domingo, 5 de junio de 2016

CAYO LARA. UNA SEMBLANZA DE JUSTICIA


Con la frecuente mirada crítica, a veces se nos pasa poner en valor a aquellas personas o instituciones que lo han hecho bien, que debidamente entendido, no es sino otra forma de ejercer la crítica, tan necesaria para avanzar en justicia. No se trata de regalar piropos inmerecidos a aquellos y aquellas que dejan sus responsabilidades. Se trata de realizar reconocimiento de buenas prácticas, que ayuden además a marcar caminos y servir de ejemplo y referencia. Por todo ello, hablar hoy de Cayo Lara, se nos antoja imprescindible. 

Se trata de un caso que lo tomamos como paradigma de una vida, una vida entregada a la lucha por la justicia, vinculada al PCE. Una persona casi de vuelta de lo que muchos y muchas parecen estar llegando ahora: renunciar a privilegios, provisionales o vitalicios, trabajar y vivir en la austeridad, con afán de entrega, cosas demasiado infrecuentes de ver en política en los tiempos que él la ha venido desarrollando, y que pocas veces le han sido públicamente reconocidas, por el contrario de otras figuras, justamente evocadas, pero más mediáticas, al menos entre la izquierda.

Cayo pertenece a esa estirpe de manchegos, agricultores, comunista y por tanto con marcado sentido y sentimiento de clase. De muy joven supo diferenciar entre lo justo y lo injusto, los de abajo y los de arriba, la derecha y la izquierda. Es un ejemplo vivo de que se puede tener una fuerte dedicación profesional y al tiempo tener y adquirir una sólida formación política. Su trabajo y dedicación le ha llevado a desarrollar de manera sorprendente unas grandísimas actitudes, que cuando unos conocemos en plano corto, no pueden por menos que dejarnos perplejos. Bien cierto es, que dicha formación cae sobre unas aptitudes poco frecuentes: el olfato, la capacidad de análisis y su visión política impresionan.

Nacido en 1952, fue alcalde de su pueblo, Argamasilla de Alba, para después pasar a ser coordinador regional de IU y luego, coordinador general en 2008.

¿Y cómo ha plasmado Cayo todo esto que decimos? Pues habría que analizarlo en el doble plano: de puertas para adentro, y de puertas para fuera.

Por lo que se ha podido ver y comprobar, Cayo llegó a una IU con importantes diferencias en su seno interno, y ha sido capaz de aglutinar posiciones, sacar hacia delante grandes proyectos de consenso, generando sólidas mayorías a la par que (qué poca gente puede decir esto en política, sea esta de la nueva o de la vieja) respetar y dar trascendencia a las minorías. Consciente de que IU nunca ha sido santo de devoción de los medios de comunicación ni del entorno político habitual, ha sabido contestar con firmeza las, a veces muy agresivas, embetidads foráneas, respetando siempre a la gente de dentro, por muy fuertes que también fuesen dichas críticas, sabiendo diferenciar quién es al final el compañero o compañera de viaje, por diferencias que hubiera en cómo manejar el timón. El puerto al que llegar lo ha tenido siempre bien definido y no se ha disipado en esfuerzos ni discusiones destructivas, que no sirven sino para desgastar.

De puertas para afuera siempre fue capaz de transmitir de qué lado se debe poner uno, sin medias tintas. Su implicación de denuncia contra las construcciones de El Pocero, su impecable defensa de leyes electorales justas, etc. han marcado su agenda. Ello provocó que en 2011 IU tuviera un importante reconocimiento popular para el Congreso, en ese subir y bajar que tradicionalmente siempre ha acompañado a este movimiento político y social.

Y ha dejado su responsabilidad (aunque no su actividad, seguro) como la ha desarrollado: sin esconderse, con claridad, honestidad y constructivamente, representando a buena parte del sentimiento que hoy parece reinar en IU: Alberto, me va a costar votar, pero votaré, porque tú fuiste, eres y serás mi candidato.

Y ahora es el momento de Alberto, que tendrá que demostrar que no es bueno porque es joven, sino por una valía que de momento le ha granjeado ser el político mejor valorado en la sociedad, y un grandísimo respaldo entre su propia gente. Pues nada, ahí queda la estela.





No hay comentarios:

Publicar un comentario