Claro, que las cosas se hagan así no gusta a algunos, y en esas que el jueves, se presenta una moción de censura al gobierno. Estupendo sin duda, ladran señal de que cabalgamos. Por cierto, hacemos aquí un inciso para aclarar que dicha frase jamás se dijo en El Quijote. Era empleada por Ruben Darío para ignorar a quienes le criticaban por ser mestizo, y él había añadido inexplicablemente un Sancho (Si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos) a la frase original que realmente era de Goethe, concretamente de su poema Ladran (Kläffer, 1808).
A estas alturas, aún no se sabe la postura de algunos grupos al respecto. Por ejemplo, el mismísimo PP, no apoyará, pero duda si dejarle claro a don Santiago que para ellos es un mindungui, o pasarle la mano por el lomo, que nunca se sabe cuándo hará falta. Sí parece que se va disipando la idea de que personalidades como Belén Esteban o Bertín Osborne, entre otros personajes culturales y políticos, graben un vídeo de apoyo al grito de “¡¡Viva el voto de censura!! ¡¡Viva!!”
A propósito de las intenciones de los patriosuizos. ¿Saben algunos que, según la Constitución, en una moción de censura no solo se echa a un presidente, sino que se elige al que la presenta? ¿La solución es, tras un previsible debate hostil, elegir a la rabia y al odio? Estamos convencidos que los ultramontanos con su iniciativa solo desean la vuelta al pasado más rancio.
Mientras, desde el gobierno seguirán tomando medidas pensadas en toda la comunidad, en la globalidad. De apoyo a parados, trabajadores, a los autónomos y pequeños empresarios, haciendo malabares entre intereses sanitarios (fundamentales) y económicos (inaparcables). Sin duda se podría hacer mejor, sin duda cada cual tiene su receta, pero no es momento de ascuas y sardinas y, por desgracia, esto es algo que se está viendo demasiado.
Así ya se priorizan intereses de partido sobre los de la comunidad: no acepto un gobierno legítimo porque no es mi gobierno, no asumo políticas de Estado porque así daño al gobierno (a costa de dañar a esa España de la que tanto les gusta vanagloriarse), no renuevo el Consejo General del Poder Judicial porque no pongo a los míos, etc., etc. La estrategia es vieja: cuanto peor para los españoles, mejor para mí.
Lo dicho, sin duda se podría mejorar, pero menos mal que todo esto nos ha pillado con gente que tiene puesta la mente en los ciudadanos y no en su ombligo y ni en el de su amo.
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