Hace 50 años que Ernesto Che Guevara “fue ejecutado por el ejército boliviano con la ayuda de la CIA”. Eso nos recordó esta semana TVE, la televisión pública. También lo hizo en los mismos términos la pública Radio Nacional. Sin embargo la cadena Antena 3 nos contó que el Che fue apresado por los militares bolivianos y “fusilado de manera clandestina con la ayuda de la CIA”. El diario El País le dio la razón a TVE, y nos informó de que Ernesto Guevara fue capturado “con el apoyo de agentes de la CIA”, y que al día siguiente “el guerrillero fue ejecutado”.
¿En qué
quedamos? ¿Ejecutado, como coinciden en afirmar el antaño
progresista El
País
y la televisión pública dirigida por el PP? ¿O fusilado
clandestinamente?
El diario La
Razón
parece ser más sincero que El
País
y TVE:
“Barrientos,
presidente de Bolivia, decidió ejecutar al Che para que no se
montara un circo con el juicio. Poco valió que se entregara sin
luchar”. Muy
clarificador, es mejor evitarse el rollo de un juicio con
repercusiones internacionales cuando la suerte del Che estaba ya
echada. Muy clarificador, menos en un aspecto: La
Razón
dice que lo ejecutaron sin juicio. ¿Es eso posible?
Consultamos
entonces la Real Academia de la Lengua Española y leemos en su
diccionario que ejecutar, como ajusticiar, es “dar muerte al reo
condenado a ella”. Y el prestigioso Diccionario
de uso del Español
de María Moliner nos dice que ejecutar, como ajusticiar, es “matar
a alguien en cumplimiento de una sentencia”.
Parece que no
existe duda, ¿no? Si hay juicio y sentencia, es ejecución; si no
existe juicio, es asesinato. Por ejemplo, La
Razón
no tiene dudas en otro caso histórico: el
zar ruso Nicolás II y su familia fueron asesinados por los
bolcheviques.
¿Por qué no tiene dudas? ¿Por qué tiene tan claro que fue un
asesinato? ¿Porque no hubo juicio? ¿O porque los mataron los
bolcheviques comunistas del bando del Che?
Ya ven, es
sencillo. Abandonando todos los argumentos legales y olvidando la
declaración de los Derechos Humanos, el debate ejecución versus
asesinato se zanja pronto: todo depende de qué bando provienen las
mortales balas. Si a uno de los otros lo matan los tuyos sin juicio,
es una ejecución; si a uno de los tuyos lo matan los del otro bando
sin juicio, es un asesinato. El juicio intelectual ha sido concluido
con antelación, no necesitamos el legal. Ya sabemos, antes de que
los proyectiles salgan de la boca de los fusiles, si las balas son
justicieras o asesinas.
Y ahora
volvamos al Che, sobre cuyo final quiere engañarnos sibilinamente
pero burdamente El
País
contándonos el cuento de que fue ejecutado. Su vida, la guerra, la
revolución, la guerrilla, la entrega, el sacrificio hasta de la
vida, la lucha política también a través de la violencia, forman
parte de la historia contemporánea desde la Revolución Francesa. El
Che utilizó
la palabra ante la ONU para defender a los explotados
y fue protagonista de ese enfrentamiento entre dos visiones del
mundo, la heredera de El
manifiesto comunista
y la capitalista, que combatieron muchas veces a muerte en
Latinoamérica, en Vietnam, en África… bandos que nosotros no
juzgamos desde la equidistancia, pues los ideales de la igualdad, la
libertad y la fraternidad nos atraen más que los de la explotación
capitalista del planeta y los pueblos.
El
Che, un hombre al fin y al cabo,
vida turbulenta en un mundo en guerra, fue asesinado hace apenas 50
años y su entrega absoluta a sus ideales lo convirtieron en un
símbolo para generaciones y generaciones de todo el planeta.
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