jueves, 20 de enero de 2022

¿ETIQUETA VERDE?


Cuando empezó a fraguarse la actual Unión Europea, ya advertimos de lo que podría ocurrir: que se construyera una Europa para y por los mercaderes, aparcando y olvidando la creación de una entidad política social y de los pueblos. El tiempo nos ha dado la razón, las instituciones europeas, en multitud de sus decisiones avanzan hacia un modelo mercantilista y de negocio lucrativo de unos pocos.

Lo último de lo último es la propuesta de la Comisión Europea que quiere que la energía nuclear sea considerada como “una energía verde”, al menos hasta 2045. La propuesta para que salga adelante tendrá que ser aprobada en el Europarlamento y en el Consejo Europeo, y el proceso se prevé complicado. La “intención” es descarbonizar la producción energética y cumplir el compromiso europeo de reducir un 55% las emisiones de gases con efecto invernadero en 2030 respecto a los niveles de 1990. El objetivo final es reducir a cero las emisiones en 2050, fijado en el Pacto Verde de la UE. Pero no somos ilusos, pues con esta propuesta, la CE pretende que la industria nuclear reciba una financiación que de otra manera no lo conseguiría.

Se quiere presentar a la energía nuclear como "limpia" y que no emite CO2 y, por tanto, puede ser una solución al cambio climático. Pero al afirmar esto se miente de forma deliberada y se evita decir que, considerando todas las fases del ciclo nuclear, que son la minería del uranio, la fabricación y el enriquecimiento del combustible nuclear, la construcción de las centrales, la gestión de los residuos radiactivos, etcétera, la nuclear emite más CO2 que cualquiera de las energías renovables.

Tampoco podemos obviar que la consideración de la energía nuclear como “energía verde” parece olvidar, por un lado, los riesgos intrínsecos a esta fuente de energía, con los desastres de Chernobyl en 1986 y Fukushima en 2011 en el recuerdo, además de la necesaria gestión de los residuos nucleares, peligrosas sustancias que mantienen su letal radiactividad durante milenios.

Según un reciente informe, World Nuclear Industry Status Report, las nuevas plantas eólicas y solares compitieron con las nucleares y demostraron ser eficientes en términos de costes. El coste de generación de energía solar oscila entre los 36 y los 44 dólares por MW/h, el de la eólica terrestre entre 29 y 56 dólares por MW/h y el de la energía nuclear asciende a entre 112 y 189 dólares por MW/h. España mantiene aún cinco plantas y siete reactores nucleares, que producen, según el informe de Red Eléctrica para el cierre de 2021, el 20,6% de la energía nacional frente al 46,6% de las renovables. Luego, ¿por qué se apuesta por la energía nuclear?

Lo que se esconde tras la energía nuclear no es más que un modelo energético especulativo que pretende, con dinero público, enriquecer indiscriminadamente a las empresas eléctricas y a la gran banca, propietaria de ellas y de las grandes constructoras, futuras adjudicatarias de las obras de las nuevas centrales. Si se cataloga a la energía nuclear como verde, se va a detraer inversiones de lo que realmente importa: las renovables.

Si una actividad es calificada en Europa como sostenible podrá acceder a la financiación de los fondos verdes comunitarios y a los préstamos del Banco Europeo de Inversiones, y a las ventajas legales y fiscales asociadas. Si no es sostenible, tendrá que acudir a los mercados financieros con un coste mucho mayor. Y es que el negocio energético no lo sería sin las ayudas públicas.

La sola iniciativa privada nunca hubiese construido una nuclear, necesita dinero de las arcas públicas, mucho dinero. Por eso la pretensión, una vez más, de utilizar fondos europeos que deben ir dirigidos al sector de las renovables para rehabilitar las nucleares, empezando por las francesas, principales impulsores de la etiqueta verde, junto a los grandes “lobbies” del sector.

La energía nuclear es incompatible con un modelo energético sostenible: no es económicamente eficiente, ni socialmente justa, ni medioambientalmente aceptable. Apoyamos las declaraciones del doctor Mario Ortega, que afirma que considerar la energía nuclear como verde es anticientífico, antiecológico y antidemocrático.

Tengamos presente que la energía nuclear no produce riqueza colectiva, produce sólo beneficio empresarial. El territorio que la acoge es, simplemente, un contenedor de riesgos. Por tanto toca movilizarse para detener esta propuesta irracional, que nada tiene de “verde”, que va en contra de la Europa social, sostenible, de los pueblos y de las personas.

¿Energía Nuclear? No, gracias.



@CPuenteMadera



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