domingo, 22 de septiembre de 2019

VOLVER

Ha pasado el verano. Se han acabado las vacaciones. Aquí estamos de nuevo. Incrédulos. Estupefactos ante lo que estamos viendo. Alucinando con que el trifachito vaya a tener una nueva oportunidad para cepillarse derechos y libertades y privatizar hasta los palos del sombrajo. Hartos. Hartos de que las estrategias hayan sustituido a la política. Hartos de que los putos relatos hayan triunfado sobre la ideología. Hasta la coronilla de que se predique una cosa, se haga todo lo contrario y se camufle luego la maniobra con consignas baratas y discursos tramposos, como si la gente fuera gilipollas. Bastante cabreados con propios y ajenos, pero sobre todo con los mansos que nunca dicen ni pío. Espantados con que cada vez haya más espantajos gobernando naciones poderosas. Inquietos ante el retorno de ciertos fantasmas del pasado. Alarmados por la deriva del planeta. Preocupados por el mundo. Muy preocupados por el mundo… Y, a la vez, bueno, quién sabe, quizá es cosa de la edad, irreductiblemente esperanzados. Sin remedio. Es algo incurable. Ilusionados con la poderosísima energía liberada por el movimiento feminista. Atentos a las movilizaciones que chicos y chicas jóvenes están organizando para denunciar el cambio climático. Asombrados por el coraje de los y las activistas que desafían las prohibiciones de gobiernos como el italiano o el español y siguen efectuando rescates en el Mediterráneo. Sabedores de que en los rincones más inesperados se tejen redes de solidaridad. Conocedores de la lucha por la justicia social y la libertad de tantos y tantas militantes de todas las edades. Convencidos de que la única alternativa a la barbarie es el socialismo….
El caso es que regresamos a la trinchera desde la que llevamos escribiendo 17 años. Reabrimos el Puente Madera. Con un formato más breve, más directo, más explícito, como las caricias, como las ráfagas de viento, como los dardos. Algo decepcionados, sin duda. Un poco más escépticos, quizás. Pero conscientes de que no teníamos más remedio que volver.
 


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