sábado, 20 de enero de 2018

CIUDADANOS, AL DESNUDO


Anda últimamente el gallinero político muy alterado con los resultados de recientes sondeos electorales que señalan a Ciudadanos como vencedor en unas hipotéticas elecciones. El PP, con razón, ha entrado en pánico ante la evidencia de que su base electoral ha encontrado una alternativa ideológica válida a la vez que, por así decirlo, “incorrupta”. El PSOE, suponemos, estará pensando en cómo evitar el “sorpasso” por donde menos lo esperaba. Y la izquierda alternativa anda “como vaca sin cencerro” intentando entender por qué finalmente es un partido modosito y repeinado el que parece capitalizar la indignación popular. Porque lo cierto es que la formación liderada por Albert Rivera pesca eficazmente votos en casi todos los caladeros sociales, desde los despachacos del IBEX 35, que engendró y amamantó a la criatura con maternal esmero, a los cinturones industriales de las ciudades catalanas, que han dejado de ser rojos para convertirse en naranjitos.

Pero ¿qué cosa es realmente Ciudadanos? ¿Qué hay más allá de sus vagas apelaciones a la sensatez y la centralidad, o de sus alardes de españolismo? Lo mejor será que sus mismos dichos y hechos en relación con diversos temas nos lo aclaren:

  1. Modelo económico. Rivera ha expresado su acuerdo con las privatizaciones de empresas públicas llevadas a cabo por PP y PSOE y rechaza la intervención pública en sectores estratégicos como la energía o la banca. Por lo que se refiere a los impuestos, la propuesta de Ciudadanos “coincide (por su carácter regresivo) con los proyectos fiscales de la FAES”.
  2. Pensiones. En diciembre de 2016, el grupo parlamentario votó junto al PP para evitar que las pensiones subiesen un 1’2% en 2017.
  3. Modelo de contratación. Ciudadanos propuso en sus campañas electorales el denominado “contrato único”, que a juicio de los sindicatos supondría “una apuesta por la precariedad” y “la desprotección total de los trabajadores”.
  4. Derechos de los trabajadores. Rivera pretende suprimir las ayudas a los sindicatos. Recordemos que debilitar a los sindicatos es el sueño húmedo del gran capital.
  5. Sanidad pública. Entre otras cosas, Ciudadanos habla de “reformas estructurales factibles, con un impacto importante en la reducción del gasto” y de “copago disuasorio”.
  6. Educación. Ambiguamente crítica con la LOMCE, la formación naranja defiende el modelo de los conciertos educativos y se abstiene cuando se vota retirar las subvenciones a los colegios privados que segregan por sexo.
  7. Laicismo. Albert Rivera asegura que se siente “cómodo” con las actuales relaciones Iglesia-Estado.
  8. Medio ambiente. Al respecto, Ciudadanos mantiene una posición ambigua. Por ejemplo, apuesta en avanzar en energías renovables pero, a la vez, sostiene que “no se puede prescindir de la energía nuclear” y defiende la construcción del cementerio nuclear de Villar de Cañas.
  9. Violencia machista. El programa electoral de diciembre de 2015, en coincidencia con las tesis de la ministra Ana Mato, proponía eliminar el agravante penal de machismo en los casos de violencia de género. La medida fue ampliamente contestada por las organizaciones feministas.
  10. Derechos humanos. Como es bien sabido, Albert Rivera frecuenta a la oposición venezolana, incluyendo a la golpista, y reclama al gobierno de Maduro respeto por los derechos humanos. A la vez, Ciudadanos rechaza la sanidad universal (e igualitaria), justifica las devoluciones en caliente (condenadas por el Tribunal de Estrasburgo y, por ejemplo, elogia el modelo económico israelí (ignorando que una parte de su éxito se basa en las ocupaciones ilegales de tierras).
En definitiva, lo que se esconde tras las banderitas rojigualdas de Ciudadanos no es otra cosa que la derecha de siempre al servicio de los grandes poderes (económicos, sociales, mediáticos…) de siempre. Por eso Albert Rivera es el niño mimado de personajes tan siniestros como Aznar y Felipe González. Por eso rara vez la prensa conservadora recuerda que Ciudadanos fue a las europeas en 2009 con Libertas, una formación euroescéptica de extrema derecha. Y por eso la caverna no rechista cuando el chaval se compra una mansión de más 1.000.000 de euros en uno de los barrios más elitistas de Madrid, mientras que a otros los crucifican hasta por oler una gamba.
De modo que… “¡te conozco, bacalao, aunque vengas disfrazao!”.







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