No, no, con este nombre no se
debe (sobre)entender
que nos referimos a las diferentes cajas del PP. Hablamos de Europa. Concretamente
de sus políticas económicas, que acaban afectando al bienestar social.
¿Políticas económicas enfocadas al bienestar de la comunidad? ¿A lo social y no
al hiperenriquecimiento de los más ricos? Ahhhhhhhhhhh, ¡eso sí es un plan B!
La conformación de la Unión
europea se ha ido formando a base de acuerdos donde incluso cuando se hablaba
de lo social, esto queda siempre relegado al interés económico de los más
poderosos. Así, vivimos el
Tratado de Roma, el Programa de Acción Social (1974), el Acta Única Europea, el Tratado de Maastricht,
el Tratado de Ámsterdam y el Consejo
Europeo de Lisboa. El Tratado de Maastricht que imponía 3 condiciones de
obligado cumplimiento a la economía de los países miembros, también tenía un
Protocolo Social pero ¡cosas de la vida! pronto fue dado de lado dicho
protocolo. Abochornados y quizá con cierto remordimiento, se quiso retomar lo
social en la revisión que supuso el Tratado de Amsterdam, pero ¡mecachis! es
que la crisis (de 1999) hacía que no se cumpliera nada de lo acordado porque
había que ayudar a los ricos, que estaban muy nerviosos. Y con esos mimbres se
llegó a Lisboa y su “método
abierto de coordinación” en
busca de una sociedad más justa, solidaria, ecológica y libre…y ya es aquí
cuando se nos desencaja la mandíbula.
Cosas
como estas, o más evidentes como escuchar a Draghi declarar abiertamente y sin
ponerse colorado ni nada cosas como que “el
modelo social europeo está acabado”. Solo le
faltó decir: no es que esté muerto, es que está matado, porque lo hemos
aniquilado.
En fin,
que todo esto, ha dado que pensar a las cabezas pensantes de la izquierda
europea y, puesto que parece que el plan A solo está desarrollado y pensado
para enriquecer más a los más ricos y adormecer a los más necesitados, tal vez
sea preciso implementar un Plan B. Y así, a la estela de la iniciativa de Varoufakis de
crear una “Democracy in Europe-Movement25“ (DiEM25), parece consolidarse este
PLAN B EUROPA. Ya hubo una cumbre el 23 de enero en París, y este fin de semana
la ha habido, con un rotundo éxito en
Madrid en un formato de cumbre social contra la
austeridad.
Y no,
no es tarea fácil. Solamente plantear algo que parece obvio como salirse de la moneda única, ya es sacrilegio y asusta a mucha gente, incluso entre los
más concienciados. Y se oye… ¡es que la unión nos hace más fuertes! Y la
pregunta es… ¿a quién hace más fuertes? Obviamente a quienes trapichean con el
euro, pero no a quienes quedan esperando las sobras.
Leemos
a Cédric Durand, investigador del Centro de Economía París Norte y profesor en
la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, en su imperdible ponencia
en la cumbre del Plan B de París el pasado 23 de
enero. Afirma que “una salida, si es posible negociada, de la Unión Monetaria
es la única solución para los países de los alrededores. Un camino con baches,
indudablemente, pero no obstante es una escapatoria. La creación de una nueva
moneda, significativamente devaluada, la nacionalización del sistema bancario,
el establecimiento de un control de capitales y una moratoria sobre el pago de
la deuda pública constituyen la base de una política económica alternativa. Sin
eso nada es posible.” Rotundo pero claro, y la gente se asusta, porque
mediáticamente se encargan de hacernos entender que oír estas cosas deben
asustarnos.
Pero si
retomamos palabras de hace años de Julio Anguita o de autoras como la que el
propio Durand cita, Suzanne de
Brunhoff, solo podremos corroborarlas una vez
pasados los años. El euro está al servicio de los capitales y no de la
ciudadanía de a pie. En este mismo sentido, hemos oído en la cumbre de Madrid a
Lafontaine, exministro de finanzas de Alemania; Genschel, de Blockupy Alemania;
Toussaint, portavoz del Comité por la anulación de la deuda CADTM; Lola
Sánchez, eurodiputada de Podemos; y Mercedes Lovera de la Plataforma de Afectadas/os
por la Hipoteca (PAH Vallekas), etc. El mismo
Garzón, junto a Mónica Oltra y Gerardo Pisarello lo ha dejado claro: "La
política neoliberal europea consigue doblegar gobiernos sociales". Por ello,
creemos que es conveniente luchar por tener gobiernos sociales, pero no se debe
perder de vista el acabar con la política neoliberal europea, o poco se podrá
avanzar. No es cosa de un día ni de dos, pero tampoco de que, y esto es muy importante, todo quede en los escenarios. Habrá otra cumbre en Berlín
el 3 y 4 de junio. Ojalá pasito a pasito…
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