domingo, 21 de febrero de 2016

UN PLAN B



No, no, con este nombre no se debe (sobre)entender que nos referimos a las diferentes cajas del PP. Hablamos de Europa. Concretamente de sus políticas económicas, que acaban afectando al bienestar social. ¿Políticas económicas enfocadas al bienestar de la comunidad? ¿A lo social y no al hiperenriquecimiento de los más ricos? Ahhhhhhhhhhh, ¡eso sí es un plan B!

La conformación de la Unión europea se ha ido formando a base de acuerdos donde incluso cuando se hablaba de lo social, esto queda siempre relegado al interés económico de los más poderosos. Así, vivimos el Tratado de Roma, el Programa de Acción Social (1974), el Acta Única Europea, el Tratado de Maastricht, el Tratado de Ámsterdam y el Consejo Europeo de Lisboa. El Tratado de Maastricht que imponía 3 condiciones de obligado cumplimiento a la economía de los países miembros, también tenía un Protocolo Social pero ¡cosas de la vida! pronto fue dado de lado dicho protocolo. Abochornados y quizá con cierto remordimiento, se quiso retomar lo social en la revisión que supuso el Tratado de Amsterdam, pero ¡mecachis! es que la crisis (de 1999) hacía que no se cumpliera nada de lo acordado porque había que ayudar a los ricos, que estaban muy nerviosos. Y con esos mimbres se llegó a Lisboa y su “método abierto de coordinación” en busca de una sociedad más justa, solidaria, ecológica y libre…y ya es aquí cuando se nos desencaja la mandíbula.

Cosas como estas, o más evidentes como escuchar a Draghi declarar abiertamente y sin ponerse colorado ni nada cosas como que “el modelo social europeo está acabado”. Solo le faltó decir: no es que esté muerto, es que está matado, porque lo hemos aniquilado.

En fin, que todo esto, ha dado que pensar a las cabezas pensantes de la izquierda europea y, puesto que parece que el plan A solo está desarrollado y pensado para enriquecer más a los más ricos y adormecer a los más necesitados, tal vez sea preciso implementar un Plan B. Y así, a la estela de la iniciativa de Varoufakis de crear una “Democracy in Europe-Movement25“ (DiEM25), parece consolidarse este PLAN B EUROPA. Ya hubo una cumbre el 23 de enero en París, y este fin de semana la ha habido, con un rotundo éxito en Madrid en un formato de cumbre social contra la austeridad.

Y no, no es tarea fácil. Solamente plantear algo que parece obvio como salirse de la moneda única, ya es sacrilegio y asusta a mucha gente, incluso entre los más concienciados. Y se oye… ¡es que la unión nos hace más fuertes! Y la pregunta es… ¿a quién hace más fuertes? Obviamente a quienes trapichean con el euro, pero no a quienes quedan esperando las sobras.

Leemos a Cédric Durand, investigador del Centro de Economía París Norte y profesor en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, en su imperdible ponencia en la cumbre del Plan B de París el pasado 23 de enero. Afirma que “una salida, si es posible negociada, de la Unión Monetaria es la única solución para los países de los alrededores. Un camino con baches, indudablemente, pero no obstante es una escapatoria. La creación de una nueva moneda, significativamente devaluada, la nacionalización del sistema bancario, el establecimiento de un control de capitales y una moratoria sobre el pago de la deuda pública constituyen la base de una política económica alternativa. Sin eso nada es posible.” Rotundo pero claro, y la gente se asusta, porque mediáticamente se encargan de hacernos entender que oír estas cosas deben asustarnos.

Pero si retomamos palabras de hace años de Julio Anguita o de autoras como la que el propio Durand cita, Suzanne de Brunhoff, solo podremos corroborarlas una vez pasados los años. El euro está al servicio de los capitales y no de la ciudadanía de a pie. En este mismo sentido, hemos oído en la cumbre de Madrid a Lafontaine, exministro de finanzas de Alemania; Genschel, de Blockupy Alemania; Toussaint, portavoz del Comité por la anulación de la deuda CADTM; Lola Sánchez, eurodiputada de Podemos; y Mercedes Lovera de la Plataforma de Afectadas/os por la Hipoteca (PAH Vallekas), etc. El mismo Garzón, junto a Mónica Oltra y Gerardo Pisarello lo ha dejado claro: "La política neoliberal europea consigue doblegar gobiernos sociales". Por ello, creemos que es conveniente luchar por tener gobiernos sociales, pero no se debe perder de vista el acabar con la política neoliberal europea, o poco se podrá avanzar. No es cosa de un día ni de dos, pero tampoco de que, y esto es muy importante, todo quede en los escenarios. Habrá otra cumbre en Berlín el 3 y 4 de junio. Ojalá pasito a pasito…








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