Recientemente
se han celebrado en Albacete tres eventos inspirados en historias de
dolor, lucha y dignidad que, por desgracia, han pasado desapercibidos
para el gran público.
El primero, celebrado el pasado miércoles 13 en la Casa de la
Cultura José Saramago, consistió en la presentación del documental
Tras las huellas del Che. Se trata de una obra profunda,
hermosa, irreverente, divertida, esperanzadora y políticamente
incorrectísima. No se puede pedir más. Para conseguirla, podéis
contactar con Raúl y Vanessa, sus autores, en vocesenlucha.com.
El segundo tuvo como escenario la sede de Izquierda Unida, donde, el
lunes 18, la profesora Ana Bascary impartió una interesantísima
conferencia sobre “Individuas peligrosas”, es decir, sobre
mujeres que lucharon por un mundo mejor y pagaron carísimo su
atrevimiento. El relato de la represión de que fueron objeto por
parte del régimen franquista fue estremecedor, pero no cabe duda de
que, como afirma la misma Ana, la recuperación de su memoria ayudará
a que germinen las semillas de libertad e igualdad que ellas
sembraron.
El tercer evento tuvo lugar el miércoles 20 en la Biblioteca
Pública. En esa ocasión, un señor con aspecto de abuelito de Heidi
llamado Antolín Pulido presentó sus libros. En ellos, entre versos
y prosas, cuenta algunas “cosillas” de su biografía. Como que a
los ocho años un picoleto le pegó una paliza de muerte. Como que
Billy el Niño lo torturó (“aunque no mucho: lo normal”) en los
sótanos de la DGS. Como que a su pareja, Jimena, la asesinó la
dictadura chilena estando embarazada. Como que pasó lo esencial de
su vida enrolado en una brigada internacional cuyo objetivo era
liberar mediante acciones armadas a niños (y niñas) esclavizados o
secuestrados por mafias de todo pelaje. Como que no hay día que no
recuerde a la madre africana que se empeñaba en amamantar a medio
bebé muerto mientras él sostenía entre sus brazos la otra mitad.
Como que de los veintidós hombres y mujeres que integraban su
unidad, veintiuno cayeron en combate... En fin, alguien dijo que a
veces dios escribe derecho con renglones torcidos. Pero los dioses no
existen. Aquí, quien únicamente ha hecho justicia a base de sangre,
sudor y lágrimas ha sido gente como Antolín, aunque al final los
libros de historia prefieran hablar de burócratas y chupatintas que
no le llegan ni a los talones. En cualquier caso, leed su obra
(https://antolin-pulido.webnode.es/), por favor. Es un acto de
valentía que, de verdad, merece la pena.
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