En
las últimas semanas en España se está perpetrando un ataque a lo
Público, a lo de todos y todas, por parte del gobierno del Partido
Popular, que está siendo silenciado por el
conflicto catalán.
Las banderas y las vísceras están tapando todo lo relacionado con
el devenir de la Educación Pública, un pilar básico y fundamental
para el avance social de la ciudadanía, que sigue olvidada y
maltratada por Rajoy y sus afines.
El
reprobado ministro Montoro ha enviado a las instituciones europeas su
previsión de gasto público en Educación para 2018. Se alcanza el
mínimo histórico,
el 3,8% del PIB será la cifra de la vergüenza, pasando esta
barbaridad desapercibida entre la DUI, el 155 y el enfrentamiento sin
diálogo en Cataluña. Se constata, una vez más, que se profundiza
en la austeridad, que la Educación Pública no es una prioridad, ni
una inversión de futuro
para el gobierno del PP, muy al contrario es un gasto a recortar.
Atacar a la Educación Pública es atacar la convivencia y la
cohesión social en nuestro país, un ataque a la mayoría social y a
las clases trabajadoras que somos las principales beneficiarias de su
existencia. Este desolador panorama de reducir la inversión en
Educación va a producir mayor exclusión social, desigualdad y una
fractura alarmante en la equidad.
Mientras
los recortes educativos se
consolidan y avanzan,
con el silencio más que sospechoso de la mayoría de los medios de
comunicación, la contrarreforma educativa elitista y segregadora de
la LOMCE sigue su curso, con un escenario social de aumento
descomunal de la desigualdad, que hace imposible un falso “Pacto de
Estado por la Educación”, trabajándose en la actualidad en la
Subcomisión del Congreso de los Diputados, que únicamente quiere
una ligera capa de barniz a la Ley
Wert,
para que el sistema educativo siga lastrado por la desigualdad, el
mercantilismo y la falta de inversión en la Educación Pública, no
abordando los problemas estructurales educativos.
Después
de casi un centenar de comparecencias en la subcomisión
parlamentaria, flota en el ambiente un cierre en falso de sus
trabajos, pariendo próximamente un oportunista
pacto político
entre el PP y sus fieles aliados, dando recetas cosméticas y
consensuando, entre unos pocos, medidas técnicas que no van al fondo
del retroceso educativo en nuestro país, donde la ignorancia y la
manipulación de la ciudadanía seguirán siendo las señas de
identidad un sistema educativo retrógrado y caduco.
No
nos sirve un pequeño arreglo, el objetivo no puede ser un pacto
educativo a cualquier precio. La idea fundamental es lograr un Pacto
Social por la Educación, que vaya más allá de un pacto entre
partidos políticos, que sea ante todo un
pacto con la Comunidad Educativa
garantizando el derecho a la educación, poniendo en el centro a la
Escuela Pública.
Las
movilizaciones
sindicales, de la Marea Verde y de toda la comunidad educativa de
estos últimos años contra los recortes educativos han sido muy
importantes, pero no se han quedado en unas numerosas
reivindicaciones en la calle y en los centros educativos, también se
han elaborado propuestas y alternativas en el “Documento
de bases para una Ley Educativa”,
suscrito por más de cuarenta organizaciones sociales y políticas, a
las que este humilde colectivo se suma.
El
“Documento de bases para una Ley Educativa” es un trabajo
riguroso y serio, donde se indica que el Pacto Social y Educativo
solo será posible si se piensa en el bien común, no en el mercado.
No se puede pactar renunciando a la igualdad y la equidad, cediendo
frente a quienes prefieren una determinada excelencia para unos
pocos. No se puede pactar renunciar a la libertad de conciencia,
frente a la imposición del dogma y
la religión en la escuela.
No se puede renunciar en ningún pacto a una escuela pública,
democrática, participativa, que trata de conseguir la equidad para
todos y todas, en la que su alumnado desarrolle el pensamiento con
libertad y de una forma crítica y la educación sea un derecho
universal. Debemos partir, por tanto, para poder llegar a un Pacto
Educativo de
unas ideas comunes o consensos de mínimos en torno a la educación
como un bien común, un derecho básico y que solo se puede
garantizar para todos y todas en una educación pública. Después de
la falta de consenso que consiguió la LOMCE y el acuerdo que
consiguió su derogación, debemos trabajar por un
“pacto” desde abajo
con las fuerzas políticas progresistas y con los sectores de la
comunidad educativa que defiendan este consenso.
Nuestro
modelo educativo, que también es el de mucha gente, se basa en una
escuela democrática, inclusiva, laica, pluricultural, para la vida,
no competitiva, ecológica, adaptada al contexto social y que
potencie el conocimiento abierto y compartido. Modelo que debe venir
recogido en ese verdadero pacto educativo, en el que se recoja la
inversión
del 7% del PIB para
la educación, garantizado constitucionalmente como suelo de gasto.
Nuestra
clase política debe dar respuesta a estos retos educativos. El
silencio, la desidia, el olvido y un
falso pacto educativo
no nos sirve.
“La
Educación Publica se defiende, gobierne quien
gobierne”. ¡La lucha sigue!
Tiene k decir algo de la " EDUCACION BILINGUE " k casi un million de alumn@s españoles reciben. Es una cortina de humo para dstraer de las cifras alarmantes de fracaso escolar en españa
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario, Shaun Ohara. Lleva toda la razón sobre el engaño de la Educación Bilingüe, un auténtico programa segregador del alumnado sin ninguna evaluación rigurosa de su implantación. En un artículo generalista, como éste, es complicado tocar tantos temas. Gracias, de nuevo. Saludos.
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