viernes, 13 de julio de 2018

EXPECTATIVAS EDUCATIVAS

La nueva ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, compareció el pasado miércoles, 11 de julio, en la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados. Toda la comunidad educativa estaba expectante, deseaba conocer de primera mano sus líneas maestras en el ejercicio de su responsabilidad. Lo primero que constatamos es que el cambio de talante, de tono y de conocimiento del terreno educativo no tienen nada que ver con sus predecesores, Wert y Méndez de Vigo, unos chicos rancios, retrógrados, ultraconservadores y prepotentes que, según se mire, han pasado a mejor o peor vida, pero por lo menos ya no están en primera línea destructora.

La señora Celaá, en 270 minutos intensos, además de exponer los principios rectores de su ministerio entró, educadamente, al trapo de las reflexiones y preguntas de los diferentes portavoces de los grupos parlamentarios. Queremos destacar algunos de los anuncios de la ministra que pueden considerarse positivos: modificación del apartado 109.2 de la LOMCE para dar prioridad a la Educación Pública a la hora de la programación de las plazas escolares, dado que hasta ahora la mal llamada “demanda social” beneficiaba, en muchos casos, a los centros concertados; recuperación del papel decisorio y de gobierno de los Consejos Escolares de Centro, por lo que la intención es la de potenciar la participación de la comunidad educativa en estos órganos colegiados; derogación del RD 14/2012 de 20 de abril de medidas urgentes de racionalización del gasto público educativo, por el cual el Ministro Wert realizó unos recortes brutales y agresivos en los centros ampliando el horario lectivo del profesorado, lo que provocó el despido de más de 32000 docentes, aumentó en un 20% la ratio del alumnado por aula e hizo factible no cubrir las bajas del profesorado hasta después de 10 días lectivos de ausencia; suprimir los itinerarios segregadores de la LOMCE para chicos y chicas de 13 años; recuperar los programas de diversificación en la ESO; modificar los Programas de Mejora, Apoyo y Refuerzo (PMAR) y la FP Básica para que no sean vías de segunda categoría para el alumnado con mayores necesidades educativas; eliminación de las reválidas de la LOMCE, ...

Pero Isabel Celaá fue poco valiente, porque la comunidad educativa esperaba expectante el anuncio de medidas urgentes como la derogación de la LOMCE de forma inminente, que las religiones salieran fuera de la escuela, que el gobierno del PSOE blindara la financiación de la Educación Pública con un suelo similar a la media europea (UE15) del 6,2% del PIB,… Pero la aritmética parlamentaria, los 84 diputados socialistas parece que no dan para avanzar tanto como deseamos.

La LOMCE, una ley segregadora, elitista y nada educativa, tiene que dar paso YA a otra propuesta legislativa, a una ley orgánica, que vertebre un sistema público educativo, laico, participativo, democrático, plural, compensador y de calidad. Es urgente una ley educativa que forme bien a toda la ciudadanía de este país, fomentando la capacidad crítica para construir una sociedad más justa, más solidaria y que proteja el bienestar de todas y todos. La LOMCE sí es posible derogarla en su totalidad, y si el PSOE no se atreve ya hay otros grupos parlamentarios como Unidos Podemos que están dispuestos a presentar en las próximas semanas una propuesta legislativa que acabe, de una vez por todas, con la contrarreforma educativa del Partido Popular.

No es suficiente que la religión no sea computable a efectos académicos y que no tenga alternativa, que sea de oferta obligatoria para los centros y voluntaria en la adscripción del alumnado. No nos sirve este pobre avance. Creemos que se debe garantizar el derecho de nuestro alumnado a una educación que respete la libertad de conciencia y eduque sin dogmas. Para ello son necesarias medidas concretas para que cualquier religión quede fuera del currículo escolar y los actos y la simbología religiosa fuera de los espacios públicos educativos. Por lo que el PSOE, con Sánchez, Borrell y Celaá a la cabeza, de forma urgente debe realizar la denuncia y eliminación del antidemocrático Concordato con la Santa Sede (Vaticano), un acuerdo internacional (1979) que estigmatiza nuestra educación, incompatible, de todas todas, con un Estado aconfesional. ¡La educación en las escuelas y la religión en las iglesias!

Es imprescindible un aumento significativo de la inversión pública educativa y revertir los malditos recortes de los gobiernos del PP. El PSOE tiene un reto importante para los PGE de 2019, en los que debe aumentar bastante la dotación de la partida presupuestaria de Educación para recuperar la Educación Compensatoria, mejorar la formación del profesorado, impulsar fondos de cooperación interterritorial para construir nuevos centros educativos públicos y para empezar a tener una buena red pública de Educación Infantil (0-3 años) ¿Se atreverá el gobierno del PSOE de España a aumentar la financiación educativa para estos y otros asuntos de urgencia? ¿O tal vez ocurrirá como en Andalucía, donde los acólitos de Susana Díaz se "olvidaron" de apoyar una inversión mínima del 5% del PIB para la Educación Pública en esta importante región?

La nueva ministra socialista de Educación ha levantado muchas expectativas para superar la etapa oscura del PP. Es hora de empezar a dar pasos para tener un sistema educativo público de calidad, que sea puntero en nuestro entorno, en vez de estar a la cabeza europea en fracaso escolar, precariedad laboral y corrupción.

Celaá ha mejorado en talante, tono y buenas palabras. Pero no es suficiente. ¡Seguimos expectantes!

Como bien dice el refranero popular: “Obras son amores y no buenas razones”.




1 comentario:

  1. Gracias por el artículo y la lucha. Una reforma es necesaria porque la escuela es la base de la educación de los ciudadanos. Libre, laica, pública y de calidad. Necesitamos una ciudadanía libre, crítica y bien formada. Un abrazo

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