Ya lo dijo Noam Chomsky: “ el
propósito de los medios de comunicación no es tanto informar sobre lo que
sucede, sino más bien dar forma a la opinión pública de acuerdo a la agenda del
poder corporativo dominante”. Parece que la lección la tienen bien aprendida en
algunas corporaciones mediáticas como Atresmedia,
y en el llamado “debate decisivo”, del pasado 7 de diciembre, invitaron sólo a
cuatro voces que representan fielmente el sistema dominante. Excluyeron de esta
cita, deliberadamente, a otras voces legítimas que tienen representación
parlamentaria e invitaron a fuerzas políticas que todavía no están presentes en
nuestras cámaras legislativas.
En España hay otras ideas para
sacar a este país del agujero negro al que nos ha llevado el bipartidismo
dominante, propuestas que hablan de trabajo garantizado, defensa del medio
ambiente, elección del jefe del estado, etc. Pero no era conveniente escuchar
a partidos que no quieren un ligero barniz a nuestras instituciones, que lo
que desean es una nueva constitución elaborada por la ciudadanía, donde se
blinden los derechos de todos y no los privilegios de unos pocos, en definitiva
una nueva
Carta Magna que recoja los derechos
sociales, culturales y democráticos, garantizándolos de manera plena y
efectiva.
Hay una franja amplia de
población que su única información les llega por lo emitido en televisión, y a
estos ciudadanos y ciudadanas se les ocultó, intencionadamente, sin el más
mínimo pudor, las voces discrepantes de este sistema capitalista. Solo
aparecieron en la caja manipuladora un cuarteto que, salvo pequeñísimos
matices, está dispuesto a perpetuar un régimen injusto, que desde 2007 ha
realizado casi 600.000
ejecuciones hipotecarias, mientras cuatro millones de viviendas permanecen
vacías, generando tres millones de personas en peligro de exclusión. Cuatro patas para una
mesa carcomida por una democracia de perfil bajo.
Por eso aquí plasmamos nuestra
denuncia contra esos medios de comunicación que, fieles a sus patronos, quieren
partidos dóciles y seguidistas, que aparenten ligeros cambios para que todo
siga igual. Unos medios de manipulación
masiva que desean espectadores sumisos y dóciles.
Lo importante es que queda tan
solo una semana para que los españoles y españolas expresemos nuestro voto en
las urnas. Donde transformemos estos cuatro años de recortes,
corrupción, mordazas e indignación, en un voto de verdadero cambio. Un voto
que defienda a la clase trabajadora, a lo público, a una justicia independiente
y que construya un nuevo país de derechos y libertades.
El 20 de diciembre toca ir a las
urnas, no olvidando que nuestro
voto es siempre útil; nuestra conciencia quedará tranquila si apoyamos
proyectos colectivos transformadores contra la agenda del poder corporativo
dominante. Es el momento de la construcción de una nueva sociedad con
democracia política y económica plena, comprometida con la movilización social
y que respete escrupulosamente la voluntad popular frente a sus más crueles enemigos.
La dignidad de un pueblo es
incompatible con el nivel de corrupción como la que padecemos. Además de sacar
de las Instituciones y de sentar en el banquillo de los acusados a las personas
y partidos corruptos, se requieren cambios en profundidad para acabar con la
corrupción inherente a nuestro actual sistema político y económico. Por lo
que resulta urgente evitar la privatización
de actividades y gestiones públicas como fácil vía de colisión de intereses,
así como garantizar el derecho a la información como medio de prevención.
Nuestro voto lo tenemos claro,
será una expresión de indignación, rebeldía y ruptura. Pero sobre todo será un voto de esperanza en un
nuevo país que construiremos entre todas y todos. Ha llegado el momento de
ser protagonistas de nuestro futuro, es la hora de dar un gran empujón para que
los problemas de la mayoría sean el centro de las nuevas políticas.
¡A votar, que ya es hora!
Enhorabuena. Muy bueno el artículo.
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