Ya nos lo decían nuestras abuelas en
sus sabías charlas de mesa camilla y brasero: “¡Hijos míos, qué
mal repartido está el mundo!”. Y no se equivocaban. Uno de los
problemas principales de nuestro planeta es la pésima redistribución
de la riqueza.
Mientras unos pocos lo tienen prácticamente casi todo, una inmensa
mayoría transita por la escasez y la falta de medios para llevar una
vida digna.
Pero no queremos perdernos en la
inmensidad del mundo, vamos a aterrizar en España, ese país que va
de “pm” y en el que la
crisis ya es purica historia,
y nosotros que nos chupamos el dedo, vamos y nos lo creemos. ¡Anda
ya!
En los primeros días de este mes de
marzo, se ha difundido una información sobre los sueldos de
personajes vinculados al Partido Popular que no podemos dejar de
denunciar. Es indignante conocer que 101 cargos de la Administración
General del Estado (altos responsables dependientes del Gobierno de
M. Rajoy) percibieron más de 100.000 euros brutos de sueldo público
en 2017. Esta lista que aparece en el “Portal
de Transparencia”
está todavía incompleta, pues siguen sin publicarse los datos de
algunos ministerios, como Agricultura o Interior. Sí, sí… estamos
hablando de una especie privilegiada chupóptera de
“cienmileuristas”.
La mejor pagada fue la presidenta de
la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Pilar
Platero,
que cobró el año pasado 14 pagas de casi 15.700 euros brutos al
mes. Con más de 160.000 euros al año también están Ángel L.
Arias, Director General de Enaire (Aena), Juan Bravo, presidente de
Adif y Juan Alfaro, presidente de Renfe Operadora. Hemos citado a los
primeros de la fila, pero no debemos olvidar a una treintena de
secretarios de Estado, secretarios
generales, subsecretarios
y buena parte de los asesores directos del presidente Rajoy que
cobraron más de 100.000 euros el pasado año.
Resulta más que indecente comprobar
que unos tanto y otros tan poco. Se reparten con el dinero de
nuestros impuestos unos sueldos sonrojantes, mientras casi 13
millones de españoles y españolas están en el
umbral de la pobreza.
Con salarios de entre 600 y 900 euros están sobreviviendo muchos
miles de familias con las que nos cruzamos en la calle en nuestro día
a día. ¿Se imaginan una pareja con dos hijos que tenga que pagar
hipoteca, gas, luz, comida, ropa, estudios, medicinas, transporte,
etc... con esos salarios
de miseria?
Frente a los “cienmileuristas”, es
indecente que el gobierno del PP afirme que no se pueden subir más
las pensiones y revalorizarlas,
como mínimo, con la subida del IPC anual.
Después de saquear la caja (Fondo de Reserva de las Pensiones), dan
una mierda de subida del 0,25 anual. No podemos olvidar que las
pensiones no son un salario, ni una ayuda, ni una limosna. Es
un derecho,
garantizado constitucionalmente, que los pensionistas han ganado con
sus cotizaciones de toda su vida laboral. ¡Cuánta indecencia!
Es
indecente y deplorable que mientras muchas personas dependientes
mueren sin haber recibido las ayudas a las que tienen derecho, el
gobierno de M.
Rajoy deja sin ejecutar 44 millones de los Presupuestos Generales
del Estado para atenderles. Lo mismo es que necesitaban robar el
dinero a las ayudas a la dependencia para poder abonar las pagas
extras de los altos cargos del gobierno del partido podrido.
La
indecencia ha acampado a sus anchas. Hay dinero para rescatar a los
bancos, no hay problema para indemnizaciones multimillonarias a la
plataforma gaseosa del proyecto
Castor, para rescatar autopistas privadas también hay pasta,
para hacer amnistías
fiscales no importa perder unos miles de milloncejos de euros y
tampoco pasa nada si la plaga de la corrupción y el fraude fiscal
no se persigue para que devuelvan lo robado. La prioridad es tener
bastante para “los suyos” y el que venga atrás que arree. Tanta
indecencia hace irrespirable el aire de este país gobernado por unos desalmados que,
únicamente, miran a su bolsillo y al de sus amiguetes.
Hoy más que nunca hacemos propias las
palabras de Pepe
Mujica, expresidente uruguayo:
“Cuando las sociedades son más ricas, con la riqueza se multiplica
el egoismo y se pierden los valores”. Su sabiduría popular y
ejemplo de vida son un auténtico referente.
Resulta muy triste comprobar que
mientras a los ricos les hacen puentes, a los pobres se los lleva el
río.
¿Hasta cuándo vamos a permitir tanta
indecencia?
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