Escuchamos el pasado miércoles, 28
de marzo, en el pleno del Parlament de Cataluña, a la “esperanza
naranja” de Inés
Arrimadas,
diputada del partido de Ciudadanos, afirmar que España es una
democracia plena. Sí, utilizó estos términos para calificar a este
país en el que la
separación de poderes
es papel mojado, donde las injerencias del gobierno del PP en las
actuaciones del poder judicial y del legislativo son más que
evidentes.
La nueva derecha que representa el
partido de Arrimadas y Albert Rivera, montados en el parapente de las
encuestas, fieles a sus padrinos de la FAES y a Aznar como principal
valedor, muleta
fiel del PP,
siguen la estrategia de vendernos un país imaginario, irreal y que
dista mucho de ser una democracia de primer orden, equiparable a las
democracias consolidadas. El populismo españolista, de la
rancia derecha de siempre,
es capaz de decir hoy una cosa y mañana la contraria para ganar un
puñado de votos entre la gente cansada y hastiada de tanta
corrupción, pero no pueden calificar de “democracia plena” lo
que estamos viviendo en los últimos años en España.
El partido naranja, de los
salvadores patrios, afirma que nadie está por encima de la ley.
Nosotros queremos constatar que esto no es así, pronto olvidamos las
numerosas excepciones que hacen que estas palabras suenen a hueco.
¿La ley también está para el rey y su papá?, ¿existe ley que
persiga los sobresueldos en negro de M.
Rajoy
que aparecen constatados en los papeles de Bárcenas?, ¿qué ley se
les aplica a los defraudadores de la amnistía fiscal?, ¿dónde
estaba la ley de todos los corruptos, esos casos aislados, que les
prescriben
los delitos?,
¿qué ley permite en una “democracia plena” reclamar a la
nietísima el ducado de Franco?, …
Hacemos nuestras las sabias y
acertadas palabras del juez Joaquim
Bosch
que explican brevemente la triste deriva que está tomando nuestra
querida España: “Todo empezó con la Ley de Seguridad Ciudadana
(“Ley
Mordaza”),
que convertía en enemigos a quienes protestaban. Continuó
con una dura reforma penal, que criminalizaba muestras de
disconformidad. Y ahora vamos hacia un sistema autoritario, que
recupera la figura del disidente político castigado”. ¿Esto es
democracia plena?
En una auténtica democracia la
solución a la crisis catalana no es la represión y el sistema
carcelario, impulsado por la Fiscalía General del Estado,
dependiente del gobierno de M. Rajoy, y por unos
jueces que quieren agradar a Moncloa
y hacer méritos para seguir subiendo en el escalafón. La solución
de esta gravísima situación solamente se alcanzará mediante el
diálogo
entre las distintas fuerzas políticas y entre los distintos pueblos
y naciones que conforman España, en el marco del inevitable nuevo
proceso constituyente que democratice plenamente nuestro país y que
permitirá garantizar todos los derechos humanos -civiles, políticos,
económicos y sociales- que nuestro pueblo se merece.
No se puede hablar de democracia
plena en el contexto actual de nuestro país, donde la ofensiva
judicial contra
la libertad de expresión
es más que alarmante, pues resulta muy preocupante esta nueva vía
de criminalización de la protesta social. Nos quieren calladitos,
sumisos y en casa, que nos olvidemos de nuestros derechos
constitucionales porque si somos buenos nos irán dando algunas
migajas para subsistir.
¡Pues, no y no! Una democracia plena, algo que no existe en España,
requiere de una separación real e independencia de los tres poderes
del estado (ejecutivo, legislativo y judicial), de un respeto
escrupuloso a todos los derechos y deberes de la ciudadanía, de una
fiscalidad justa, donde la
libertad de expresión sea un eje fundamental
de la actividad política y los privilegios de unos pocos se queden
encerrados en el pozo más profundo de la historia.
Constatamos que el gobierno del PP
solo quiere sumisión, venganza, represión, rejas…, y así es
imposible avanzar en democracia. Hoy más que nunca debemos unirnos
los demócratas en defensa de la libertad y los derechos humanos.
Nuestro avance como pueblo requiere
mucha democracia,
algo que esta cogido con alfileres y a punto de desmoronarse. No
queremos palabras huecas de estos políticos azul anaranjados que
quieren aplicar una vuelta más en el neocapitalismo salvaje que hace
sufrir a la mayor parte de la población española.
La democracia plena no es ninguna
quimera, y como dijo el
poeta Miguel Hernández,
“jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños”.
Queremos y soñamos con más democracia.
¡La lucha sigue!
PD.- Se empieza a notar ya la primavera, sin duda, gracias a la presión de Ciudadanos.
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