viernes, 27 de marzo de 2020

UNA OPORTUNIDAD PARA CRECER

En estos tiempos oscuros que estamos viviendo, desde nuestro confinamiento casero podríamos escribir ríos de tinta, guiados por la indignación, de la gestión de la crisis del coronavirus, de la carroñera extrema derecha y de la derecha más extrema que en vez de arrimar el hombro solo quiere sacar rédito político, de la insolidaridad de los países del norte de la Unión Europea que están impidiendo mutualizar la respuesta económica a esta pandemia, por las mentiras e insultos de algunos de nuestros gestores, de los injustos recortes a la Sanidad Pública…, por tantas y tantas cosas. Sería fácil, muy fácil, pero lo dejaremos para otro momento, para cuando el huracán haya quedado atrás.

Hoy toca un “chute” de esperanza y optimismo, de pensar que pronto saldremos de esta pesadilla transformados en personas mejores, más fuertes y solidarias. En las calles los charcos nos están esperando para que los pisemos, nuestros amigos están ansiosos de grandes abrazos reales y de largas conversaciones, nuestros mayores aguardan con ansiedad nuestras manos y caricias…, tantas cosas sencillas que estamos añorando poder realizar, nos están esperando.

Ya todo no será igual. El pico de la curva de nuestras vidas está en su punto de inflexión, esta llamada de atención podremos transformarla en una oportunidad para agradecer, de reconocer las aportaciones de los demás. De darles gracias infinitas a nuestros sanitarios y sanitarias, de valorar, entre otras muchas acciones, a esos médicos cubanos que dejando atrás su isla bloqueada están llegando a Europa para echarnos una mano, de aplaudir a China porque está empezando a ayudar a los demás países a salir de la crisis del coronavirus, a enviar especialistas, medios y experiencia.

Pero además de agradecer los esfuerzos a tanta gente, sobre todo a esos héroes anónimos, esta nube negra debe ser una oportunidad para crecer colectivamente en otra escala de valores. Es imprescindible cambiar las correlaciones de fuerzas dentro de los Estados, eliminando la excesiva influencia de unos intereses particulares que obstaculizan el bien común, es el momento de poner las bases para que en nuestras escuelas se eduque para la solidaridad, la cooperación y la justicia social; será la hora de evidenciar el fracaso de ese modelo que defienden los de arriba, provocando, como bien dice el periodista argentino Walter C. Medina, una toma de conciencia global que termine por erradicar de una puñetera vez y para siempre esa atrocidad llamada capitalismo. El ejercicio de nuestros avances sociales no provoca gastos inútiles, son derechos intocables que deben estar fuera de las leyes de este maldito mercado.

Dejemos olvidados en el rincón del ostracismo a especuladores, manipuladores, sensacionalistas, ventajistas y apóstoles del odio que nada nos aportan. Avancemos unidos con la esperanza de que muy pronto saldremos a caminar por los parques y alamedas, pero nuestro andar será más despacio, más cercano, más humilde, más humano. Aprovechemos esta oportunidad para crecer.

¡Resistiremos y ganaremos!








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