Cuando el pasado miércoles los
nacionalistas catalanes, ERC y PdeCat, sumaron sus votos a los
españolistas PP y C's para tumbar unos presupuestos sociales, se
abrió la puerta a la convocatoria de unas elecciones generales, un
panorama donde puede ganar la derecha más rancia de este país, el
trifachito de la plaza de Colón,
algo que no deseamos de ninguna manera. Se veía venir, la mezcla de
las cuentas del Estado con el inicio del juicio en el Tribunal
Supremo contra el soberanismo catalán hizo unos extraños compañeros
de viaje, juntó a los que se envuelven con las banderas, ideologías
contrapuestas, para echar
atrás unos presupuestos
que, aún no siendo los mejores, intentaban cambiar ciertas
cuestiones en favor de los más desfavorecidos. Algunos no quisieron
darse cuenta que denunciar la vulneración de derechos y reivindicar
el diálogo es compatible con hacer políticas concretas que
beneficien a la mayoría social, era algo importante para parar los
pies a la extrema derecha. Bloquear unos presupuestos sociales es un
error histórico, pues perjudica a todo el mundo y tiene un calado de
irresponsabilidad política difícilmente justificable. La salida
democrática y negociada al conflicto catalán
y español, que muchos en este país queremos, la verdadera política
y el diálogo se ha dejado atrás para resolver la grave crisis
territorial de este país.
Hace
ya algunos meses que insistíamos que nunca
hemos entendido ni aceptado a los nacionalismos,
tanto el periférico (catalán, vasco, gallego,..) como el
nacional-centralista, que hunde sus raíces en el
rancio franquismo sociológico
al más puro estilo fascista. Estamos convencidos que el nacionalismo
y las banderas al viento son un invento de la burguesía para dividir
a los trabajadores y trabajadoras, haciendo núcleos mutuamente
intolerantes pensando más en la propia identidad que en la solución
de los problemas que ha provocado el maldito capitalismo a la gran
mayoría de la humanidad. Y hoy seguimos pensando lo mismo, por
encima de las
identidades nacionales,
más que cuestionables, de los instintos patrioteros, están las
soluciones a las numerosos carencias que la clase trabajadora tiene
en España.
Ante
este panorama de bloqueo, de un país sin cuentas, Pedro Sánchez no
podía seguir gobernando con unos presupuestos austeros y
antisociales, prorrogados de su antecesor censurado, por lo que, en
el día de ayer, de acuerdo con sus potestades, y no olvidemos las
grandes presiones internas de algunos de los barones socialistas y de
los “jarrones chinos” neocapitalistas, ha convocado elecciones
generales para el próximo 28 de abril.
En estos últimos ocho meses, tras la moción de censura, el
presidente Sánchez ha desaprovechado la oportunidad de avanzar hacia
una sociedad más progresista, más justa y más solidaria derogando
la Ley Mordaza y la Reforma Laboral, reformando la Justicia,
agilizando la ayuda a la Dependencia, tirando la LOMCE a la basura,
implementando otras políticas migratorias,... y tantas y tantas
medidas
sociales que muchos creíamos urgentes.
Las cuentas bloqueadas han hecho tirar la toalla a PS, las elecciones
están aquí, el resultado de las urnas nos va a traer un nuevo
parlamento que será lo que la movilización del electorado quiera.
Se
abre un apasionante futuro, una
primavera electoral
donde la ciudadanía expresará en menos de un mes sus voluntades
para elegir a sus representantes europeos, estatales y locales. Toca
remangarse, trabajar y buscar iniciativas, algunas contrarreloj, para
unir esfuerzos para que los
partidos de la izquierda
dejen de ver los sillones, las siglas o el beneficio electoral y sean
cómplices para contrarrestar el avance de la la ultraderecha
franquista y cavernaria del siglo pasado. Se deben olvidar
ombliguismos y egos superlativos, los retos son tan importantes que
la fuerza de toda la izquierda debe hacerse patente el 28 de abril y
el 26 de mayo. Llega la hora de votar a aquellos que den respuesta a
las necesidades de la clase trabajadora, las banderas no son la
solución, es el momento de dejar atrás el desencanto, hay que
llenar las urnas de esperanza, de lucha y de votos
de izquierdas.
La desmovilización de los progresistas hará el juego a las
derechas, y eso no nos lo podemos permitir, superemos aquello que nos
separa y vayamos con ilusión a elegir a gentes honradas de
izquierdas. ¡Es la hora!
Pocos y cabreados, sigo sin entender la postura de ERC, votando conjuntamente con las derechas más rancias, predomina su interés propio por EL GENERAL....ASIN NOS VA TITIS....
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