Dedicado a nuestro gran amigo Lucas
Aguilar Bañón, un republicano de los pies a la cabeza.
Perdonen
nuestros lectores habituales, pero hoy nos ha salido la vena docente y
didáctica, por lo que hacemos un alto en nuestras ocupaciones y toca recordar
la historia de nuestro país. Como no podía ser de otra manera, queremos
rememorar la Segunda República Española, que fue el régimen
político democrático que existió en España entre el 14
de abril de 1931, fecha de su proclamación, en sustitución de la monarquía
de Alfonso XIII, y el 1 de abril de 1939, fecha del final de la guerra
civil, que dio paso al régimen franquista.
Cabe recordar que la llamada guerra civil del
36 no fue una guerra, fue un pronunciamiento
militar perpetrado por traidores contra un gobierno legítimo y refrendado
en las urnas. La II República fue un corto e intenso período de esperanza, de
avances sociales, de unidad popular, que terminó mediante un golpe de Estado
brutal, que nos llevo a una guerra fratricida. No podemos, ni queremos olvidar
que en España se llevó a cabo un verdadero genocidio ideológico y que las
cunetas siguen llenas de la semilla de un pueblo que se quería libre.
Dentro
de muy pocos días se cumplirán 85 años de la proclamación de la II República, donde se
instauró un verdadero Estado de Derecho y se proclamó la primera constitución
democrática de España. Esta Constitución plasmó el
principio de igualdad de los españoles ante la ley, al proclamar España como
“una república de trabajadores de toda clase que se organiza en régimen de
Libertad y de Justicia”; en la Constitución de 1931 se defendía la soberanía
popular, se estableció el sufragio universal para hombres y mujeres mayores de
23 años, en economía, la propiedad privada quedó sujeta a los intereses de la economía
nacional; se constituyó un “Estado integral, compatible con la autonomía de los
Municipios y las Regiones” y no olvidamos que en esta ley suprema se consagraba
el
principio de laicidad: “el Estado, las regiones, las provincias y los
Municipios, no mantendrán, favorecerán, ni auxiliarán económicamente a las
Iglesias, Asociaciones e Instituciones religiosas”. Además se reconoció el
matrimonio civil y el divorcio, así como la enseñanza primaria laica, gratuita
y obligatoria. En pocas palabras, la II República promovió el avance en la
transformación de nuestra sociedad, en la defensa de las libertades
individuales y colectivas, y en la consecución de la justicia social.
De inmediato, al caer la Segunda República, en
1939, un verdadero sistema democrático, se perdieron todos los avances sociales
logrados, y España cayó en un tremendo atraso político, social, económico y
cultural, debiendo soportar una cruel dictadura fascista que duró 36 largos
años, con decenas
de miles de crímenes, asesinatos, desapariciones forzadas, torturas,
persecuciones, presos políticos, fusilamientos, millones de refugiados
políticos y desplazados, ante los cuales después de varias décadas aún no se ha
hecho justicia. En esos pocos años que duró la II República, la razón, la ética
y la solidaridad tomaron las riendas de la ciudadanía española, que luego
fueron arrebatadas a sangre y fuego por las mismas fuerzas represoras que
gestaron esa pantomima pseudo-democrática y teledirigida en una
supuesta Transición.
Franco, el dictador, se encargó de dejarlo
atado y bien atado. Su apuesta por la restauración de la monarquía fue una
imposición que ha llegado hasta nuestros días. Una institución trasnochada,
decadente, tocada por la corrupción y que tenemos que soportar la ciudadanía
por el supremo derecho de bragueta, debe decir adiós de nuestro ordenamiento
jurídico. Por eso es el momento de iniciar un proceso constituyente que nos lleve
a la Tercera
República, que se garanticen los derechos humanos y se sitúe la toma de
decisiones políticas en el lugar del que nunca debió salir: el poder popular.
No nos resignamos, luchamos y lucharemos porque
el
espíritu republicano sea un germen del verdadero cambio que necesita este
país, una apuesta decidida por la democracia, por la profundización en
igualdad, libertad y de modernización de España.
En este 85 aniversario debemos rendir homenaje
a las mujeres y hombres que soñaron que era posible construir una sociedad
democrática, justa, igualitaria y que pelearon por conseguirlo. Es de justicia
hacerlo. Como lo es también recordar, una vez más, a las víctimas de la
represión franquista nacida del golpe de Estado contra la Segunda República.
Sus deseos, valores y luchas coinciden en gran medida con los quienes deseamos
esa ruptura
democrática que termine con este caduco régimen.
¡No hay dos sin tres! ¡República otra vez!
¡Viva la República!
PD.- Cuando estábamos terminando de redactar
este artículo, nos hemos enterado del fallecimiento de Lucas Aguilar, un gran
amigo y compañero.
Hemos perdido el don de tu palabra, el brillo
de tu sonrisa, la reivindicación, la lucha y tu sentido comprometido de la vida
y de la amistad...Nos hemos quedado huérfanos de un gran amigo, pero a pesar de
esta congoja, de este dolor inmenso, hay algo que nadie nos podrá arrebatar, tu
recuerdo y tu fuerza.
“… el hecho es que llegaste
temprano al buen humor
al amor cantando
al amor decantado
al ron fraterno
a las revoluciones
pero sobre todo llegaste temprano
demasiado temprano
a una muerte que no era la tuya
y que a esta altura no sabrá qué hacer
con
tanta
vida. “
temprano al buen humor
al amor cantando
al amor decantado
al ron fraterno
a las revoluciones
pero sobre todo llegaste temprano
demasiado temprano
a una muerte que no era la tuya
y que a esta altura no sabrá qué hacer
con
tanta
vida. “
- Mario Benedetti -
Hasta siempre, Lucas.
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