Muchas gracias, Soria. Todo el
país debe postrarse a tus pies. Nos
lo han recordado los dirigentes del PP: lo que de verdad importa no es lo
que has hecho para tener que ser el primer ministro en funciones de la historia
de la democracia que tiene que dimitir. Lo que de verdad importa, y por lo que
hay que juzgarte según la vara de medir del PP, es que has dimitido. Eso sí, un
poco después de decir eso el PP ha
eliminado a Soria de su página web. Ojos que no ven…
¿Veis, españoles? Todo
solucionado. Si alguien os da lecciones durante años y años de cómo hay que
sufrir la pobreza energética, de
cómo en tiempos de zozobra hay que subir la factura eléctrica, no importa
si te ha estado engañando escondiendo dinero en paraísos fiscales para no pagar
los impuestos que a ti te exigen: lo que importa es que si esa persona lo
admite cuando ya está acorralada y se ha mostrado que mientes, entonces ese
ministro merece tu respeto y agradecimiento.
Vamos, como para votarle otra
vez. Por eso Rajoy anda tranquilo, confiado con la inminente convocatoria de
elecciones, que tendrá que agradecer a la incapacidad de la oposición para
ponerse de acuerdo. Un presidente de gobierno al que “se le dimiten encima”
ministros y
que no dice nada, absolutamente nada sobre ello, no merecería seguir en el
puesto ni un minuto más. Si Rajoy tuviera que reservarse los sábados por la
tarde para, como obra de caridad, visitar a todos los compañeros de partido a
los que él les ha expresado su confianza en público y que ahora están en la cárcel, no
habría tenido suficiente con todos los sábados de la legislatura. Y si a
eso sumamos los imputados, los que han cometido faltas fiscales, los que han
regularizado con Hacienda sus fraudes a precio
de saldo, entonces tendría que remontarse a los sábados en los que
después de comer nos ponían a Marco por la tele para que lloráramos a moco
tendido.
Por cierto, Marco viajó de los
Apeninos a los Andes para buscar a su mamá, pero hoy, con Rajoy, su tierna
historia nunca podría haberse producido: Mariano
habría contratado a una patrullera turca para que devolviera al niño a un
puerto italiano al pie de las montañas. Pero ahí sigue, como presidente en
funciones, tomando decisiones gravísimas que no le corresponden, huyendo de los
micrófonos, huyendo del congreso, burlando la separación de poderes, callando
sobre la dimisión de un ministro. Rajoy, tu gobierno y la corrupción de tu
partido son insoportablemente dañinos para la democracia.
Y si no se va, ¿cómo
es que sigue ahí, si solo tiene 122 diputados? ¿Cómo es que los demás
partidos de este país no son capaces de acordar unas mínimas medidas de higiene
democrática, las imprescindibles para que dejar de ser el hazmerreir de Europa?
¿Alguien va a creer que la nueva política se comporta de forma distinta a la
antigua? ¿No están mirando los partidos más su ombligo que a las necesidades del
país? ¿No andan algunos diciendo lo contrario de lo que decían hace pocos
meses, como
cuando Pablo Iglesias dice que ahora quiere contar con Izquierda Unida,
solamente porque las encuestas le auguran una caída ganada a pulso? ¿No es
un fracaso tremendo de todos, un éxito descomunal de Rajoy, que este hombre siga
siendo presidente en funciones durante más de medio año? Y que tenga
posibilidades de volver a ser presidente durante cuatro años, ¿no es
descabellado?
Quedan menos de tres semanas para
que los partidos de la oposición nos libren del capitán de las termitas de la democracia. Si esto no sucede, ya
veremos cuál es la reacción de los votantes el 26 de Junio. Y que cada cual
asuma su responsabilidad. Pero, por favor, no como Soria.
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