Herencia de una tradición de siglos es la expresión ‘de aquellos polvos, estos lodos’. Desde Los refranes que dicen las viejas tras el fuego del marqués de Santillana, pasando por El Criticón de Baltasar Gracian llega hasta nuestro siglo para evidenciar que no es tarea fácil descubrir cuáles son los polvos de estos lodos que nos llegan y nos traen de cabeza.
Os preguntaréis a qué lodos nos referimos. Comencemos por los tribunales donde hay para elegir. Y de entre tanto y tan nutrido, nuestra pluma -que no quiere ofender a nadie- rescata el caso del Sr. Mazón por su obstinada resistencia a reconocer su responsabilidad en las causas que desencadenaron las terribles consecuencias que la DANA dejó tras su paso por Valencia. Porque están quienes profesan la fe religiosa y se entregan servicialmente al destino que les toca, y están los que son fiel retrato de la negación del sentido del deber. A nuestro juicio ambas opciones son impropias de toda persona que asume la función política de velar y cuidar de un pueblo. No nos extraña que las familias estén enojadas y no perdonen. Ánimo, valientes.
Podemos continuar por los medios de desinformación, ¡uy!, quisimos decir comunicación, que ni cortos ni perezosos han desplegado un arsenal de opiniones, anécdotas, historias y películas acerca del generalísimo que no sabemos aún si operaran a favor o en contra del Real Decreto 1040/2025 que establece el procedimiento para la confección del Catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática aprobado el 19 y publicado el 20N. Ahí es na’. Ojalá sea a favor, y cumpla -de una vez por todas- con la necesidad de hacer justicia y dignificar a familiares y víctimas de una dictadura a la que cuesta todavía hoy llamar genocida. Y como dice el refrán de aquellos polvos…
El lodo de una Palestina que resiste sobre los escombros que sepultaron a su gente y del que se quiere enriquecer el imperialismo de los EEUU sin haber resuelto definitivamente el ataque exterminador de su lacayo sionista. Que el polvo no nos tape los ojos, desde el 10 de octubre mueren al menos dos niños al día en Gaza según UNICEF y la población de Cisjordania está siendo atacada y forzada a desplazarse como no se veía desde el 1967. Israel cierra el paso a la ayuda humanitaria, violando el alto al fuego cuando le place y bombardeando el Líbano e invadiendo los espacios en Siria.
Pero de esto se habla poco y mal, como pasa con la República Bolivariana de Venezuela, país que por soñar con otra forma política y económica de organizar el Estado, la comuna, ha sido cruelmente bloqueado por tierra, cielo y ahora, con la excusa del narcotráfico, también por mar, con una flota de barcos misilísticos que ni para el rodaje de Piratas en el Caribe. Esperemos no se les ocurra atacar, pues eso solo promete muchísimo sufrimiento humano.
Lodos y más lodos que tienen su razón de ser en polvos disipados en el correr de los tiempos modernos y liberales dificultándonos saber de dónde proceden y por tanto también cómo evitarlos. Lodos y más lodos que nos traen el negacionismo de todo lo que no se puede volver a repetir. El exterminio de los pueblos originarios en América Latina, los campos de concentración nazis, el trabajo esclavizado que utilizó el franquismo, la violación -usada como arma de guerra- del cuerpo de las mujeres, la compra-venta de seres humanos… Lodos y más lodos que nutren la brutalidad, la perversión, las fortunas de los magnates y hieren la sensibilidad, la inteligencia, y hacen del mundo un lugar nada entrañable para vivir.
Lo preocupante es no atisbar aguas que puedan ir limpiando estos lodos y por contra vislumbrar aguas turbias que amenazan con requetéembarrarnos. Sin ir más lejos de nuestro terruño, la moción aprobada el pasado jueves por el Ayuntamiento de Albacete, que ha declarado al presidente del Gobierno persona non grata utilizando los tejemanejes habituales. Urge reconocer que hay ideas -por no decir ideologías, también ediles- que atentan contra la verdad, la belleza y la justicia, y pueden embarrar mucho las calles, plazas y muros de las sociedades que habitan. Que haya representantes en el pleno de tu ciudad que afirmen que “terminar con el sanchismo es una emergencia nacional” no es baladí, y menos aún si observamos que para esos mismos no es emergencia nacional combatir ni el franquismo ni la violencia de género; que bien pudiera haber declarado non gratas por ser noviembre.
Querido lector, lectora si nos permite una advertencia, no sea inmune a estos lodos e identifique los polvos de dónde vienen.

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