Reflexiones
en torno las concentraciones convocadas por la Plataforma por la
Educación Pública
La Plataforma por la Escuela
Pública, integrada en Castilla-La Mancha por UGT, CCOO, STE,
Estudiantes en Movimiento, Frente de Estudiantes y CONFAPA, ha
convocado concentraciones
para el próximo 8 de mayo.
En Albacete se realizará a las 18:00 en la puerta de la Delegación
Provincial de Educación. Desde luego, hay motivos más que sobrados
para que las camisetas verdes, que algunos se quitaron un poco “de
correprisas” con el cambio de gobierno regional, vuelvan a las
calles.
Como señalan los mismos
convocantes, necesitamos urgentemente mejorar la financiación del
sistema educativo. Resulta absolutamente inaceptable que el
porcentaje del PIB destinado a educación caiga en 2018 hasta el
mínimo
histórico del 3’8%,
de igual modo que resulta inaceptable que en nuestra región se
mantengan las ratios ilegales, que los centros a veces apenas tengan
con qué encender la calefacción, que se siga maltratando a la inmensa mayoría del
profesorado
interino
o que las bajas se cubran tarde, mal y nunca, sobre todo a final de
curso.
Así mismo, coincidimos con
la Plataforma en que hay que derogar cuanto antes ese engendro
autoritario y segregador llamado LOMCE
y en que hay que intentar por todos los medios consensuar una nueva
ley educativa que proporcione estabilidad al sistema durante unas
décadas. Aunque, no nos engañemos, la tarea no va a ser fácil
porque la derecha política, económica y social a lo que realmente
aspira es a cargarse la educación pública para hacer caja con sus
tinglados privados.
Es decir, que lo que se
reivindicará en las concentraciones del próximo día 8 nos parece
totalmente razonable… pero a nuestro juicio, por otro lado,
insuficiente. Porque, por ejemplo, echamos de menos alguna alusión a
que la
escuela pública debe ser laica,
porque si es la de todos y todas, no puede haber privilegios para
nadie. Echamos también en falta que la Plataforma denuncie los
conciertos educativos, que representan una auténtica sangría de
recursos públicos hacia empresas privadas vinculadas, en su mayor
parte, con la Iglesia Católica. Resulta totalmente inadmisible que
se estén cerrando aulas en centros públicos mientras se
sigue aumentando el presupuesto de la concertada.
Y resulta desconcertante que nadie, o casi nadie, diga nada al
respecto.
Por último, consideramos que
tanto ésta como las últimas movilizaciones en el sector educativo
han pasado por alto el núcleo del problema, y es que hay un plan
para mercantilizar la escuela pública y convertirla en un mecanismo
generador de mano de obra acrítica, atomizada y sumisa para mayor
gloria del sistema productivo. Ese plan tiene nombre y apellidos:
Marco
estratégico para la cooperación europea en el ámbito de la
educación y la formación (“ET 2020”).
En él se alude al alumnado como mero “capital humano”, o sea,
como un recurso más al servicio de la generación de beneficios. Se
insiste en que una de las metas fundamentales es “mejorar la
empleabilidad” en función del “mercado de trabajo”, como si
nuestras escuelas fuesen simples academias para oposiciones o centros
de inserción laboral, y no espacios para el conocimiento y para el
fomento de una ciudadanía crítica. Se propone como objetivo
estratégico incrementar “el espíritu emprendedor”, potenciando
“la asociación entre el mundo empresarial y los diferentes
niveles y sectores de la educación”. Para ello, los sistemas
educativos se organizan en torno a la programación por
“competencias” (sustantivo del verbo “competir”), a la
evaluación por “estándares” (como ocurre en las fábricas) y a
la elaboración de “rankings” de centros educativos (como se hace
con el resto de las empresas). Este es el gran peligro que amenaza la
educación pública. ¡¡Es el marco estratégico 2020, amigos y
amigas, compañeros y compañeras de la Plataforma!! Es, en
definitiva, el capitalismo salvaje (valga la redundancia) que, si no
lo impedimos, terminará siendo inoculado en la misma médula de
nuestro sistema educativo.
Por eso, cómo no, animamos
desde aquí a participar en la concentración del próximo día 8.
Sobran los motivos. Pero también invitamos a todos los actores a,
posteriormente, llevar a cabo una profunda reflexión colectiva
acerca de quiénes somos, de dónde venimos y, sobre todo, adónde
realmente queremos ir.
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