Lo
decíamos en el anterior artículo: también hay motivos para la
esperanza. El hecho de que millones de jóvenes (y no tanto) se hayan
movilizado en más de 3200 ciudades de todo el mundo, 85 de ellas en
España, permite seguir creyendo que algo se mueve. ¿Por qué se ha
hecho?
Los
recientes informes independientes sobre el estado de la biodiversidad
de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios
Ecosistémicos (IPBES) y sobre el calentamiento global de 1,5ºC del
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o
Panel Intergubernamental del Cambio Climático (el IPCC), alertan de
un rumbo que lleva al deterioro de un gran número de ecosistemas,
así como a la extinción de 1 millón de especies que se encuentran
gravemente amenazadas por la actividad humana. Más de 300
asociaciones de todo el Estado han elaborado un manifiesto al que sin
duda nos adherimos.
Avisan
que la crisis climática es consecuencia de un modelo de producción
y consumo que ha demostrado ser inapropiado para satisfacer las
necesidades de muchas personas, que pone en riesgo nuestra
supervivencia e impacta de manera injusta especialmente a las
poblaciones más pobres y vulnerables del mundo.
Y
por todo ello, nos adherimos al manifiesto y volveremos una y otra
vez a exigir:
Verdad:
Asumir la urgencia de la situación actual admitiendo el diagnóstico,
indicaciones y sendas de reducción reflejadas en el último informe
sobre 1,5ºC avalado por la comunidad científica.
Compromiso:
Declarar la emergencia climática a través de asumir compromisos
políticos reales y vinculantes, mucho más ambiciosos que los
actuales, con la consiguiente asignación de recursos para hacer
frente a esta crisis
Acción:
Abandonar los combustibles fósiles, apostar por una energía 100 %
renovable y reducir de manera urgente y prioritaria a cero las
emisiones netas de carbono lo antes posible
Solidaridad:
El deterioro ambiental de las condiciones de vida se sufre de forma
desigual en función de la clase social, el sexo, la procedencia, o
las capacidades
Democracia:
La justicia y la democracia deben ser pilares fundamentales de todas
las medidas que se apliquen, por lo que han de crearse los mecanismos
adecuados de participación y control por parte de la ciudadanía
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