Artículo publicado en el diario "La Verdad" (Edición Albacete). 20-12-2012
Durante la democracia ateniense
Pericles fue el líder del partido del pueblo, opuesto al partido de la
aristocracia. Fue él quien consiguió que se aprobara el pago de indemnizaciones
públicas para el ejercicio de los cargos políticos, precisamente para que el
gobierno de la ciudad no estuviera exclusivamente en manos de los ricos
componentes del partido aristócrata, quienes podían dedicarse a la política
mientras sus servidores y esclavos hacían crecer sus rentas. De esta forma
todos los ciudadanos de Atenas pudieron acceder al ejercicio de la
responsabilidad política. De la plutocracia, del gobierno de los ricos, se pasó
a la democracia, el gobierno del pueblo.
Con el inicio de 2013 el PP de
Cospedal hará desaparecer los sueldos de los diputados autonómicos. Al hacerlo
romperá otra de las patas de nuestra ya tambaleante democracia: el derecho de
cualquier asalariado a ser elegido para representar a sus conciudadanos.
Cospedal, que tiene el récord de acumulación de sueldos en manos de un
político, proclama que nadie a partir de ahora vivirá a costa de la política en
Castilla-La Mancha...nadie excepto los suyos, claro está.
La propuesta-trampa de Cospedal
esconde barajas enteras en la manga, tantas que se las ve a la legua. En primer
lugar, la más peligrosa: a partir de enero sólo podrán ser diputados quienes no
sean asalariados. Porque, ¿cuántos trabajadores de la empresa privada conocen
ustedes que puedan compaginar su trabajo con dedicarse a ser diputado en
Toledo? A ningún asalariado le será posible, ¿verdad? ¿Quién podrá decirle a su
jefe que siga pagándole el sueldo mientras asiste varios días al mes a las
sesiones de las Cortes? Nadie, ¿verdad?
En los servicios públicos sucederá lo mismo: nadie podrá ser empleado
público, estar en su puesto de trabajo y en Toledo a la vez. La decisión de
Cospedal expulsa en la práctica a los trabajadores de las Cortes regionales. Es
verdad que en la empresa privada sí encontrarán quienes pueden compatibilizar
estas dos dedicaciones: a los empresarios. La conclusión es sencilla: sólo los
ricos, sólo los empresarios, sólo los profesionales liberales sin horario y con
altos ingresos, podrán ser diputados. Aprobada la reforma, nunca más un
trabajador asalariado podrá sentarse en los sillones de los diputados. ¿Se
parece esto a una democracia?

La hipersensibilidad social con
el sueldo de los políticos es más que comprensible, pero esa partida económica
no es la que origina el déficit de nuestra región, independientemente-¡cómo
no!-de que los sueldos deban ser más austeros y de que los políticos deban
saber ganárselos. Los demócratas atenienses se sorprenderían de que
aplaudiéramos la desaparición del sueldo de los diputados mientras el PP paga
a casi toda su dirección regional con
dinero público, y en las Cortes se sientan únicamente los ricos y los liberados
a dedo. Trabajadores: que no nos engañen, mientras nos dicen que ahorran por
nuestro bien, los ricos nos están cerrando las puertas del Parlamento.