Los partidos de izquierdas han dado muchas razones a los votantes de izquierdas para que se abstengan en las elecciones del 10 de noviembre. Pero los partidos de derechas les dan poderosísimas razones para ir a votar: que no gobierne nuestro país gente como Casado-Álvarez-Ayuso, Rivera-Aguado, y Abascal-Smith. Que no pueda gobernarnos nadie que dice que las Trece Rosas rojas, las trece mujeres asesinadas por el franquismo, eran violadoras y torturadoras, como ha dicho Vox, el socio de PP y Ciudadanos, cuando ni siquiera la vil dictadura las acusó de ello. Que no pueda gobernarnos quien alerta e inquieta con la quema de iglesias o de que ellos están aquí para que no se quemen iglesias, como han dicho PP y Ciudadanos.
Esto
del voto del 10-N es como un complicado problema de matemáticas, con
muchas ecuaciones y varias soluciones. Pero todas las soluciones
pertenecen a un conjunto común: hay que votar para que PP-Cs-Vox no
nos gobiernen.
Ahora
toca que cada uno encuentre la solución en positivo, decidir cómo
vamos a evitar que la ultraderecha nos gobierne, algo que ya dijimos
con claridad el 28 de abril. Ayer estábamos muy enfadados tras las
atrocidades vomitadas por Smith y Aguado, pero no ya solo con ellos,
con su infamia, sino con los todos los partidos de izquierda que han
abierto la puerta, con la repetición electoral, a que esa gente
pueda dirigir nuestras vidas y la de los nuestros.
Vamos
a ir a votar, votaremos, y ojalá logremos trece millones de votos
contra los reaccionarios, para que el único daño que puedan
hacernos sea el tener que soportar su bajeza moral, para que no
puedan hacernos daño gobernándonos.
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