Como es bien sabido, nuestra sacrosanta Transición se basó más en
la amnesia que en la amnistía. Seguimos viviendo de olvidos, más
que de recuerdos, y eso hace que nuestra memoria colectiva esté
plagada de rincones oscuros. Uno de ellos es la sexualidad de Franco.
Hasta el momento algunos investigadores y biógrafos han merodeado en
ese territorio, y han publicado algo sobre si tenía un testículo
más o menos, pero todavía nos falta el análisis que
trascienda la pura anécdota y nos proporcione la comprensión de una
cuestión que afecta directamente a la historia reciente de España.
Pero empecemos por el principio. Parece ser que el padre del
dictador solía insultar a su hijo llamándolo “Paquita” o,
directamente”, “marica”. Nos lo cuenta Pilar Eyre en Franco
confidencial. ¿Qué traumas, qué
contrariedades, qué deseos truncados conformaron la personalidad del
joven Franco? Es difícil saberlo, pero lo que sí nos consta es que
optó por carrera militar, lo cual suponía ingresar en un universo
de relaciones exclusivamente masculinas. Ahora bien, el ambiente
castrense peninsular no le proporcionó la estabilidad emocional que
buscaba. En la Academia Militar de Toledo se burlaban de él por su
voz atiplada y por su corta estatura. Es por entonces cuando empieza
a ser conocido como “Franquito” o “Cerillín”. ¿Fue esa
hostilidad lo que le indujo a pedir destino en Marruecos? ¿O fue más
bien el imaginario orientalista de voluptuosidad y libertad sexual lo
que le condujo allí? Para algunos analistas, como Abdennur Prado, la
homosexualidad no estaba perseguida en el mundo musulmán
antes de la formación de los imperios coloniales. Es más, en la
tradición bereber propia del Rif español “ser
homosexual o trans era una bendición divina”.
En cualquier caso, sangre, fuego y testosterona fueron los
componentes básicos de su aventura africana. En el protectorado
Franco se hace el hombre que quería ser y que posteriormente fue. La
guerra civil lo convierte, tras algún que otro oportuno accidente de
aviación, en Caudillo, pero eso no evitó que sus inclinaciones
fueran un secreto a voces. Queipo
de Llano solía referirse a él como “Paca la
culona”. Y en el lado republicano, La Traca publicaba viñetas
explícitas sobre el asunto: Franco compartiendo cama con un “moro”,
Franco vestido de lencería fina, Franco suspirando por un manojo de
plátanos... Acabada la guerra, el
director de la revista y el dibujante fueron fusiladísimos
inmediatísimamente por orden sumarísima del Generalísimo.
A todos esos esfuerzos para ocultar la evidencia de su
afeminamiento, se sumó en 1954 la reforma de la Ley
de Vagos y Maleantes, que establecía el
“internamiento (…) en instituciones especiales” para los
homosexuales. No contento con ello, la posterior Ley de Peligrosidad
Social (1970) incluía medidas sancionadoras que iban desde multa
hasta pena de cárcel. Todo lo cual es una aberración, pero no es
tan extraño. Como decíamos más arriba, la sexualidad de Franco es
un tema apenas tratado por la historiografía nacional. Pero en
Alemania se sabe todo acerca de las inclinaciones sexuales de Hitler.
En 2001 el prestigioso historiador Lothar Machtan publicó un
voluminoso estudio de 432 páginas titulado El
secreto de Hitler, en el que documentaba la
homosexualidad del dictador alemán y explicaba la persecución de
los “hombres del triángulo rosa” como una estrategia para
sublimar complejos... Qué duda cabe de que dicha interpretación
podría resultar válida para Franco, que siempre consideró al
genocida nazi como un modelo o una especie de “hermano mayor”.
En fin, estamos en el umbral del Orgullo
LGTB. Queríamos recordar todo lo anterior para hacer
un poco de memoria, que siempre viene bien, y para recomendarles a
todos estos nuevos ultras homófobos que no sean tontos. En serio,
que no hagan como Franco, por mucho que lo añoren. Que no se
repriman y no repriman. Que no proyecten sus frustraciones sobre los
demás. Que se relajen, que fluyan, que no pongan barreras a los
afectos, que no se enclaustren en clichés binarios, que aireen sus
corazones, que salgan a la vida… Dentro de los armarios sólo hay
tristeza y mala hostia.
Ahora resulta,que para tener más motivos de apollos al grupo Lgtb,sale Franco de por medio.
ResponderEliminarNo sale ni del Valle y tiene que salir del armario ahora y todo porque un grupo de estudiosos lo diga.
De toda la vida han existido géneros mezclados y en mis tiempos eran respetados más que ahora y mejor vistos los maricones de clase.
Escribo estas líneas porque me jode que siempre el movimiento Lgtb busque a otros con su cruzada a lo normal y lo normal es lo anormal que lo estáis poniendo vosotros.
Ahhh y,estoy muy relajado y sin mala hostia.
Arriba España Siempre...!!!
Primero, aprende a escribir (me has matado con ese "apollos", se me ha antojado un cono de helado)
EliminarSegundo, por mucho que te duela, dentro de esa España que tanto arengas con los vivas y los arribas se encuentran otros colectivos distintos al "español de bien". Sería de buen español defender a estos colectivos, no hacerlo te convierte en poco mas que mierda.
Tercero, según las previsiones va a llover en Asturias la próxima semana. Te puedes ir allí a pastar
Apoyo con y
ResponderEliminar¿Se puede fusilar un poquito?. Lo digo porque el aumentativo en "fusiladísimos" está totalmente fuera de lugar si se quiere escribir con rigor.
ResponderEliminarUtilizamos una figura literaria con "fusiladísimos". Es una exageración o hipérbole. Fíjese en la frase donde aparece y además para rimar con "Generalísimo":
Eliminar"Acabada la guerra, el director de la revista y el dibujante fueron fusiladísimos inmediatísimamente por orden sumarísima del Generalísimo"
Muchísimas gracias.