sábado, 10 de septiembre de 2016

LAS IXODOIDEAS POPULARES




La garrapata, o ixodoidea en su nombre científico, es la causante de que una enfermedad desconocida para nosotros, la a veces mortal fiebre Crimea-Congo, haya aparecido en España. Viajando aferrada a las aves, se ha adherido a otros seres vivos en nuestra península (humanos y animales) y quizá ya no se vaya nunca. Es un ectoparásito hematófogo, casi nada: se te pega, te chupa la sangre y encima te deja los bichos que lleva. Una monada.

Parece ser que, debido a la mundialización y a la frecuencia de los viajes internacionales, tendremos que acostumbrarnos a la extensión de nuevas epidemias, desconocidas para nosotros. Los invulnerables occidentales, con su avanzada medicina, padeceremos enfermedades nuevas y sentiremos el desasosiego de que una triste garrapata pueda enviarnos al otro mundo tontamente un septiembre cualquiera, antes de que podamos matricularnos por enésima vez en un curso de inglés o que intentemos completar un coleccionable de Planeta Agostini.

En este terrible y maravilloso planeta, nadie puede derrotar a la naturaleza. Los viajes de trabajo o turismo suelen ser de ida y vuelta, y a la vuelta regresamos con nuevos y letales amigos. Algo así como lo que les sucedió a los nativos americanos cuando los españoles desembarcamos en su continente cargados de armas y de virus y bacterias. Seguramente el calentamiento global, causado por occidente, también ayudará a la extensión de las epidemias de la misma forma que ha afectado a los movimientos migratorios de los animales, portadores de parásitos y demás. ¿Es que existirá algo así como una justicia vengadora de la madre Naturaleza?

Es cierto que de garrapatas también sabemos los occidentales en general, pero mucho más los españoles en particular, aunque el grado de especialista en ixodoideas es monopolio sin duda el Partido Popular. Pensemos, por ejemplo, en una variante de la especie, la ixodoidea-Soria. Dimitido, implicado en los “papeles de Panamá”, en otros países habría sido separado del cuerpo al que parasita. Sin embargo en España su gran habilidad para aferrarse a su huésped (el desangrado pueblo español) se premia con un puesto de honor en el Banco Mundial. Ole, ole y ole: Spain is different. Por deseo expreso de Rajoy, “el regenerador”. El presidente en funciones, en su estilo habitual, todo sentido común y sensatez y las cosas como-dios-manda, miente con el asunto Soria a todo el mundo y se queda tan ancho… ya saben, todo es verdad salvo alguna cosa. Y, acto seguido, insiste en seguir siendo presidente.

Hay muchos más casos de parasitismo protagonizados por el partido que preside Mariano Rajoy. Además de la ixodoidea Soria, está la ixodoidea Barberá, imputada-doble senadora, por la gracia de Rajoy. No seguiremos: para curarse del todo, el PP necesita un especialista mundial en enfermedades tropicales… o quizá simplemente le bastaría con un profesor de ética, de esos que con la LOMCE , se van a quedar sin trabajo en beneficio de los catequistas.

El caso es que, para evitar este terco y dañino garrapaterismo que se aferra a nuestra vida nacional, personas sensatas y además de izquierdas (¡sí, Mariano, existen!) como Alberto Garzón, van proponiendo medidas que puedan salvar al país de la epidemia popular-garrapateril.

Tenemos algo menos de dos meses para, democráticamente, librarnos para siempre de toda una generación de garrapatas políticas y de sus grandes protectores, Rajoy y Cospedal. ¿Será posible que todos los que no quieren que nuestro país siga infectado no se pongan de acuerdo? A unos nos gusta más el ibuprofeno y a otros el paracetamol, hay quien se pirra por el ácido acetilsalicílico… pero, por favor, Sánchez, Garzón, Iglesias y Rivera, ¡encuentren la medicina, quítennos de encima a estos parásitos políticos antes de Navidad!






1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo. Está en manos de la izquierda el encontrar una fórmula magistral que erradique esta plaga de garrapatas que "en nombre de España" está desangrando a nuestro país (de todos los españoles) y envenenando con premeditación y alevosía nuestra deseada convivencia.

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