Hubo un tiempo en que Aznar hablaba catalán en la intimidad, interpelaba al Movimiento de Liberación vasco y otras fuerzas del nacionalismo e independentismo. Hubo un tiempo, sí, en que el PP hablaba con otras muy dispares fuerzas políticas y gobernaba gracias a ellas. Hoy, la cosa ha cambiado. Al contrario de la sabia distancia que por ejemplo en Francia o Alemania ha mantenido la derecha con el fango, nuestra derecha ha decidido meterse hasta el cuello en él y revolcarse hasta quedar bien empapada. Claro, es el problema que tiene, que una vez pringado de estiércol (nota: obsérvese el ejercicio dialéctico del uso de palabras como fango) nadie se te quiere acercar, o unos muy poquitos con vocación de enfangarse también.
Recientemente, el Rey ha tenido en consultas a los grupos políticos para ver a quién encomendaba el intento de formar gobierno. Mira tú por donde, aparte de amasar fortuna, esta es de las pocas cosas que, en política, puede hacer él solito. Y allá que se lanzó. Y propuso al señor Feijóo. Este venía del estrepitoso fracaso de intentar para el PP la presidencia del Congreso de los Diputados. Sin lugar para la imaginación, demostrado, Don Alberto no reúne mayoría. Pero en un comunicado, que como se diría del realizado por el señor Rubiales, resultaba insuficiente y hasta inadecuado, la Casa Real propuso al señor Núñez Feijóo.
Es evidente que, en las conversaciones, los que han declarado que no están dispuestos a enfangarse con el PP son mayoría. Entonces, ¿por qué hacerle el encargo? ¿por qué, verdaderamente, hacerle el encargo? Bien, solo hay una posibilidad real, una única posibilidad real, y es que haya diputados que voten en contra de lo que proponga su grupo, que el hecho de enfangarse no les suponga problema de ningún tipo. Y es ahí donde se busca la maniobra. Entre tanto diputado, no se descarta que algunos aspirantes a felipes, bonos o pages acaben por revolcarse también. Solo de esta manera se podría llegar a una mayoría que apoye a Feijóo, que sabe que no cuenta con votos suficientes (bueno, el Rey tampoco sabe mucho de contar con votos suficientes).
Si se consigue el transfuguismo, pues estupendo para la derecha oye, que eso de ética y moral es cosa de flojos. Si no se consigue, se habrá perdido tiempo para que el siguiente candidato negocie, a costa de tener a España sin gobierno un tiempo más, algo claramente negativo para cualquier país. Pero al señor Núñez Feijóo España le importa lo mismo que el lodo en el que se revuelca, porque solamente mira su ombligo y vaya papelón le queda si no gobierna.
En fin, que ya deben de haber empezado las ofertas mareantes, siguiendo los muchos consejos (hasta del mismo Abascal y Espinosa de los Monteros) a los diputados del PSOE. Si consiguen que 4 se pringuen, gobernará y si no, pues a seguir dando cremita en el yate de los amigos.
¡Ay!… ¡cuán larga es la sombra del transfuguismo y el cohecho!
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