En mayo del año pasado la
Casa Vieja nos invitó a presentar el documental Cuando
las gotas hacen lluvia,
y allí tuvimos la suerte de conocerlos. Vanessa es (literalmente)
“del color de la tierra”, como dirían los zapatistas. De
cualquier tierra: norte, sur, selva, desierto, cultivo o estepa. No
es fácil suponer su origen por su aspecto, como si de una metáfora
ambulante de la humanidad se tratara. Se presenta con una sonrisa,
siempre. Además, es licenciada en Filosofía, aunque es mucho más
filósofa de caminos que de mecedoras. Raúl es, a su vez, “del
color de la tierra manchega”, es decir, de Albacete de toda la
vida. Diáfano como nuestro paisaje, luminoso, transitable, cordial y
(valga el tópico) con ciertos brotes quijotescos que explican una
parte importante de su biografía. Además, es licenciado en
Antropología, y la verdad es que nos cuesta imaginárnoslo
licenciándose en otra cosa que no sean las ciencias que estudian la
diversidad y, a la vez, la unidad de los seres humanos.
A Vanessa y Raúl los podéis
encontrar colaborando, alegre y tenazmente, con todas las causas
justas. Podéis verlos en la Plataforma Albacete contra la
Corrupción, en la Plataforma No a la macrogranja en Pozuelo, en el
Cerro Libertad de Jaén junto a la gente del SAT, en la Marea Verde…
Fue precisamente en el ámbito de la defensa de la educación pública
donde se estrenaron como realizadores con Las
trincheras de la pública,
un excelente
trabajo coral que da voz a pensadores como Carlos Fernández Liria o
Marcos Roitman, a profesoras y profesores de distintos niveles
académicos y, sobre todo, a una vieja escuela disminuida y
desorientada pero que no pierde la esperanza. Se trata de una obra
interesantísima, llena de verdad y poesía, que no ha perdido ni un
ápice de actualidad. Pinchando en el título podéis verla. Ya
estáis tardando, en serio.
Pues bien, coincidiendo con
aquellos años de recortes salvajes del PP, y ante la evidencia de
que nuestro país apenas ofrecía otra cosa que bandejas y banderas a
jóvenes como ellos, nuestros dos amigos decidieron, así, como si
tal cosa, hacer el petate y marchar a Latinoamérica sin billete de
vuelta. Y por aquellos territorios hermosos e infinitos anduvieron
unos dos años, recorriendo desde Chile hasta el Caribe. Se
implicaron hasta los tuétanos en la causa mapuche, una de las más
olvidadas del mundo; dialogaron con líderes indígenas de Bolivia y
Perú; participaron del día a día de la revolución bolivariana; y
se presentaron en Cuba, tan ufanos ellos, para solicitar una
entrevista con el mismísimo Fidel Castro. Circunstancias de la vida
(y de la muerte), su estancia en la isla coincide con el
fallecimiento del Comandante, y allí estaban Vanessa y Raúl para
grabar y fotografiar el histórico momento. El caso es que a lo largo
de aquel tiempo caminaron mucho, vieron mucho, sufrieron mucho con
los que sufren, aprendieron mucho de los que nunca se rinden y, en
definitiva, vivieron mucho. Cuando volvieron de su largo periplo, ya
no eran sólo dos jóvenes idealistas: se habían convertido en
Vocesenlucha.
Y, desde luego, no regresaron
de vacío. Retornaron con el corazón florido y la mochila llena de
experiencias. Y de un valiosísimo material audiovisual, fotográfico
y literario que podéis (¡y debéis!) consultar en el enlace
anterior. De nuevo, ya estáis tardando. Hacednos caso. Porque en
pocos otros sitios encontraréis una aproximación más diversa,
profunda y respetuosa con la realidad latinoamericana. Una parte muy
importante de ese material reconstruye las huellas del Che Guevara en
sus diferentes ámbitos: la memoria de quienes lo conocieron, la
opinión de quienes lo han estudiado como personaje histórico, las
tradiciones orales que glosan su figura, los espacios que recorrió
(empezando por La Higuera, la aldea donde fue asesinado). La idea de
Vanessa y Raúl es montar un documental y difundirlo por donde se
pueda. Para lograrlo, han emprendido una campaña de crowdfunding.
Aquí tenéis el enlace:
http://www.goteo.org/project/tras-las-huellas-del-che
. De modo que, una vez más... ¡ya estáis tardando en colaborar!
Porque en este mundo “chambón y jodido”, como diría Galeano,
dominado por trumps y salvinis, necesitamos urgentísimamente
recuperar las huellas del Che y estar atentos a las voces que luchan.
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