogas, armas o seres humanos. Tampoco le hemos escuchado hablar mucho sobre
Bankia, aunque seguro que, siendo su empresa valenciana, sabe mucho sobre
Bancaja.

Roig sólo tiene lengua afilada para los trabajadores; ya dijo que para él
los trabajadores admirables son los de los bazares chinos, esos de todos los
días abiertos todas las horas con los mismos empleados. Es el tipo de empleo
que todos ustedes quieren para sus hijos, ¿verdad? También sabemos que presume
de que los trabajadores de Mercamujer (en valenciano es lo que significa
Mercadona) tienen quince veces menos bajas laborales que la media española...
curioso, ¿no? Respecto a los desempleados, ya saben, para qué va a detenerse
mucho con ellos: los despacha constatando que son unos parásitos que reciben
unas prestaciones desorbitadas y a los que hay que hacerles pasar hambre.
Se nota que Roig le ha cogido el gusto al micrófono, y esto es un síntoma
más de la enfermedad de nuestra democracia: sabe que le jalean desde la ultraderecha
económica y mediática, es una de esas voces que le viene de perlas al PP, y
seguro que le gusta ser el centro de los corrillos en las reuniones de los
directivos de las grandes empresas españolas. Lo vemos venir: con partido o sin
partido, será uno de los próximos políticos (ya lo es) del ultraliberalismo.
Igual hasta pone su cara sonriente en un producto de sus “marcas blancas”, a lo
Warhol, y obliga a que los empleados de caja lo ofrezcan a sus clientes: “¿no
le apetece a usted llevarse un frasco de chorizo en aceite “Roig”?; mire que
salen muy bien de precio, y han sido elaborados durante los domingos por la
tarde en los mejores bazares chinos”.
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