domingo, 9 de junio de 2019

El Tribunal y Suprem(i)o

Allá por octubre del año pasado, la sala 3ª del Tribunal Supremo establecía lo que para españolitos y españolitas de a pie parecía justo (y lógico), que es que es el banco y no el cliente quien debía abonar el impuesto de las hipotecas. La sentencia anulaba un artículo del reglamento del impuesto (que establecía que el prestatario es el sujeto pasivo del impuesto) por ser contrario a la ley. Bien, apenas 19 días después, el Pleno consideró, con 15 votos a favor y 13 en contra, dar marcha atrás en su última sentencia y volver a establecer que el impuesto debe ir con cargo a los clientes, lo que para españolitos y españolitas de a pie parecía injusto (e ilógico).
Ahora, ocho meses después, la correspondiente Sala del Tribunal Supremo lo que hace es, por unanimidad de sus miembros, paralizar la exhumación del dictador Franco, aceptando las medidas cautelares planteadas por la familia, la Fundación Francisco Franco, la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos y los benedictinos que gestionan aquello. Si bien esto no significa que sea definitivo y finalmente se puedan rechazar dichas impugnaciones, el asunto huele a cuerno quemado.
Estaba previsto que los restos fueran enterrados en el cementerio de Mingorrubio en El Pardo, donde están los restos de Carmen Polo. Pero de momento el Supremo, vuelve a dar la espalda a la ciudadanía, representada en este caso, por el gobierno. Y lo hace hasta el punto, que parece que la Iglesia asume que el Supremo permitirá finalmente a los Franco enterrar al genocida en La Almudena.
Pero lo más hiriente, no queda ahí. El Supremo además, se permite retorcer la Historia y afirmar en su justificación que el golpista que sumió a España en una Guerra Civil, fue Jefe del Estado desde el 1 de octubre de 1936, es decir, a tan solo dos meses del Golpe de Estado y dos años antes del fin de la Guerra. Han dado por bueno lo que se decidió en una reunión llena de golpistas, grupos de requetés, falangistas, fascistas italianos y nazis alemanes. ¡Olé! El constitucional y legítimo Estado republicano que acababa de ser atacado, pero que existía y con trayectoria por delante todavía, ha sido borrado de un plumazo, como ya lo hiciera aquel aquelarre de fascistas, por el Tribunal Supremo.
¿Despiste del Supremo? No creemos. Estamos asistiendo a una reescritura de la Historia. Un revisionismo de los que son hechos incuestionables. Se trata de hacer calar el mensaje del Franquismo, de borrar la verdad. La República sería la culpable de todo y Franco fue un mero salvador. Y se dice, y se repite, aquí, y allí. Y que cale el mensaje de falta de justicia a los asesinados y sus familiares con aquello de reabrir heridas y mierdas de ese tipo. La Justicia, no importa; vamos a olvidar a base de tapar la escoria y si, además, la pintamos de dorado mucho mejor. Ojo porque ahora no hablamos de un descerebrado en conversación de la barra del bar, hablamos de todo un Supremo que hace una lectura, no errónea sino mentirosa y perversa, de la historia, y lo hace, no inocentemente, sino cargada de mensaje y contenido miserable.
No lo duden, ya habrá quienes le den al Tribunal Suprem(i)o.




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