Bárbaro, cruel y zafio.
¿Podría ser esa una definición de Donald Trump? Si así fuera,
según la Real Academia Española de la Lengua, Trump sería un
cafre. Si, según la RAE, bárbaro es inculto, grosero y tosco, Trump
lo es. También es Trump cruel, pues se complace en los padecimientos
ajenos. Zafio es alguien grosero, tosco y carente de tacto en sus
modales, y el candidato republicano lo es también. O sea que, según
la RAE, Trump
es un cafre con todas las de la ley.
Estos años del siglo XXI
nos están regalando cafres internacionales de tomo y lomo. El
primero de ellos sería Donald Trump por la trascendencia que tendría
que un sujeto así pudiera llegar a ser presidente de la primera
potencia mundial. Aunque no fuera así, da mucho qué pensar que este
tipo haya obtenido ya el apoyo de millones de votantes republicanos.
¿Qué defecto le falta a este personaje? Parece salido de un chiste:
racista, machista, xenófobo, islamófobo… No sabe uno por dónde
comenzar con él.
Pero, ¿qué nos dicen
del estreñimiento mental muestran otros cafres políticos de la
vieja Europa? El patético Nigel Farage, fundador del eurófobo
partido británico UKIP, dice que el hecho de sus
eurodiputados se golpeen hasta casi la muerte es un
hecho normal cuando discuten hombres. Una frase que encantaría a
Hitler, Mussolini y Millán Astray. Muera el diálogo, viva la
violencia. Mientras, la Primera ministra británica toca el cuerno
para que comience
el acoso a los inmigrantes comunitarios, entre los que
se encuentran casi 200.000 españoles.
Cruzando el Canal de La
Mancha se multiplica el número de cafres: la
extrema derecha es la primera fuerza política en Holanda,
Marine Le Pen sueña con ser la presidenta de Francia agitando
el miedo y el odio. En Dinamarca se comportan como
matones requisando
el dinero a los refugiados que huyen de una guerra. Y
en Alemania, el líder de Pegida ha sido juzgado por llamar
públicamente “chusma”
y “ganado” a los refugiados y, aunque parece que
su movimiento se estanca la triste realidad es que ha sido absorbido
por uno más fuerte y peligroso, Alternativa
por Alemania
Mientras, en la última
hornada de socios comunitarios, que tanto se han beneficiado de la
solidaridad dentro de la UE, los cafres se extienden como la
gangrena: en Polonia se repiten las manifestaciones contra refugiados
e inmigrantes, a pesar de que es un país con un índice bajísimo de
inmigración y que al mismo tiempo tiene a casi un millón de
compatriotas en Reino Unido… que
a su vez son odiados por la extrema derecha británica;
en Hungría el presidente que levantó alambradas contra personas
agotadas e indefensas ha intentado ahora, mediante un referéndum,
eludir sus compromisos con la UE para acoger a… ¡1300 refugiados!
En Macedonia (ARYM) el gobierno ha ordenado a soldados
y policías que maltraten vergonzosamente a civiles indefensos.
La Europa del capital se
ha demostrado un fracaso, y la Europa de los burócratas también.
Pero ese fracaso no pueden aprovecharlo los líderes cafres. No
tan llena de odio y desconfianza, Europa sí está
llena de millones de personas, especialmente de jóvenes, que se han
acostumbrado a relacionarse, a cruzar fronteras, a hacer turismo, a
estudiar, a aprender idiomas, a valorar sus libertades… El pasado
de nuestro continente y del planeta está lleno de guerras y dolor,
pero el presente es diferente y el futuro no está escrito. Tenemos
que hacer que estos años cafres llenos de líderes gañanes sean un
paréntesis, no un punto y final.
@CPuenteMaderaAB
El mejor comentario que puedo hacer sobre este escrito es agradecer su publicación . Yo lo he reenviado a varios correos de EE.UU
ResponderEliminarMuchas gracias, Juanjo, por tus amables palabras y por la difusión de nuestro artículo. Un abrqzo
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