Estimados y estimadas votantes de la extrema derecha en sus diferentes formatos:
¿Lo sabíais? La gente a la que votáis niega el cambio climático, es decir, niega una realidad que, según la comunidad científica, provoca cada año la muerte de más de 250.000 personas en todo el mundo. La gente a la que votáis tiene aire acondicionado hasta en el retrete, por eso a lo mejor piensa que el asunto no va con ellos. Aunque quizá esa gente no sepa que la cifra anterior incluye también a unos 15.000 europeos blanquitos y guays.
La gente a la que votáis rechaza la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. O sea, la gente a la que votáis niega, por ejemplo, la necesidad de adoptar una estrategia global para acabar con las hambrunas que, según UNICEF, mataron a más 2.700.000 niños y niñas en 2022. Qué majos, ¿verdad?
La gente a la que votáis niega los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que reconocen el derecho que tiene toda persona “a salir de cualquier país, incluso del propio” y “a buscar asilo”, y propone construir muros más altos y repeler los movimientos migratorios mediante el uso de la fuerza. Por lo tanto, la gente a la que votáis no solo niega la legalidad internacional vigente, sino también, y esto es mucho más grave, los sentimientos que nos distinguen de los animales como la compasión, la empatía, la solidaridad…
La gente a la que votáis se da muchos golpes de pecho y reza muchos rosarios, pero está dispuesta a dejar enterrados en fosas comunes a más de 100.000 compatriotas, como si fueran perros. La gente a la que votáis va de cristiana, pero Jesucristo los echaría del templo a mamporrazo limpio.
La gente a la que votáis niega la violencia machista. Las más de 1200 mujeres muertas desde 2003 son, por lo tanto, víctimas de una violencia azarosa, como cualquier otra, de manera que no es necesario adoptar medidas educativas, preventivas o de acompañamiento. Lo que no existe no exige atención. La gente a la que votáis niega las humillaciones, el miedo y el sufrimiento que quizá un día experimenten vuestras madres, esposas, hijas, amigas…
Lo primero que ha hecho en los ayuntamientos la gente a la que votáis ha sido descolgar las banderas arcoíris. La gente a la que votáis niega la diversidad afectivo sexual, o sea, niega el amor, el placer y la alegría, y pretende sustituirlos por el silencio en el fondo de un armario.
La gente a la que votáis niega vuestros derechos laborales y ha votado siempre en contra de todos ellos. Es lógico: los señoritos solo entienden de servidumbre.
La gente a la que votáis niega los servicios públicos que garantizan un mínimo de igualdad de oportunidades. Sánchez Dragó afirmó, sin que nadie lo contradijese, que “la sanidad pública no debería existir”. Gabriel Le Senne, flamante presidente del parlamento balear, opina que la sanidad pública “abre la puerta al totalitarismo”.
La gente a la que votáis odia la escuela pública y niega que su función sea generar ciudadanía crítica. El pin parental no es otra cosa que una herramienta para extorsionar al profesorado y laminar la libertad de pensamiento de los chicos y las chicas. El pin parental es la versión contemporánea de la Inquisición.
Y es que la gente a la que votáis lo niega todo: la convivencia, la belleza, el progreso, la ciencia, la libertad, la igualdad, los derechos… Niega el dolor ajeno y hasta niega la humanidad de los menores extranjeros no acompañados, a los que no duda en criminalizar como hicieron los nazis con los judíos. ¿Os dais cuenta?: la gente a la que votáis es negacionista de la vida misma.
En fin, estimados y estimadas votantes de la extrema derecha en sus diferentes formatos: el próximo 23J votad lo que queráis. Faltaría más. Vivimos (todavía) en democracia. Pero pensad en las próximas generaciones y recordad que, como advirtió el jefe indio Seattle, “cuando acaba la vida, empieza la supervivencia”.
Un saludo.
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