Sabemos
que antes de la tremenda crisis sanitaria del Covid19 en España ya
había un 30% de pobreza infantil, además existían miles y miles de
hogares en los que no entraban los ingresos suficientes con los que
poder afrontar los gastos básicos para sobrevivir. España siendo un
país rico, según Eurostat, tiene unas tasas de pobreza
intolerables, dado que el reparto de dicha riqueza no utiliza ningún
parámetro de equidad, pues la escasez de muchos se hace a beneficio
de la acumulación de unos pocos. No olvidamos que en nuestro Estado
se ha legislado en favor de los que más tienen, primando la elusión
fiscal y las amnistías económicas, frente a una progresividad
impositiva que siempre hemos reclamado, para poder afrontar la
financiación de unos servicios públicos de calidad (sanidad,
educación, atención a la dependencia, residencias de personas
mayores,...) que atendieran los derechos y necesidades de la
ciudadanía española.
Las
políticas neoliberales austericidas que todo lo basan en lo privado,
en los recortes y en la disminución del peso de lo Público a lo más
ínfimo, nos han traído hasta aquí. Resulta obvio que "el
mercado" solo beneficia a los ricos pero no soluciona los
problemas de los más desfavorecidos, a quienes solo ayuda la
solidaridad y la justicia social, una responsabilidad que deben
afrontar de forma urgente, y más en la trágica situación que
vivimos, los poderes públicos.
El
acuerdo de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos, de hace unos
meses, ya contemplaba medidas para una renta básica que ayudara a
superar esas bolsas de pobreza. Con la crisis del Covid19 todo se ha
precipitado y en las próximas semanas será una realidad el “Ingreso
Mínimo Vital (IMV)”,
una medida social justa que proporcionará una red de seguridad para
todas las personas que en esta crisis se están quedando fuera de los
ERTEs y de los subsidios por desempleo. Este gobierno de coalición
quiere priorizar los esfuerzos económicos del Estado, garantizando
que en España no tengamos hogares sin recursos en estos momentos de
graves carencias y que todo ciudadano, viva donde viva, tenga derecho
a un mínimo de ingresos. En vez de rescatar bancos y grandes
empresas, como en crisis anteriores, se quiere poner a los
trabajadores en el centro de la acción del gobierno. ¡Ya era hora!
Pronto
han salido los necrofílicos y fanáticos para oponerse al IMV. Ahí
tenemos a los salvapatrias (Vox/PP) y a la jerarquía de la iglesia
católica mirando por mantener los privilegios de las oligarquías,
de la grandes fortunas y las prebendas “consagradas” en el
concordato con la Santa Sede. Lo califican de “paguita”, de un
dinero para vagos (de eso sabe mucho Santiaguito Abascal), de medida
sectaria y peronista o los mismos obispos que creen que el Ingreso
Mínimo Vital va a generar una panda de holgazanes, de lo que la
jerarquía eclesiástica, por propia experiencia, podría escribir
varias enciclopedias. Lo mismo se arreglaba todo, e incluso sobraba,
si los 11000 millones de euros anuales para la iglesia católica se
utilizaran para el Ingreso Mínimo Vital, pero nos parece que
faltaran bemoles para hacerlo.
También
el señor Garamendi, presidente de la CEOE, se opone a esta medida
porque dice que entonces subirían los salarios y nadie aceptaría
empleos a 500 euros. Y nosotros que dudábamos de la inteligencia del
presidente de los empresarios, pero ha demostrado con estas
declaraciones que ha captado, a la primera de cambio, uno de los
objetivos del IMV.
La
ayuda de la Unión Europea en estos momentos críticos es esencial,
pero al mismo tiempo se deben implementar, para que sea viable el
Ingreso Mínimo Vital, medidas y legislación básica para que las
sociedades y las grandes empresas paguen sus impuestos en nuestro
país, sin ningún tipo de ingeniería financiera, para que hubiera
una verdadera progresividad fiscal y que las rentas del capital
tuvieran más cargas impositivas ¿Con qué ánimo se quiere
mutualizar la deuda desde el exterior si contemplan que las élites
políticas y económicas de España siguen viviendo como si nada
hubiera pasado?
Si
esta crisis sanitaria y social no queremos que la paguen los de
siempre, pequeñas empresas, autónomos, trabajadoras y trabajadores,
protegerles es un deber ético y una responsabilidad ineludible de
nuestro gobierno.
Nosotros,
sí apoyamos el Ingreso Mínimo Vital.
Toda ayuda es poca en estos momentos ya que como bien dices debido a esto habrá mas pobreza en el mundo,que se dejen de criticarse entre ellos y que nos ayuden a los ciudadanos que bien que ellos siguen cobrando sus sueldos mientras que el resto pasamos penurias para llegar a fin de mes,así es fácil decir quedaros en casa .... ¡Buen post!
ResponderEliminar